Pitaya: la fruta que llegó del trópico para quedarse

Exótica, de colores vibrantes y con un nombre que suena a viaje, la pitaya, también conocida como fruta del dragón, se ha convertido en uno de los productos más codiciados de los últimos años. Procedente de América Central, esta fruta de apariencia sorprendente y pulpa refrescante ha encontrado un lugar privilegiado en los mercados españoles, donde su cultivo está en plena expansión. Sus formas llamativas la convierten en protagonista de mesas saludables y creativas.

Las variedades más conocidas

No todas las pitayas son iguales. Existen varias especies con diferencias de sabor, color y textura que han enamorado tanto a agricultores como a consumidores.

  • Pitaya de pulpa blanca (Hylocereus undatus): de piel fucsia y carne blanca, es la más extendida a nivel mundial. Su sabor es suave y refrescante.
  • Pitaya de pulpa roja (Hylocereus costaricensis): con piel y pulpa intensamente rojas, ofrece un dulzor mayor y un color espectacular que la hace perfecta para postres y batidos.
  • Pitaya amarilla (Hylocereus megalanthus): originaria de Colombia, se distingue por su piel amarilla con espinas suaves y pulpa blanca muy dulce, considerada por muchos la más sabrosa de todas.

El cultivo en España

Aunque su origen está en México y en países de Centroamérica, la pitaya se ha adaptado con éxito a climas cálidos y soleados. En España, su cultivo ha crecido en la última década, especialmente en las provincias de Málaga, Granada y Huelva, donde las temperaturas suaves y la cercanía del mar favorecen su desarrollo. También Canarias y la Comunidad Valenciana han apostado fuerte por esta fruta.

La pitaya pertenece a la familia de los cactus y no requiere grandes cantidades de agua, lo que la convierte en un cultivo interesante en tiempos de sequía. Los agricultores destacan además que la cosecha es relativamente rápida: una planta puede empezar a producir frutos al segundo año, y la recolección se realiza varias veces a lo largo del verano y principios de otoño.

Propiedades para la salud

Además de su aspecto exótico, la pitaya ha ganado popularidad por sus beneficios nutricionales. Es una fruta baja en calorías y rica en fibra, lo que favorece la digestión. Contiene vitamina C, que refuerza el sistema inmunológico, y minerales como hierro, calcio y magnesio.

Su aporte de antioxidantes (betalaínas en las variedades rojas y carotenoides en las amarillas) ayuda a combatir los radicales libres y se asocia con la prevención del envejecimiento celular. También se investiga su papel en la regulación del azúcar en sangre, lo que la hace interesante para personas con riesgo de diabetes.

Los expertos en nutrición la consideran una “superfruta” por su combinación de frescura, dulzor natural y beneficios para el organismo.

Formas sugerentes de disfrutarla

La pitaya no solo alimenta, también seduce. Su estética la convierte en una de las frutas más fotogénicas, pero sobre todo, versátil en la cocina.

  • Fresca y al natural: basta con cortarla por la mitad y comerla con una cuchara. Es la forma más pura y refrescante de disfrutarla.
  • En batidos y smoothies: su pulpa cremosa aporta un color vibrante y una textura ideal para bebidas saludables. Mezclada con mango o plátano, resulta deliciosa.
  • En ensaladas: combina de maravilla con cítricos, aguacate, queso fresco o frutos secos, aportando un contraste dulce y jugoso.
  • Como postre creativo: la pitaya roja puede convertirse en helado casero, sorbete o gelatina natural, sorprendiendo por su intensidad de color.
  • Decoración gourmet: su piel fucsia o amarilla, vaciada y rellena de la propia fruta o de macedonias, es un recurso vistoso para presentaciones de alta cocina.

Una fruta con futuro en España

El auge del interés por la alimentación saludable y la cocina creativa ha convertido a la pitaya en protagonista en fruterías, mercados gastronómicos y restaurantes. En Andalucía y Canarias ya se habla de ella como un cultivo estratégico, capaz de diversificar la oferta agrícola y conquistar al consumidor europeo.

La pitaya representa la unión entre tradición agrícola y tendencias globales: un fruto nacido en tierras americanas que hoy florece bajo el sol español, dispuesto a conquistar paladares y a quedarse en nuestras mesas.

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