Laura Baena, fundadora del Club de Malasmadres: «Mi rincón preferido en Málaga es El Balneario»

De la frustración por no poder equilibrar su vida laboral con el cuidado de su primera hija nació el Club de Malasmadres. La malagueña Laura Baena se desahogaba lanzando tuits en los que, sin proponérselo, condensaba el sentir mayoritario de muchas mujeres que estaban descubriendo que la maternidad no era como les habían contado. 

Por entonces trabajaba como creativa publicitaria en Madrid, hasta que le resultó imposible ocuparse de la familia y el trabajo y decidió aparcar su carrera. Entonces creó el Club Malasmadres, una comunidad virtual a la que ya pertenecen más de un millón de madres que reivindican su identidad como mujeres y afrontan la maternidad con más sentido del humor que idealización. 

El año que viene el Club de Malasmadres cumplirá una década y puede apuntarse algunos logros de los que se siente orgullosa: “Se han roto tabúes y se ha puesto la conciliación en la agenda social y política. Además, se vislumbra un nuevo modelo de ejercer la maternidad”. Dice que no ha pensado en una fiesta especial de aniversario porque “celebramos cada año”. En cambio, ha planeado muchas otras actividades: la Carrera Yo No Renuncio por la conciliación en Málaga; la gira Malasmadres On tour, con parada en noviembre en Sevilla; la tercera gala solidaria Ellas Cuentan en octubre o las Jornadas Yo no renuncio.

Laura también es presidenta de la Asociación Yo No Renuncio, que trabaja para concienciar sobre la necesidad de una conciliación real. “De mi renuncia hice una misión propia para que ninguna mujer tuviera que renunciar a su carrera profesional como yo tuve que hacer”, afirma desde Málaga, su ciudad natal, a la que volvió después del confinamiento, con tres hijas, precisamente para conciliar mejor. 

El décimo aniversario Club de Malasmadres se presta a hacer balance. ¿Cuántas metas de las que se proponía al iniciar el proyecto ha alcanzado? 

La más importante ha sido crear una comunidad maravillosa, en la que nos sentimos acompañadas y menos solas. Así se gestiona mejor la culpa y conseguimos cada día romper el mito de la madre perfecta, recordarnos que no somos superwoman y que la conciliación no existe. Se sigue dulcificando, mitificando y mostrando una maternidad alejada de lo que vivimos de puertas para dentro. 

¿Cuál cree que es la mentira más dañina sobre la maternidad que ha llegado hasta su generación?

La mentira más grande jamás contada es el «si quieres, puedes», que llevado a la maternidad es más dolorosa aún, porque si ya nos ponen obstáculos a las mujeres para conseguir nuestros sueños profesionales, siendo madres es un imposible. Nos venden que podemos llegar a todo, ser la madre perfecta, la profesional incansable, que somos superwoman, que si nos organizamos PODEMOS. El sistema y el mercado laboral nos da la espalda, los cuidados no se ponen en el centro y no se reconoce socialmente nuestra labor. Mientras esto no cambie la solución será renunciar, emprender por necesidad o perder salud mental a cada paso. 

¿El sentimiento de ser malamadre se supera?

Por ahora no je je. Por un lado porque la adolescencia a la que vamos llegando es muy muy complicada. Y porque ahora este sentimiento nos hace sentir orgullosas, estar en comunidad, rebaja la culpa y nos permite vivir la maternidad con libertad, así que larga vida a las Malasmadres.

¿Se han unido al proyecto muchos malospadres?

Pocos. Son los menos. Hay padres corresponsables, por supuesto, pero el peso de los cuidados y la renuncia sigue cayendo en hombros de la mujer. Por eso hay que seguir luchando por medidas correctivas de esta desigualdad. Los hombres no están dispuestos a renunciar a sus privilegios y nosotras necesitamos compañeros que hagan equipo, que luchen por la igualdad y la conciliación.

Después del confinamiento cambió su residencia a su Málaga natal. ¿Ese regreso supuso un redescubrimiento de la ciudad? 

