El otoño es una época idónea para conocer la provincia de Málaga. Sus suaves temperaturas se convierten en excelentes compañeras de viaje para adentrarse en destinos de interior y de costa que se ven de una forma diferente gracias al cambio de estación. Patrimonio histórico, paisajes y gastronomía son algunas de las excusas que nos pueden conducir tras el verano a localidades como Yunquera, Casares o Ardales.
1.Pujerra. Este pueblo, al igual que otros de su entorno, como Igualeja y Parauta, está rodeado por uno de los castañares más importantes del sur de Europa. En otoño, este árbol sufre una bonita mutación. En tres meses, los erizos que contienen las castañas se van abriendo y el verde las hojas se van volviendo del color marrón. Éste será el momento previo a la inexorable caída de las hojas, que da lugar a una de las estampas otoñales más conocidas del interior de Málaga (‘El Bosque de Cobre’). Además de este aliciente, Pujerra es un agradable pueblo serrano, que es idóneo para desconectar y disfrutar del senderismo, gracias a que está situado en plena montaña y muy cerca del cauce del río Genal. Además, en los últimos días de octubre, suele celebrar la Fiesta de la Castaña.
2. Yunquera. En la Sierra de las Nieves aguarda este pueblo de montaña, que está muy próximo a uno de los pinsapares más importantes de la provincia de Málaga. Además de las rutas de senderismo que pasan junto a estos bosques, en esta época del año no hay que olvidar que Yunquera también tiene castaños. Aunque no son tan abundantes como en el Valle del Genal, sí son suficientes para justificar que cada año se celebre la Fiesta del Mosto y la Castaña, que gira en torno a estos dos productos de temporadas (entiéndase mosto como vino del terreno). En octubre también se celebran allí las fiestas de la Virgen del Rosario, otro aliciente más para quienes quieran disfrutar de tradiciones religiosas en el interior de la provincia de Málaga.
3. Casares. En la Costa del Sol Occidental, Casares atesora cultura, historia y naturaleza en un único destino. Una vez que su pequeña franja litoral pasa a un segundo plano, en otoño brillan con luz propia enclaves de gran valor ecológico como el paraje natural de Sierra Crestellina, la sierra de la Utrera -considerado como el conjunto kárstico más meridional de Europa- o el Monte del Duque, uno de los bosques mejor conservados de esta zona de la provincia de Málaga. A todo ello hay que unir el rico patrimonio histórico del pueblo que vino nacer a Blas Infante, el padre de la patria andaluza. Además de su casa natal o del centro cultural que lleva su nombre, sobresalen muy especialmente la antigua fortaleza árabe, la Fuente de Carlos III o los Baños de la Utrera. En lo que se refiere a gastronomía, en una visita al pueblo no hay que eludir ni el pan casero ni los famosos quesos de cabra payoya Sierra Crestellina, todo un lujo para el paladar (incluso para los queseros más exigentes).
4. Archidona. Ésta es una de las ciudades monumentales de las que puede presumir el interior de la provincia de Málaga. Esta villa, considerada como la capital de la Sierra Norte de Málaga, invita a bonitos paseos otoñales tanto por su casco urbano como por su antigua fortaleza. En el primero de esos lugares, no se puede eludir ni su plaza Ochavada ni sus principales edificios religiosos y civiles. En el castillo, situado en el cerro de la Virgen de Gracia, se puede hacer un sugerente recorrido con historia, que incluye la fortaleza que dio origen a la famosa leyenda de la Peña de los Enamorados o una ermita que en su interior cuenta con algunos restos de una mezquita. En lo que se refiere a gastronomía, allí se elaboran productos de gran calidad, como sus célebres molletes, queso de cabra malagueña o aceite de oliva virgen extra de la variedad hojiblanca.
5. Fuengirola. En el ecuador de la Costa del Sol Occidental, esta ciudad malagueña se ofrece como un destino idóneo para cualquier época del año. Eso sí, las temperaturas suaves del otoño le vienen muy bien al viajero para disfrutar de muchos de sus atractivos, como su propio paseo marítimo, su puerto deportivo o su castillo de Sohail. Pero, Fuengirola, además tiene otros recursos turísticos idóneos para disfrutar en esta época del año, como su Parque Fluvial. Tampoco hay que olvidar que en la primera mitad del otoño se celebran allí sus principales fiestas, la Feria de la Virgen del Rosario, que son una de las citas más populares del otoño andaluz.
6. Nerja. Esta localidad del litoral axárquico es conocida sobre todo por su oferta estival, pero no hay que desdeñar su encanto en otoño. En la primera mitad de esta estación, todavía se puede disfrutar de sus atractivos Acantilados de Maro y de la playa de Burriana. Otros atractivos para disfrutar en otoño son los paseos a pie por sus zonas peatonales, -sobre todo en en el entorno del Balcón de Europa-, la Cueva de Nerja, las rutas de senderismo de Sierra de Almijara o la aldea de Maro. Precisamente, en esta famosa población se celebra en los últimos días de octubre Maroween, un evento en el que se unen la tradición anglosajona de Halloween con la Fiesta de la Castaña y del Boniato. Además de algún susto, el visitante podrá disfrutar ahí de batatas y castañas asadas.
7.Ardales. La oferta turística de este pueblo del Valle del Guadalteba es de la más completas del interior de la provincia de Málaga. Y en otoño se disfruta más. El Caminito del Rey, el Desfiladero de los Gaitanes, la Cueva de Ardales, las ruinas de Bobastro, los embalses y sus miradores, el castillo de la Peña, la fortaleza del Turón y el Puente de La Molina son algunos de los enclaves que se pueden visitar en una escapada de dos o tres días en el municipio. En esa visita, no se podrá eludir el tapeo en la plaza principal o la adquisición de sus célebres galletas de almendra (El Casillero) o de sus embutidos (Carnicería Estrella). En otoño también se podrán probar sus primeros aceites. Entre ellos el hojiblanca de cosecha temprana, Caminito del Rey (Aceites Ardales).