La costa granadina se consolida como destino para afi cionados a esta disciplina deportiva y sigue creciendo. El empuje y fomento de la zona más importante tuvo lugar hace tres años cuando se celebró en La Herradura el Campeonato de Europa de fotografía y vídeo submarino, dándole mucha visibilidad y reputación.La Bahía de la Herradura, con sus 12 km. de costa, tiene dos brazos: a levante La Punta de la Mona y a poniente Cerro Gordo. Enclaves idóneos para gozar de lo lindo ante estos impresionantes, a la vez que desconocidos, parajes naturales.
La particularidad, con respecto a otras áreas geográficas de nuestro país, es que en el Mar de Alborán, parte más occidental del Mar Mediterráno, existe un gran refugio marino. Característica que permite bucear en cualquier época del año sin ningún riesgo, aunque las condiciones meteorológicas sean muy malas. Así ha ocurrido desde la época fenicia cuando los barcos fondeaban en días de temporales por las excelentes condiciones con las que se encontraban. Especificar que esto es la Punta de la Mona, siendo Cerro Gordo un paraje algo más complejo en condiciones adversas, pero con la misma excelencia.Iñaki, patrón e instructor de Open Water, nos describe la zona de manera casi poética: “es indescriptible cuando la gente descubre la costa granadina desde esta perspectiva. El dibujo que describe la montaña al penetrar en el mar, es una sensación que mucha gente no conoce y debería vivirlo alguna vez en la vida”.
Los que comienzan en el mundo del buceo tienen que cumplir dos requisitos fundamentales: Tener 12 años o más, así como, realizar el tradicional bautizo de buceo. Este último consiste en dar un paseo a pocos metros de profundidad, no más de 4 o 5 metros, donde un instructor nos llevará para que simplemnte nos relajemos, experimentemos la ingravidez, observemos la vida marina y sintamos lo que es respirar bajo el agua con la botella o tanque que nos permite hacer el recorrido con normalidad. Datos muy curiosos como que los buceadores recrea-tivos con el título más alto no podrán bajar a más de 40 metros de profundidad pero que, donde mayor vida hay es en los primeros 20 metros.
A destacar la flora que nos encontraremos una vez bajemos a conocer qué se esconde en estos lugares. El llamativo coral naranja (astroides calicularis), autóctono del Mediterráneo con cientos de millones de años de antigüedad, que se encuentra en peligro de extinción por la contaminación. Muy difícil de encontrar pero es en Granada donde más y mejor se conserva por la renovación del agua. “Las corrientes generadas por la cercanía con el Océano Atlántico favorece la conservación de este coral tan especial que tapiza las paredes marinas”, tal y como nos explicaron desde Open Water. Otro de los corales que más llama la atención es el coral candelabro (dendrofi lia ramea), también se encuentra en peligro de extinción y con su más de metro y medio, color rojo anaranjado y los pólipos blancos que tiene, crea un espectáculo en el que todo el mundo queda impactado.
Pulpos, estrellas de mar de diferentes colores o las dos familias de delfi nes granadinos que pueden apreciarse con mayor facilidad a partir de septiembre, es parte de la fauna que podemos encontrar en estas paradisiacas aguas. Desde Open Water hacen mucho hincapié en la obliga-ción de realizar un buceo responsable, “el buceador solo debe dejar restos de burbujas. No tocar nada, ni molestar. Todo lo que nos encontramos es muy delicado y cualquier aletazo a un coral o a una roca puede impactar de manera muy negativa en el entorno”. Una vez explicado, a grandes rasgos, qué es y dónde practicar el buceo recreativo en Granada la siguiente pregunta sería… ¿nos enfundamos este otoño el traje de neopreno?