Álex Meléndez ‘El Zurdo’: «Tocar la guitarra o cocinar son las únicas cosas que me relajan»

Álex Meléndez, más conocido como El Zurdo, desprende vitalidad y buen rollo. Se siente afortunado por todo lo que le está sucediendo a nivel profesional y espera el lanzamiento de su nuevo trabajo, ‘Prueba de vida’, con la misma ilusión con la que llegó hace años a Madrid a buscarse las habichuelas y producir su primer disco en solitario. Compositor, guitarrista, cantante, poeta… a El Zurdo no hay quien lo pare, es artista por los cuatro costados y gran aficionado a la cocina y al buen comer. Repasamos con él su trayectoria, sus gustos gastronómicos y sus restaurantes recomendados.

Eres un artista multidisciplinar, te atreves con la poesía, los medios de comunicación, el teatro… ¿Sigues dándole a todos los palos o estás centrado solo en la música?

Estoy más centrado en la música, tanto con El Zurdo como con mi grupo Señor Mirinda, de versiones, con el que estamos actuando muchísimo. Actualmente estoy terminando el disco ‘Prueba de vida’ en Madrid, que es el segundo en solitario tras ‘Acto de fe’, y esperando a rellenar el armario de poesía otra vez para volver a publicar con Cáprica Ediciones otro libro. El anterior, Doce certezas, fue el el más vendido en la Feria del Libro en Málaga

¿Cuándo podremos escuchar Prueba de vida?

Saldrá el año que viene, ya que con la pandemia no lo hemos podido lanzar aún, pero pronto habrá gira y mucho meneo. El primer single, que da nombre al disco, está funcionando muy bien en las plataformas digitales. Estoy muy contento, porque lo escuchas y, por la guitarra, la voz y las letras, sabes que es El Zurdo, que está cogiendo sello.

Háblanos de este trabajo, en qué va a consistir.

Este disco, producido por Candy Caramelo y masterizado por José Norte, vuelve al sonido más de raíz, tirando de mi vena más gitana, y mezclando el rock con la poesía, incluso hay una rumba eléctrica, y un tema que es una sorpresa, así que no la puedo desvelar.

La combinación de géneros es una constante en tu música…

Sí, porque me aburro mucho (risas). Es lo que he vivido. Mi madre estaba en la cocina escuchando siempre a Juanita Reina, Lola Flores, Bambino… En el cuarto, con mis hermanos, se escuchaba música anglosajona Led Zeppelin, Jimi Hendrix o rock en español.

En la era digital tú sigues apostando por el estudio…

A mí me gusta grabar el disco bien, en un estudio en condiciones, como es Candyland. No me gusta bajar el nivel de sonido y me gusta hacer los discos como se hacían antiguamente, con un productor y un estudio. Me gusta que a la letra no le quepa un dedo y que la guitarra esté a un nivel maravilloso.

¿Candy Caramelo ha supuesto un antes y un después en tu carrera musical?

Sí, ha sido un punto de inflexión total. En 2008 en plena crisis existencial y monetaria, decidí dedicarme 24 horas a la música. Vendí todas mis guitarras, solo me quedé con una, y con lo que saqué inicié la producción de mi primer disco. Yo conocía a Candy y él estaba iniciando el tema de producción, así que me fui a Madrid. Fui una de sus primeras ‘cobayas’ y fue una experiencia increíble. Las canciones cambiaron de la noche al día y yo me juré que todos los discos que hiciera los tenía que producir Candy porque hacemos un binomio maravilloso.

Esa relación también te ha permitido tocar con los grandes…

Sí, me ha abierto las puertas, porque por su estudio han pasado Jaime Urrutia, Leiva, Ariel Rot, que somos muy amigos e incluso le he escrito canciones, o El Twanguero, que es como mi hermano. Grabar en Madrid ha sido una experiencia vital, ha sido una escuela de rock.

El Zurdo lleva muchos años en la música, ¿piensas que ha llegado la recompensa?

Ha habido mucho sacrificio, muchas horas de estar pegado a un papel, estudiando, escribiendo. Exigirte mucho también pasa factura a la cabeza, porque nunca estás contento. Hice una apuesta, luché contra viento y marea y me ha salido bien.

¿Eres profeta en tu tierra?

No me puedo quejar. En Málaga se me respeta, he trabajado en medios de comunicación, he llenado el Echegaray muchas veces, también La Cochera Cabaret, siempre tengo gente apoyándome y cada vez va a más. Y fuera también, me pasa con los artistas. Sin forzar nada. Ellos me conocen, me preguntan, yo respondo y siempre nos hacemos amigos. El que me conoce me quiere, ese es mi éxito. Soy muy feliz. Hacer lo que te gusta y que te respeten, eso es muy bonito.

¿Cuáles son los rincones de Málaga que no dejas de visitar?

Me gusta mucho estar cerca del mar, por Huelin, ir a los barecitos del barrio. Yo soy un fanático de las alitas del Tano.

¿Qué restaurante me recomendarías?

El restaurante Yerbagüena, en Campillos. Vamos mucho a tocar allí pero también acudimos habitualmente como clientes, porque lo que hace Javier, que también es muy rockero, es espectacular. Y en la capital, me gusta ir al centro, a los bares de siempre. Soy muy de tasca y cada vez es más difícil encontrarlas.

¿Eres cocinillas?

Soy muy cocinero, porque soy muy nervioso y lo único que me relaja es estar tocando o estar cocinando.

¿Cuáles son tus especialidades?

Mi mujer es vegetariana y me da mucha rabia que no exista más oferta cuando salimos a comer, así que yo le preparo platos, como las albóndigas veganas o los callos veganos, pero mi plato estrella son las patatas a lo pobre. También me gusta hacer arroz y potajes.

¿Y tu plato favorito malagueño?

El gazpachuelo, la ropa vieja y los maimones.

¿Cuál es el bar al que siempre vuelves?

Yo vivo en calle Mármoles y mi oficina diaria es El Racimo, un clásico del barrio. El que me quiera encontrar, que vaya a mi casa o a El Racimo.

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