Estamos en plena temporada de uno de los productos estrella de la huerta malagueña y, más concretamente, de Coín, en el Valle del Guadalhorce. Se trata del tomate huevo de toro, esa variedad que tanto nos gusta por su excelente calidad. Un producto muy frágil y muy valorado por su textura cremosa y suave que en boca destaca por el perfecto equilibrio de su acidez y por su dulzor.
Una jornada muy especial es la del 15 de agosto de cada año durante la feria de Coín cuando, junto al tradicional concurso hortofrutícola en el parque San Agustín, se celebra el famoso concurso-subasta del mejor lote de tomates huevo de toro. Se han llegado a pagar cantidades del orden de 2.700€ euros por un lote el pasado año y son muchos los asistentes que no quieren perderse este evento, que cada año cuenta con más asistentes y agricultores participantes.
Es el Grupo de Desarrollo Rural (GDR) Valle del Guadalhorce el que organiza esta jornada en la que los agricultores presentan los mejores ejemplares de su producción de este espectacular tomate, cultivado al aire libre en fincas de la comarca. Pero antes, desde finales de junio ya comienzan las actividades de promoción del tomate huevo de toro y de la propia subasta que se celebra el 15 de agosto, según nos cuenta Belén Corraliza, técnica del GDR. “Nos reunimos con personas vinculadas al mundo de la restauración y con los propios agricultores y hacemos una ruta de la tapa con el tomate huevo de toro. Así, establecemos contactos con agentes especializados y les proponemos formar parte del jurado el día 15”.
La jornada en cuestión comienza siempre con la llegada de los agricultores a las instalaciones del parque San Agustín, donde se inscribe cada uno junto al producto con el que se presenta al concurso. Los requisitos, según Belén, “es que tiene que ser tomate de la variedad huevo de toro y cultivado al aire libre en el Valle del Guadalhorce. Una vez cerradas las inscripciones comienza la cata”. El jurado está compuesto por personas “de bastante renombre en la gastronomía en la provincia, y los más entendidos, antes de comenzar, dan al resto una charla sobre notas de cata que deben tener en cuenta a la hora de valorar cada tomate presentando al concurso”, explica Belén, quien agrega que “para que puedan observarse bien los detalles, se cortan los tomates en rodajas y se muestran al jurado por dentro pero también enteros, de forma que puedan ver su morfología y también probarlo. El tomate con mayor puntuación es el ganador”. Primero hay una prueba visual, luego la olfativa y, finalmente, la cata gustativa.
Según Belén Corraliza, “después del concurso, se celebra la tradicional subasta. Para ello, se exponen las cajas en el escenario para que puedan verse bien y comienza la puja. Se da la circunstancia de que esta subasta también tiene un fin benéfico. El 50 por ciento de lo recaudado en la puja se destina a un colectivo o asociación sin ánimo de lucro como la Asociación de Familiares de Alzheimer de Coín o Cáritas, entre otras.