Alsacia, esa estrecha franja al este de Francia abrazada por el Rin y la frontera alemana, es quizá el lugar más navideño de Europa. Sus pueblos, con casas de entramado de madera, balcones repletos de abetos y mercados que huelen a canela, parecen salidos de un libro ilustrado. En diciembre, la región se convierte en un escenario perfecto para perderse entre luces cálidas, vino caliente y gastronomía reconfortante. Aquí presentamos los pueblos más encantadores para visitar estas Navidades, qué hacer, qué comer y cómo llegar.
Estrasburgo, la capital de la Navidad
Estrasburgo se autoproclama “Capital de Noël”, y motivos no le faltan. Su mercado navideño, uno de los más antiguos de Europa, se extiende por toda la Grand Île, declarada Patrimonio de la Humanidad.
Qué hacer:
– Recorrer las plazas Kléber, Broglie y la Catedral, cada una con su propio mercado temático.
– Visitar su inmensa catedral gótica, que en diciembre luce más impresionante que nunca.
– Pasear por la Petite France, el barrio más pintoresco con canales y casas medievales.
Qué comer: Bretzels calientes, tartas flambeadas (flammekueche), foie gras y el imprescindible vin chaud (vino caliente especiado).
Cómo llegar: Estrasburgo es la puerta de entrada a Alsacia. Cuenta con aeropuerto y conexiones rápidas en TGV desde París (menos de 2 horas).
Colmar, la postal viva de la Navidad
Si hubiese que elegir un pueblo que condensara el espíritu navideño alsaciano, sería Colmar. Sus casas de entramado, sus canales y sus calles empedradas iluminadas componen un decorado perfecto.
Qué hacer:
– Recorrer sus seis mercados navideños, cada uno dedicado a un tipo de artesanía o gastronomía.
– Pasear por la Petite Venise, donde los canales reflejan la luz de miles de bombillas.
– Admirar la arquitectura medieval y renacentista totalmente engalanada.
Qué comer: Manalas (panecillos típicos), vino blanco riesling, galletas bredele y sopas calientes de cebolla.
Cómo llegar: Colmar está a 30 minutos en tren desde Estrasburgo.
Riquewihr, un pueblo detenido en el siglo XVI
Riquewihr es pequeño, amurallado y extraordinariamente bonito. Su conservación es tal que parece que el tiempo se detuvo hace quinientos años.
Qué hacer:
– Pasear por su calle principal, repleta de casas coloridas y bodegas familiares.
– Visitar tiendas dedicadas exclusivamente a la Navidad abiertas todo el año.
– Probar sus vinos alsacianos, especialmente el gewürztraminer, perfecto con dulces.
Qué comer: Kugelhopf, un bizcocho tradicional con forma de molde acampanado; baeckeoffe, un guiso de carne y patatas que reconforta en los días fríos.
Cómo llegar: Desde Colmar, en coche apenas 15 minutos; también hay autobuses turísticos de temporada.
Eguisheim, el pueblo circular más fotogénico
Eguisheim, con su trazado circular y sus casas decoradas con flores y coronas navideñas, es uno de los pueblos más fotogénicos de Francia. Fue elegido “Pueblo favorito de los franceses” en 2013.
Qué hacer:
– Recorrer sus calles concéntricas como si fuera un laberinto medieval lleno de tiendas artesanales.
– Visitar bodegas locales y degustar vinos blancos de alta calidad.
– Disfrutar del mercado navideño centrado en productos tradicionales.
Qué comer: quesos locales, tartas de frutas alsacianas y sopas rustidas.
Cómo llegar: apenas a 7 km de Colmar, ideal para visitar a pie, bici o coche.
Kaysersberg, un pueblo entre montañas y luces
Kaysersberg es uno de los rincones más acogedores de la región: casas de madera, un arroyo que cruza el pueblo y un castillo en ruinas vigilándolo desde lo alto.
Qué hacer:
– Comprar artesanía auténtica en su famoso mercado navideño.
– Subir a las ruinas del castillo para contemplar el valle iluminado.
– Probar vinos locales en las pequeñas bodegas del centro.
Qué comer: choucroute (col fermentada con embutidos), embutidos locales y tartas alsacianas.
Cómo llegar: a 10 km de Colmar, muy fácil de combinar con Eguisheim y Riquewihr.
La magia alsaciana, un destino que enamora en invierno
Alsacia es un viaje a una Navidad de cuento: colores cálidos, olor a especias, mercados artesanales y pueblos que brillan bajo la luz de diciembre. Es una escapada ideal para familias, parejas o amantes de la fotografía.
Y quizá lo mejor es que todo está cerca: en apenas 40 km se concentran algunos de los pueblos más bellos de Europa. Un invierno en Alsacia no se olvida: se vive, se saborea y emociona.



























