El maracuyá de Motril

“La maracuyá” es la planta y el fruto es “el maracuyá”, de ahí muchas veces la confusión al hablar de esta fruta. La flor es hermafrodita; tiene momentos en los que es hembra y otros en los que es macho.

La maracuyá es una plata trepadora, propia de Sudamérica y Centroamérica. Se considera nativa del sur de Brasil, Paraguay y del norte de Argentina. Pertenece al género Passiflora y su fruto comestible, de color amarillo o púrpura, es el maracuyá. En la provincia de Granada, hay maracuyá “de toda la vida”, según nos explica Eva María Canto Ramírez, propietaria de Finca del Edén, productora de subtropicales en Motril, en la Costa Tropical.

“Lo que ocurre es que siempre ha existido como planta ornamental, ya que es preciosa. Es una enredadera de fl ores muy llamativas. Nosotros hemos sido de los pioneros produciendo el fruto y llevamos sólo 2 años”.

Las condiciones climatológicas de la Costa Tropical favorecen el crecimiento de la maracuyá, que precisa de cierta humedad y de 320 días de sol al año y una temperatura media en torno a los 20º de la que también disfrutan los habitantes de esta zona. La altura de las montañas de Sierra Nevada protege a esta zona del litoral de los vientos fríos del norte en pleno invierno favoreciendo el crecimiento, no sólo de maracuyás, sino también de otros cultivos subtropicales. La fruta de esta planta es una baya oval o redonda, de entre 4 y 10 cm de diámetro, fibrosa y jugosa, recubierta de una cáscara gruesa de color púrpura y no comestible. La pulpa contiene numerosas semillas pequeñas. El color presenta grandes diferencias entre variedades; la más frecuente en los países de origen es amarilla o naranja.

Eva cuenta que tienen aún poca superficie cultivada; apenas cuentan con 1.500 metros lineales (es una planta que crece a lo alto) y unas 250 plantas en total “y seguimos en experimentación. Hay pocos datos de la provincia al respecto ya que acaba de comenzar”, según apunta. El maracuyá también es conocido como “fruta de la pasión”, en alusión a la Pasión de Cristo, indica Eva, “porque los pistilos de la fl oración tienen los símbolos de la crucifixión de Cristo: los clavos, la cruz, los fi lamentos simbolizan la corona de espinas… aparte del color morado de la cáscara, que es el color de la Semana Santa”.

La planta puede durar unos 10 o 15 años. A los 3 años empieza a estar a pleno rendimiento, que es cuando está frondosa. En Finca El Edén recogen unos 1.500 kilos en cada floración y tienen 3 floraciones al año de una variedad híbrida y cuyo fruto suele pensar entre 80 y 120 gramos. “Es de color naranja por dentro y no es ácida, sino que está dulce. Por fuera es púrpura”, concreta Eva.

Para conservarlo en casa, el maracuyá debe madurar a temperatura ambiente y refrigerar en una bolsa de plástico. También podemos congelarlo extrayendo toda la pulpa. Posee además propiedades nutricionales y medicinales que mejoran notablemente la salud. Cuenta con una alta concentración de minerales como hierro, magnesio, fósforo, potasio y cobre y también contiene importantes cantidades de vitaminas A, C, B2, B3, B6 y ácido fólico

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