Entrevista con Juan Muñoz, gerente bodegas Dimobe

 

«Vamos por el buen camino. Solo hay que continuar elaborando esos vinos de buena calidad en Málaga»

 

Juan Muñoz, ha recibido hace unas semanas el premio Capataz de Oro en el marco de la celebración del I Congreso internacional de Vinos Andaluces, celebrado en el Círculo de Bellas Artes. Estos premios suponen un reconocimiento al recorrido profesional de personas con una vinculación próxima al mundo del vino.

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La trayectoria de Juan Muñoz Anaya es el ejemplo más notable de hombre hecho a sí mismo. Sin una formación superior, pero con toda la experiencia a sus espaldas, tanto en el trabajo de campo como en bodega, a finales de los años 90 se hizo cargo con sus hermanos Antonio y María Luisa del negocio familiar, Bodegas Dimobe, que inició su abuelo en 1927 y continuó su padre en 1963 en plena Axarquía.


La inquietud y las ganas de afrontar nuevos retos le llevan, junto a Vicente Inat, a dar forma en el año 2015 a Viñedos Verticales, bodega de nuevo cuño donde tienen la oportunidad de experimentar nuevas elaboraciones con medios tradicionales y variedades locales, algunas de ellas cerca de la desaparición como la uva Romé. Juan Muñoz es además vocal del Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen Málaga, Sierras de Málaga y Pasas de Málaga.


¿Qué ha supuesto para usted este nuevo reconocimiento?
Ha sido algo grande. Por un lado, hay muchos que se lo merecen, sobre todo los viticultores, pero no tengo palabras para explicarlo. Lo único que hacemos es lo que hace todo el mundo en la Axarquía. No hago nada especial ni que sobresalga a lo que hace otro compañero del campo. Estamos sacando vinos nuevos y tengo la suerte de que hago lo que me gusta y soy afortunado porque también le gusta al público el resultado final.


Cuándo comenzó en el mundo del vino, ¿pensaba que llegaría tan lejos?
Yo no comencé nunca en el mundo del vino (risas). Yo nací en la bodega. Me casé en la bodega y vivo en la bodega. El vino, la bodega y el campo han estado en mi vida desde siempre. Es algo ligado a mi familia. Nunca pensé que nos iban a premiar de esta forma ni que los vinos nuestros iban a gustar tanto a la gente.


¿En qué punto sitúa a los vinos de Málaga en relación a otras denominaciones de origen de España?
Desde el punto de vista de la calidad estamos por encima, al máximo de calidad. Todas las bodegas pelean por dar la máxima calidad y estamos en una zona donde ello es relativamente fácil porque Málaga es una tierra muy diversa. En la Axarquía es donde mejor se da la Moscatel de Alejandría. Y lo digo en mayúsculas. Desde el punto de vista de ventas, es una ridiculez lo que vendemos en Málaga si lo comparamos con otros vinos. Hay quien echa la culpa al sector de la hostelería de que no se conozcan más los vinos de Málaga… No es cierto. Es una mala costumbre que tenemos algunos de no pensar las cosas y buscar algún culpable. Echar la culpa a la hostelería sería lo último que haríamos. Al principio cuando comenzamos, en 2002, casi nadie tenía vinos de Málaga en su restaurante, pero eso ha cambiado. Ahora los bodegueros están colaborando mucho más con la hostelería en comunicar la bonanza de nuestros vinos y así crear la demanda en los consumidores.


Esta cultura del vino de los últimos años, ¿ha llegado para quedarse o es sólo una moda pasajera?
Ni mucho menos es una moda. Esto va a más. Málaga es la ciudad que más crece de Europa y el turismo también se incrementa y ese visitante demanda productos locales. Esto no ha hecho más que empezar. Nos espera un futuro prometedor. Dentro de diez años esto va a ser tremendo porque ya hay hasta vinos tintos en la Axarquía, algo que antes parecía imposible.


¿Cuál su máxima aspiración en el ámbito vitivinícola?
No quiero conseguir nada. Tengo mucha suerte: tengo muchos amigos dentro del mundo del vino, vivo haciendo lo que me gusta. Soy un afortunado porque, ¿hay alguna alegría mayor que hacer lo que te gusta y que ello te dé de comer? Además, mis hijos y sobrinos también se están implicando y les gusta este sector. No puedo aspirar a otra cosa. Tenemos todo lo que necesitamos para ser felices. Y encima nos premian por hacer lo mismo que los que tenemos alrededor. Es una suerte.


¿Cuál es el secreto de un buen vino? ¿Cómo se consigue?
Es muy fácil de elaborar. Lo primero es no llevar la contraria a la naturaleza. No hay que pensar en imitar nada y sí en producir un vino con la uva que mejor dé la viña que tenemos. La tierra es la que manda.


Usted se ha convertido en un referente en la elaboración de los vinos tradicionales de Málaga, ¿hasta qué punto es importante apostar por variedades de uva autóctona de poca producción?
Es fundamental. Es una uva que se adapta al terreno perfectamente porque lleva siglos aquí y sería absurdo no apostar por esos cultivos autóctonos. Hay que sacarles provecho. Cada vez tenemos que defender lo nuestro de nuestra zona


¿Cuál es la hoja de ruta que debería seguir el sector vitivinícola en Málaga para seguir escalando puestos?
Vamos por buen camino. Sólo hay que continuar elaborando esos vinos de buena calidad. El público cada vez tiene más interés en conocer lo que hacemos desde el sector. El efecto rebote es que la hostelería demanda cada vez más nuestros productos. El problema es que todos queremos que los acontecimientos vayan más rápido, pero todo va por buen camino. En los últimos 12 años todo ha cambiado de una forma tremenda, era algo impensable entonces.

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