El año 2020 ha sido muy complicado para toda la sociedad debido a la situación de crisis sanitaria generada por la pandemia de COVID-19 que azota a todo el mundo. Comenzamos el año como habíamos anunciado a final de 2019, con grandes movilizaciones para defender el futuro del sector agrario, un sector estratégico para la economía de la provincia, y que presenta problemas de tipo estructural. Durante los meses más duros de pandemia se puso de manifiesto la importancia vital que tiene el sector en la sociedad, ya que desde primera hora fue declarado “esencial”, y no se ha dejado de producir en ningún momento, asegurando la alimentación de toda la ciudadanía. La situación a pesar de todo esto no solo no ha mejorado, sino que continúa con una gran devaluación de la puesta en valor de nuestros productos.
Uno de los grandes problemas a los que se sigue enfrentando el sector es la falta de infraestructuras hídricas en la cuenca, lo que sumado a un año extremadamente seco hace que la situación a fecha de hoy, como en otras ocasiones ha ocurrido sea preocupante. La garantía de este bien tan escaso es crucial para el desarrollo de la agricultura, evitando el despoblamiento de las zonas rurales.
Las modificaciones para la nueva PAC prevista a partir de 2023 y el periodo transitorio 2021 y 2022, que actualmente apoya el Ministerio de Agricultura, con Luis Planas a la cabeza de las negociaciones, suponen una ruina para el sector agrario malagueño. Desde esta asociación agraria hemos denunciado públicamente este agravio, además de informar a los ayuntamientos agronómicamente más importantes de la provincia, para que a nadie le pille por sorpresa y se sepa que hay unanimidad en todo el sector, Consejería de Agricultura, todas las Organizaciones Agrarias y Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía para luchar contra esta propuesta que supone un atropello a la actividad productiva de nuestro sector.
Datos agrarios
El resultado final del Balance Agrario de 2020 muestra un descenso de la facturación agraria respecto a 2019. La cifra final de facturación del sector agrario malagueño alcanza en 2020 los 682,29 M €, un descenso del 6,92 % respecto al año anterior, en el que se facturaron 733 M € por el sector productor agrario.
La agricultura, con una cifra de 568,5 M€, disminuye su facturación respecto a 2019 un 7,3%, recordamos que en 2019 ya descendió 17,74 % respecto a 2.018. El sector del olivar ha descendido de forma drástica arrastrando a la baja la facturación, pese al incremento de los cítricos y los tropicales.
La ganadería, con una facturación de 113,79 M€, se ha reducido un 4,93 % respecto a 2.019. El porcino blanco y la leche de cabra siguen siendo los sectores más importantes, pero con descensos. La carne de chivo y el porcino ibérico han sido dos sectores perjudicados de lleno como consecuencia de la COVID.
El olivar sigue siendo el cultivo mayoritario de la provincia con más de 130.000 ha. La facturación total de este cultivo, con un valor de 141,88 M€, ha descendido un 36,88 % respecto a 2.019, casi 83 M€.
La facturación de aceite de 2.020 ha sido de 115,72 M€, con una bajada importante de la producción de aceite después de un año casi record y un considerable descenso de producción en España. La bajada es debida al importante stock de la campaña anterior y a una muy buena producción en Países del Mediterráneo. En cuanto al precio, este varió mucho dependiendo de la fecha de venta y, sobre todo, de la calidad obtenida.
La aceituna de mesa ha tenido este año una cosecha aceptable, aunque un poco por debajo de la media. El precio se ha mantenido casi igual a la campaña anterior, pese a que a nivel nacional había descendido mucho la cosecha.
Los cultivos tropicales de la provincia han generado una facturación de 163,65 M€, un 18,83 % más que en 2.019. La campaña de Aguacate se ha desarrollado sin problemas y con la velocidad de crucero que ya es característica del sector. La facturación ha alcanzado los 131,64 M€, lo que supone el record de facturación del aguacate. La reacción de los mercados durante la crisis de la COVID fue de una demanda creciente y sostenida. La campaña de Mango, reduce de nuevo su producción respecto al año anterior, pero incrementa levemente el precio respecto a 2.019, aunque no llega al resultado de 2.018.
