Salares: el laberinto andalusí

El espíritu de Al-Ándalus se resiste a abandonar uno de los pueblos de la Axarquía con más encanto. Incluido por méritos propios dentro de la denominada Ruta del Mudéjar, este pequeño pueblo guarda en su corazón un valioso patrimonio de origen medieval.  Para ello habrá que atravesar previamente un sinuoso laberinto de fachadas encaladas, gracias al empeño que ponen sus vecinos.

Ahí reside uno de los secretos de esta villa situada en las laderas de la abrupta Sierra Tejeda. La angostura de sus calles y la blancura de sus casas sugieren un recorrido casi mágico, que transporta al viajero hasta una época pasada.

En el centro de esta localidad, que ni siquiera alcanza los 200 habitantes, aguarda una de las joyas arquitectónicas de Al-Ándalus en la provincia de Málaga, el alminar de la iglesia de Santa Ana, construido entre los siglos XIII y XIV. Quien visite por primera vez Salares tendrá la sensación de encontrar una pequeña Giralda en este pueblo blanco. Hoy este vestigio musulmán, declarado como Monumento Nacional desde 1979, hace las veces de torre campanario de la citada parroquia, que, a su vez, fue erigida sobre la misma mezquita a la que pertenecía el minarete.

Prueba de ello es la existencia en uno de los laterales de la iglesia de Santa Ana, de un patio en el que se puede ver el solar que ocupó en su día del templo árabe sobre el que fue construida. Allí se conserva incluso restos de esa mezquita. La parroquia fue erigida durante el siglo XVI, lo que le da un importante valor histórico y artístico. No en vano, a pesar de las distintas reformas acometidas durante sus casi cinco centurias de vida, en 1991 aparecieron pinturas originales del siglo XVI, que habían sido ocultadas por una gruesa capa de cal.

Pero, además de este importante conjunto monumental, donde se fusionan las culturas cristiana y árabe, en Salares hay que buscar otros vestigios históricos interesantes. No muy lejos del alminar, se pasa junto a la que se conoce como Casa (del) Torreón, de la que no se sabe su fecha de construcción, aunque por su fisionomía actual se presupone que se construyó también durante el antiguo Al-Ándalus. El edificio, que es de propiedad privada, se encuentra en muy buen estado de conservación a pesar de su posible origen andalusí.

Cerca  del alminar, se encuentra el denominado como el Puente Romano, llamado así por la creencia de que fue construido en esa época. Pese a ello, por su fisionomía, todo parece indicar que se trata de una infraestructura de origen medieval. Concretamente, está situado sobre el cauce del río Salares, que comunica al pueblo con la sierra. De hecho, desde allí comienzan varias rutas de senderismo que recorren esta parte del parque natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama (entre ellas, una de las etapas de la GR-242 y de la Gran Senda de Málaga). Es un puente de piedra de un solo arco que se conserva en muy buen estado.

Pero, además de patrimonio histórico, Salares puede presumir de tener un singular entorno ecológico gracias a la inclusión de parte de su territorio en el citado parque natural. Se trata de un paisaje especialmente abrupto, ya que el territorio salareño tiene su máxima cota por encima de los 1650 metros de altitud en Sierra Tejeda, mientras que la más baja está por debajo de los 500 metros (en el límite con el término municipal de Arenas). Si se tiene en cuenta que entre ambos puntos hay apenas siete kilómetros de distancia, se entenderá que Salares cuente con una fisionomía montañosa eminentemente.

Salares también es conocido por sus tradiciones. Una de las últimas en implantarse es la celebración de una fiesta temática que rescata el espíritu de las Tres Culturas del antiguo Al-Ándalus. Cada año, a mediados de septiembre, se celebra esta cita con la historia, donde la gastronomía, la música y el ocio se convierten en los grandes atractivos. Conocido como el Festival Árabe Andalusí, este evento de Salares se celebrará entre los días 14 y 16 de septiembre, alcanzando así su décimo octava edición.

La belleza de este pueblo blanco de la Axarquía se puede apreciar en muchos rincones.

Durante tres días, tanto pequeños como mayores disfrutarán del ambiente tan especial que se genera con las actividades que se realizan. Entre ellas, no faltarán actuaciones musicales, danza del vientre, exhibiciones de cetrería, degustaciones gastronómicas y visitas guiadas por el valioso patrimonio histórico del pueblo. Gracias a ese denso e interesante programa, el Festival Árabe Andalusí se ha consolidado como uno de los acontecimientos de la recta final del verano en la comarca de la Axarquía.

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Ricardo Pastor
Técnico Audiovisual. Abulense afincado en Málaga, quedó prendado de los paisajes, la gastronomía y el buen vino de esta tierra. Aficionado a la fotografía, la ornitología y la botánica, con un grupo de amigos malagueños ha ido conociendo muchos de los sorprendentes rincones que alberga la provincia de Málaga. Y lo seguirá haciendo.