Uno de los temas que más preocupan a los padres es la relación de sus retoños con la cocina. La hora del almuerzo o de la cena se convierte en el momento más temido del día en no pocos hogares españoles… ¿Cómo se llega a esta situación? ¿En qué momento una persona en crecimiento parece grabarse a fuego el ‘NO’ en la cabeza cuando se le pone un plato por delante? El quid de la cuestión parece estar en la más tierna infancia, en la forma en la que “los progenitores se van enfrentando a la alimentación del niño”. Carmen Berzosa, responsable del centro de Psicología Infantil Tu Supernanny, explica que ya desde bebés hay que ir introduciendo los productos de manera gradual. ¿Cómo hacerlo? “Pues el primer día se le deja que vea, toque y huele lo que le hemos preparado. Si responde con negativas, no pasa nada. No hay que insistir. Se le da alternativa y nos mostramos enfado”. Es decir, “nada de castigos ni obligar a nada si no queremos que desde ya le coja manía al momento de comer”, apunta Berzosa.
Seguro que más de uno se verá reconocido en esa actitud de enfado cuando nuestro hijo hace ese movimiento de cabeza tan característico. “Es normal caer en estos errores, la verdad, pues la educación para la comida debe empezar por los propios padres, que han de tener paciencia y conocer estrategias para que ese peque sea lo que llamamos un ‘buen comedor’”, continúa Tu Supernanny.
Talleres para niños
No es tarea sencilla, de eso no cabe duda, y cada caso es un mundo, pero jamás hay que olvidar que los infantes son pequeños grandes imitadores de los mayores. Rosario Sanchez, de Cooking Malaga, especialistas en realizar talleres de cocina para niños y adultos, lleva varios años ejerciendo de ‘profe’ de alimentación para padres, madres e hijos. Estas actividades tienen entre sus objetivos el que los peques de la casa disfruten con la cocina, tanto en la elaboración de los alimentos como en la degustación de los mismos. “Lo fundamental en la educación en alimentación de los infantes es que los padres sepan del tema. Es imposible que una persona que no tiene una buena relación con la gastronomía pueda transmitir hábitos alimentarios saludables”, señala.
Cooking Málaga, que ha participado en actividades lúdico-educativas en colegios de la provincia –“desayunos saludables” en las escuelas–, dice que al final hay que transmitir a esos locos bajitos que la hora del almuerzo es como una celebración. “Hay que recurrir mucho al juego, a crear un ambiente agradable y que sea un punto de encuentro de toda la familia”. Es decir, importan tanto las maneras que ya comentaba Carmen Berzosa, como el escenario al que hace alusión Rosario.
‘Foodies’ con pañales
La conversación que hemos mantenido en AGRO Magazine con Tu Supernanny y Cooking Málaga nos ha dejado consejos de lo más suculentos que queremos compartir con nuestros lectores. Si quieres que tu hijo aprecie las maravillas de la gastronomía y descubra el placer de los sabores y aromas de la cocina, toma muy buena nota de estas ocho pautas:
Ante el primer rechazo al plato, evita enfadarte. Propón una alternativa al peque e inténtalo al día siguiente.
Jamás obligar a comer. Solo conseguiremos que los niños generen ya cierto rechazo a los alimentos.
Enseñarles qué comida le has preparado, desde el producto en crudo hasta que se tritura o procesa de una forma determinada. Pueden tocarlo, olerlo, verlo… Así ganarás su confianza.
No abusar de los purés y triturados. En cuanto pueda ir masticando un poco, evitar el batir en exceso los platos para que vayan familiarizándose con otras texturas.
Evitar llenar el plato en exceso. ¿Quién no recuerda haberse agobiado alguna vez cuando se le ponía por delante un cuenco enorme de lentejas? Mejor pequeño, menores cantidades que después siempre se podrá ir aumentando la ración.
Jugar con los difentes alimentos (con harina, azúcar, sal, etc.) y a la hora de sentarse a la mesa recordarle que tal ingrediente fue con el que creasteis, por ejemplo, la plastilina (haciendo alusión a la actividad que compartiste con él).
No introducir “elementos distractores” como televisión, tablets o videojuegos cuando empiezan a comer. Cuando estén sentados a la mesa deben centrar su atención en el hecho mismo de alimentarse y disfrutar de lo que se ha elaborado para ellos.
Desayuno, almuerzo y cena deben ser momentos para celebrar, recuerdos gratos para los niños. Se les puede animar a que nos ayuden a cocinar o a decorar los platos. Después, todos sentados y charlando papás y mamás con sus retoños.