El botiquín mejor equipado para cuidarnos de las enfermedades estacionales lo encontramos en la naturaleza. En otoño maduran frutas exóticas que funcionan como protectores naturales ante los temidos resfriados y la gripe, dos enfermedades causadas por virus que afectan a las vías respiratorias y que proliferan con la bajada paulatina de las temperaturas.
La combinación de vitaminas y minerales de la composición de estos ejemplares refuerza el sistema inmunológico. Tienen propiedades antiinflamatorias y están especialmente indicados para tratar dolencias digestivas. En su composición destaca la vitamina C, que contienen en grandes cantidades, lo que los convierte en potentes antioxidantes que ayudan a mantener fuerte el organismo para enfrentarse a posibles enfermedades.
Además, para compensar la reducción de las horas de luz solar, las frutas de temporada destacan por sus llamativos colores y tiene la propiedad de regular el sistema nervioso, provocando una sensación de bienestar y tranquilidad.
Lo más común es tomar en crudo estas frutas de sabor dulce y textura cremosa, pero también pueden licuarse para hacer zumos o batidos o se puede potenciar su dulzor elaborando mermeladas. Si se mezclan diferentes frutas obtendremos sabores sorprendentes.
■ Guayaba
Esta fruta de pequeño tamaño originaria de América Central y del Sur destaca por la cantidad de vitamina C que contiene, 273 mg por cada 100 gramos. Lla naranja aporta alrededor de 50 mg y el consumo diario recomendado es de 75 a 90 mg.
Dependiendo de la maduración del fruto y de la variedad su fina piel exterior puede ser de color amarillo o verde, mientras que el interior, tierno con muchas pequeñas semillas comestibles, puede ser blanco o de un llamativo color rosa.
Lo habitual es tomarla cruda, incluso con la piel. Tiene un sabor dulce y un poco ácido y es muy aromática. También se pueden aprovechar las hojas del guayabo, el árbol en el que crece, para hacer infusiones que protegen de infecciones por sus propiedades antifúngicas y antibacterianas. También puede ser de utilidad para paliar los síntomas del resfriado o la gripe por sus propiedades antitusivas y expectorantes.
■ Pitaya
La pitaya es el fruto de un cactus trepador que procede de Centroamérica. Se la conoce también como fruta del dragón y su aspecto resulta deslumbrante, con una piel cubierta de escamas que puede ser amarilla o de color rosa intenso. Estas últimas son menos dulces y menos aromáticas pero más ricas en vitamina C.
El interior puede ser blanco o rojo con minúsculas semillas negras por dentro. En esas semillas se concentran muchos de los beneficios de la pitaya para la salud. Uno de sus componentes es la captina, que ayuda a regular las arritmias, la hipertensión y el nerviosismo. Además, son muy ricas en ácidos grasos saludables y en fibra.
Para consumirla, lo más habitual es partirla en dos mitades y comer la pulpa con una cuchara, pero también se pueden preparar zumos o batidos. Es muy hidratante y baja en calorías y actúa eficientemente para aliviar dolencias estomacales como gastritis, úlceras o acidez.
■ Chirimoya
La producción mundial de chirimoya se concentra en Andalucía, aunque su origen hay que buscarlo en los Andes peruanos y Ecuador. En la costa tropical de Málaga y Granada encuentra las condiciones climatológicas idóneas para su desarrollo, con temperaturas cálidas pero no asfixiantes.
Tiene una piel áspera que protege una pulpa jugosa de color blanco salpicada de pepitas de color negro. Su delicioso sabor dulce y su textura un tanto cremosa la convierte en una de las frutas favoritas del otoño.
Es rica en hierro, cuya absorción favorece la vitamina C, presente también en su composición. Uno de sus beneficios más curiosos es que actúa como un relajante natural.
■ Maracuyá
A diferencia de otras conocidas frutas tropicales el maracuyá es rico en hidratos de carbono por lo que resulta una saludable fuente de energía. Es una baya de color oscuro y piel lisa con una pulpa gelatinosa.
A esta fruta originaria del Amazonas y de sabor agridulce también se la conoce como fruta de la pasión, lo que contrasta con uno de sus efectos: ayuda a conciliar el sueño. Esta propiedad se debe a que uno de sus componentes es el triptófano, una sustancia que ayuda a producir melatonina y serotonina y de esta manera mejora el estado de ánimo, regula el sueño y reduce la ansiedad.