“Los vinos de Granada irán a mejor, porque hay un gran trabajo detrás de ellos”
Con 14 años empezó detrás de la barra de la asociación de vecinos de El Realejo, allí se dio cuenta que tras la barra se sentía cómoda. Fuensanta se describe a si misma como una persona muy tímida y dice que la barra le ha ayudado a superar esa timidez, o al menos, a sentirse menos expuesta al resto. En el año 82 empezó a trabajar en el pub Ensavira y después se incorporó al equipo de El duende azul, donde fue la 2ª mujer trabajando detrás de la barra de un pub en Granada, por aquella época las mujeres solo trabajaban en barra americana “lo que eran los puticlubs”. Tras mas de 9 años dedicada a la hostelería decidió parar y pensar si quería dedicarse a eso o a otra cosa, pero cuando las cosas están de ser, son. En octubre de 1991 su hermana Ángeles le habló de un local para montar una taberna, lo vio y sintió que era su sitio, tal fue así que el 4 de noviembre de 1992 firmó el contrato y el 14 de marzo de 1992 inauguró La Bodeguilla de Al Lado, la que desde entonces es su casa y la de muchos amantes del vino.
Ese 14 de marzo de 1992 empezó su historia de amor con el vino. Comenzó un camino nuevo en un mundo de hombres. “Aún hoy en día no entiendo como han pasado 27 años desde entonces”. Nos cuenta que el secreto de su éxito es muy básico “sentido común y amor propio para hacer las cosas, así siempre salen” y debe de tener razón porque 27 años son muchos años y más siendo un referente del vino en Granada. Fuensanta es una mujer que sin darse cuenta ha influido en la vida de muchas personas, pero sobre todo ha sido, y sigue siendo, un referente para muchas mujeres en el mundo de la hostelería. Fue la primera mujer granadina en obtener el título de sumiller, algo complicado en aquella época en la que ya regentaba su taberna La Bodeguilla de Al Lado.
¿Cuándo y por qué descubrió el mundo del vino?
El vino estaba en mi vida desde pequeña, en casa, en reuniones familiares… y que decir del mundo de la hostelería, era un pilar fundamental. Cuando quise dejar el mundo de la noche entendí que el mundo del vino era mi única opción para trabajar en algo que me gustaba y sentirme bien. Ahí empezó mi andanza en este mundo en el que siempre he sido autodidacta.
¿Qué supone para usted ser la primera mujer sumiller?
La verdad es que en ese momento no fui consciente, solo fui consciente de todo lo que había aprendido. Me dieron el título y lo guarde con el resto de los cursos que había hecho, a los meses de tenerlo se paso por la taberna Javier Castro Cobo, presidente de la Asociación de Sumilleres de Andalucía, y me regañó por no tener mi título a la vista, así que le hice caso, lo enmarque y lo puse a la vista.
¿Existe desigualdad en este ámbito de la hostelería o es que realmente hay pocas mujeres que quieran llegar a ser sumiller?
Hay muchas menos que hombres aún. Los porcentajes están desnivelados. Sigue sucediendo que una mujer sumiller es una empleada, pero no es suyo el negocio. Es la desigualdad que más llama la atención en el sector actualmente. Igual pasa con las enólogas: la mayoría no tienen bodegas y trabajan para bodegueros. Y se nota cuando un vino lo ha hecho una mujer, en igualdad de condiciones los vinos de mujeres tienen otro carácter.
¿Cree que ha ayudado su posición en el mundo del vino a otras mujeres?
Creo que sí. No porque lo vea, sino porque me lo comunican. No voy buscando qué se dice o no sobre mí. No me preocupa eso ni para bien ni para mal pero sí vie-nen y me lo cuentan. Y yo me deshago ante esa admiración y muestras de cariño. Me emociona siempre.
¿En qué punto cree que se encuentran los vinos de Granada?