Totalmente. La Málaga que dejé con 21 años era otra. Cuando volvía lo hacía con una prioridad: la familia, así que no conocía mi Málaga actual, que es espectacular. Me siento embajadora de esta tierra, de sus calles y de su cultura. 

¿Cuáles son sus sitios favoritos de Málaga?

Mi rincón preferido es El Balneario, esa magia es difícil de igualar, pero me encanta perderme por las calles del centro de Málaga, tomarme un vinito en el Pimpi, ver la última en El Albéniz y el mar desde cualquier rincón. Subir a las terrazas del Soho para ver el puerto, correr por El Morlaco, caminar hacia la Virgen del Carmen en mi Rincón de la Victoria y pasear por Pedregalejo cualquier tarde de septiembre cuando anochece, para acabar tomándome un espeto de sardinas.

¿A qué restaurantes le gusta ir en familia? 

Para comer en familia hay algo fundamental, que haya espacio para que las niñas jueguen y corran y no sea agobiante en espacio. Por eso nos gusta El Balneario, los chiringuitos de Pedregalejo, como El Merlo, o del Rincón de la Victoria, como El Castillo. Lugares de siempre, con pescaíto bueno y el mar en frente. 

¿Y para malamadrear?

Para malamadrear o ir en pareja una noche de huida cualquier sitio es bueno, pero me encantan Palocortado, Verum, Batik, El Pimpi o La Sole, Uvedoble… 

Hablar de sus experiencias personales ha facilitado que otras mujeres se identifiquen con su causa. ¿Ha sentido alguna vez que esa exposición se le iba de las manos?

He controlado siempre mucho qué comparto y qué no. Aplico el consejo de mi amigo José Carlos Ruiz: preguntarme «para qué» comparto esto o lo otro. Para mí mi contenido tiene que ayudar a las Malasmadres. Marco claramente la línea roja de la privacidad, no me expongo a nivel personal y emocional si creo que puede hacerme daño o luego puedo arrepentirme.

Prestan ayuda directa a mujeres con el Teléfono Amarillo de la Conciliación y el Teléfono Yo Me Cuido. ¿Cómo funcionan?

Son servicios para todas las Malasmadres. Mientras conseguimos impactar en las estructuras para que el cambio social llegue tenemos que ayudar, esto es fundamental y el primer servicio tenía que ser asesorar legalmente sobre conciliación a las madres. El primer servicio legal gratuito que activamos, eltelefonoamarillodelaconciliación.com, ha ayudado a más de 10.000 mujeres. Entras en la web te registras y en 24 horas puedes usarlo. Es de las cosas que más orgullosa me hacen sentir. Estos servicios son posibles gracias a nuestras socias y a nuestras marcas Yo No Renuncio comprometidas como son Telefónica, Danone y Mustela. Por su lado, el servicio Yo Me Cuido nace en la pandemia al observar y estudiar el impacto tan fuerte que estaba teniendo la falta de conciliación en la salud de las madres. Este servicio psicológico ofrece atención ilimitada, 24 horas al día con el apoyo de un equipo de mujeres psicólogas maravilloso. Para acceder a él, entras en yomecuido.es.

Han elaborado once propuestas electorales para facilitar la conciliación de la vida familiar y laboral. ¿Cuál cree que sería la medida más urgente para avanzar hacia la conciliación?

No hay una medida única y ese es el principal y fundamental problema que sufrimos con la falta de compromiso político. Para mí y la Asociación ‘Yo No Renuncio’ la clave es apostar por un Pacto de Estado por la conciliación, que ponga las medidas mínimas necesarias. En el mercado laboral, regular mejor la flexibilidad, la adaptación de jornada, el teletrabajo, porque luego queda a voluntad de empresarios su aprobación y no puede ser. En el ámbito social, necesitamos redes formales del cuidado que apoyen a las familias en momentos tan complicados como las vacaciones escolares. Por supuesto, la ampliación de los permisos de maternidad o la remuneración de las ocho semanas de permiso parental. Trabajar en la corresponsabilidad, tanto en el hogar como a nivel educativo. Hay que ser más ambiciosas todavía, exigir presupuestos y avanzar en derechos. ■

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