Acantilados de Maro-Cerro Gordo: un paraíso a orillas del mar

La costa del extremo oriental de la provincia de Málaga ofrece un refugio para quienes buscan evitar las playas familiares o bulliciosas. La orografía juega a su favor, dificultando el acceso a unas calas de mediano o pequeño tamaño a las que sus aguas transparentes y la escasa afluencia de bañistas les da un aspecto paradisíaco. 

La sierra de Almijara forma, con las de Tejeda y Alhama, un relieve montañoso que separa naturalmente Málaga y Granada. Su encuentro con el mar es abrupto y da lugar a un paisaje impactante con una fauna y flora de gran interés: es el Paraje Natural Acantilados de Maro-Cerro Gordo, que se extiende desde Nerja, municipio al que pertenece Maro, hasta Almuñécar, ya en territorio granadino. En este espacio protegido se suceden, a lo largo de doce kilómetros de litoral, hasta diez calas resguardadas por barrancos, cañaverales y zonas de cultivo.

Superada la dificultad inicial de alcanzar la franja de arena o grava en la que extender la toalla, los intrépidos bañistas encuentran un oasis de tranquilidad rodeado de montañas. La Cala de la Doncella es una de las más exclusivas del entorno de los Acantilados de Maro. Se trata de un arenal de apenas 50 metros de largo enclavado en el límite oriental de Málaga, justo donde acaba la provincia. Hay dos maneras de llegar hasta ella y ninguna es fácil. Se puede optar por bajar andando por senderos difíciles de transitar o utilizar la vía marítima desde las playas vecinas, Cantarriján y El Cañuelo, más extensas y, probablemente, las más conocidas y de las que más comodidades ofrecen.

El Cañuelo es una playa amplia y tranquila, de arena fina y grava. En las inmediaciones hay dos chiringuitos en los que se puede degustar la gastronomía típica marinera, cuenta con vigilancia y una zona de aparcamiento cercana, junto a la N-340, desde donde parte un servicio de microbús que facilita el acceso desde junio hasta septiembre. Ya en la provincia de Granada se encuentra la playa de Cantarriján, una de las más concurridas, aunque no suele superar una ocupación media. En ella es habitual la práctica de nudismo, aunque no es obligatorio. Cuenta con oferta de restauración y se pueden alquilar tumbonas y sombrillas, además de kayaks, hidropedales o tablas de paddle surf. Como en la cercana playa de El Cañuelo, en los meses en los que recibe más afluencia de bañistas es posible aparcar cerca el coche y salvar el último tramo en una lanzadera.

Otras playas

Otra de las playas más conocidas del paraje natural es la de la Caleta o Caleta de Maro, llamada popularmente “Calachica”, que es el nombre ficticio que recibía en la popular serie de los años ochenta Verano Azul. A pesar de su fama, aquí recalan pocos visitantes y la tranquilidad está asegurada dadas sus dimensiones: 400 metros de longitud por 15 de ancho. Para disfrutar de sus atractivos, entre los que destaca una cascada de agua dulce que fluye a una altura de 15 metros, hay que bajar una larga escalinata de madera. No hay que confundirla con la Cala de Maro o Playa de Maro, la más extensa de todo el conjunto, con 500 metros de longitud. También es la que ofrece más servicios, como un restaurante, tumbonas y zona para aparcar, por lo que suele estar bastante animada. Se puede llegar a ella desde Maro, atravesando el pueblo. 

Si lo que se busca es privacidad por encima de las facilidades, la cala Barranco de Maro ofrece un espacio de 20 metros de longitud y otros 20 de ancho aislado del ruido exterior por una espesa vegetación. Esta playa pequeña y rocosa es la primera de Maro desde el oeste. Está conectada con el popular Balcón de Europa, en pleno centro de Nerja, a través de un sendero de unos cinco kilómetros y también se puede llegar a ella a pie desde Maro.

La Playa Molino de Papel debe su nombre a una antigua fábrica cuyos restos siguen en pie. Antes de disfrutar de sus 400 metros de arena oscura hay que superar una empinada bajada. Una de sus atracciones son las piscinas de agua dulce que se forman en la roca. Unida a esta playa, a través de los restos de la Torre del Río de la Miel, se encuentra la de las Alberquillas, en la que el nudismo es una práctica habitual. A continuación, siguiendo la dirección hacia Granada, tras la Torre del Pino se esconde la Cala del Pino, que no es una cala sino dos separadas debido a los desprendimientos de rocas, aunque este obstáculo es fácil de superar. 

Un entorno agreste y aguas cristalinas son características comunes a todas estas playas que garantizan el descanso y la desconexión en contacto con la naturaleza. Los Acantilados de Maro son un enclave único en el que las montañas y el mar forman parte del mismo paisaje, que es admirable tanto por su belleza salvaje como por su biodiversidad. 

El área ofrece también unas condiciones óptimas para practicar actividades acuáticas como snorkel o submarinismo, que permiten contemplar un fondo marino rico en corales y peces. Es corriente recorrer la línea de la costa en kayak o sobre tablas de paddle surf, en ocasiones la mejor manera de descubrir los rincones y grutas protegidos por barrancos y reservados para los exploradores más atrevidos.

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