Pasa como con todas las zonas vinícolas. Hay buenos y malos vinos. En Granada hay unas tierras que poseen unas condiciones de suelo, altitud y clima brutales por lo que se puede hacer muy buen vino. En cuanto a la relación calidad/precio, es buena. Son producciones pequeñas y no se pueden vender de otra manera.
¿Cuál sería, a su juicio, el camino que deberían seguir?
Simplemente trabajar buscando calidad y no cantidad. Creo que los vinos de Granada cada vez irán mejor ya que hay buen trabajo detrás de ellos.
¿Está implicado el sector de la restauración a la hora de incluir en sus cartas vinos de Granada?
Sí, desde la Asociación de Sumilleres de Granada se trabaja mucho para apoyar y formar a los profesionales. La asociación está ayudando mucho en recomendar los vinos; se forma a gente que tiene que seguir trabajando, están las puertas abier-tas para tener camaradería, apoyo y unión dentro del sector.
¿Qué ofrece exactamente en La Bodeguilla de Al Lado y en Petra? ¿Y cuántas referencias de vinos tiene?
La Bodeguilla es la casa madre. Por aquí ha pasado mucha gente. Se ofrecen vinos y tapas frías de calidad. Es comida casera y delicatessen. Empecé con unas 80 referencias de vino, algo impensable para aquella época, hoy en día hay mas de 600, puedes encontrar vinos de cualquier parte, uva, IGP, DO… tenemos vinos para todos los gustos. Petra ha nacido y se ha creado en la barra de La Bodeguilla interactuando con todo el mundo, intercambiando visiones, opiniones, gustos… Petra es un complemento para cerrar un círculo, para poder conocer el vino, el disfrute, el placer y conocimiento de la mesa. En Petra se hacen cursos, catas, pequeños conciertos acústicos… es un lugar para vivir, beber y disfrutar.
¿Piden los clientes vinos de Granada?
Cada vez vienen más que me los piden. Solicitan vino local cuando vienen de fuera.
¿Cuáles son los más demandados en su barra?
Tengo dos secciones. Soy la que más vino natural ofrece en Andalucía desde hace años. Lo pide alrededor del 50% de los clientes. Y si no me piden uno concreto, yo lo ofrezco. La otra mitad de clientes piden simplemente “un buen vino”. Mi obsesión es que se descubran los vinos naturales y eliminar muchos de los bulos que circulan sobre ellos. Por eso hay que ofrecer vinos amables y fáciles de beber. Los vinos naturales que yo he hecho desde Petra están encantando precisamente por eso. A los vinos generosos también le estamos dando fuerte ahora porque está habiendo una auténtica revolución. Si el vino tranquilo es un mundo im-presionante, el mundo de los generosos es increíble. Hay zonas únicas donde se hacen estos vinos generosos: Jerez, en Cádiz, y Montilla-Moriles, en Córdoba.
¿Cree que la gente sabe apreciar un buen vino de calidad? ¿Tenemos hoy días más conocimientos?
Claro que si. Lo bueno nos gusta a todos, es algo innato. Respecto al conocimiento sobre el vino, el publico cada vez sabe mas porque cada vez se tiene mejor acceso al buen vino. Desde los 60 a los 90 el buen vino se volvió un produc-to elitista, pero hoy en día podemos disfrutar todos de buen vino, es una de mis funciones, que la gente no tenga miedo al buen vino, no podemos olvidar que somos un país de vino. Por último, un consejo: díganos un vino para acompañar un aperitivo ahora en verano; para acompañar una buena carne y para un buen pescado. Para el aperitivo recomiendo un vino espumoso, blanco o rosado. Aunque el aperitivo nos permite beber lo que mas nos apetezca. No digo marcas pero me gustan los espumosos secos. Para una carne, dependiendo de la carne, un rosado intenso puede ir bien, por ejemplo, para una carne blanca. Por último, para un pescado, un buen amontillado es maravilloso. También una manzanilla en rama o incluso un tinto joven fresco, me encanta maridar con vinos de Jeréz, creo que cada vez se utilizan mas en mesa y la verdad es que son un espectáculo.