Los cultivos hortícolas y tubérculos han facturado 143,81 M€, la cifra más baja en lo que va de siglo. Un descenso en la facturación respecto de 2.019 de un 5,77 %, más de 3,86 M€. Recordamos que en 2.018 el descenso fue de 33 M€. Esta caída se observa en la sobre todo en la cebolla, el melón, las judías verdes. Se trata, en general, de disminuciones moderadas en muchos cultivos, pero constantes en la mayoría de los productos, y que en los últimos tres años no han dejado de bajar. La campaña de batata ha sido muy mala, y aunque el cultivo no es muy importante, es destacable que está siendo ruinosa.
El descenso de la superficie dedicada a hortícolas es, quizá, una de las causas del descenso de la producción. Si en 2.010 teníamos 13.143 hectáreas dedicadas a hortícolas y tubérculos, en 2.020 nos situamos alrededor de las 7.439, un descenso de un 43,4 % que se han ido a otros cultivos o que han ocupado solo un ciclo de cultivo anual. La competencia de Marruecos, y de los Países Bajos; la dificultad de combatir las plagas y la entrada de otras nuevas, son factores que afectan al desarrollo de estos cultivos tan especializados.
Los cítricos malagueños, concentrados fundamentalmente en el Valle del Guadalhorce, han facturado 70,06 M€, un 37,27 % más que el año anterior. Estos importes sitúan al sector de los cítricos en un record de facturación. Los cítricos han sido uno de los productos más consumidos, con alta demanda y buenos precios durante los meses de la pandemia. La naranja ha duplicado su facturación, aunque la campaña pasada, debido a la competencia de terceros países y los bajos precios, fue muy mala con un descenso de facturación de un 34,8%.
El almendro, se mantiene a niveles similares desde 2.018 con un mantenimiento de los precios, aún lejos de las cifras de 2.015 y 2.016.
La producción y comercialización de la castaña de la Serranía de Ronda ha sido de nuevo un desastre sin paliativos, incluso inferior a la de 2.019. Nos preguntamos cuanto podrán aguantar los castañeros del Genal esta situación tan calamitosa.
El viñedo mantiene también este año una línea estable, otra cosa es la situación de las bodegas, con un parón de ventas muy fuerte provocado por la COVID, tras el cierre del canal HORECA, principal destino de nuestros vinos.
Por otra parte, los cultivos herbáceos han mantenido prácticamente la misma facturación, muy lejos de los niveles óptimos de rentabilidad que necesita el agricultor. Los precios siguen estables en sus muy bajos niveles y, de nuevo, con otra campaña de baja producción de cereales, – que representan el 70% de los cultivos herbáceos en la provincia de Málaga-, ha provocado a su vez esa bajada en la facturación. Es imprescindible que se mantenga la PAC como garantía para que se mantengan las rentas de los agricultores dedicados a estos cultivos. La sequía y la coyuntura de mercado de precios bajos hacen imprescindible garantizar una PAC fuerte y duradera en el tiempo.
En ganadería, la coyuntura económica generada por la peste porcina en China que en 2.019 favoreció mucho el incremento de facturación del porcino blanco, ha seguido en 2.020, aunque ha sufrido u ligero descenso de facturación provocado en parte por el gran parón logístico sufrido durante la primera fase del confinamiento, aunque las cifras todavía son superiores al periodo 2015-2018.
El porcino ibérico ha sufrido las consecuencias del cierre del canal HORECA, importante nicho de mercado, la COVID ha arrastrado a un descenso de un 28% de la facturación, tras el leve incremento del año 2018.
La leche de cabra ha perdido el mismo importe que ganó en 2.018, con un descenso del 6,81% manteniéndose a niveles muy similares desde 2.016mientras que la carne de chivo continúa con su descenso (un 8,15 % respecto a 2.019), llegando a ser la cifra de facturación más baja (6,42 M €) desde que en ASAJA Málaga elaboramos los balances anuales, allá por el año 2002 y en continuo descenso desde el 2.014. La COVID-19 ha afectado también de lleno a este producto, muy consumido a través del canal HORECA, acordémonos que en los primeros compases del confinamiento los ganaderos para que no se hundiese totalmente el precio y se saturase el mercado, tuvieron que adoptar medidas de disminución de obtención de leche, un solo ordeño diario, menos pienso y no darle nodriza a los chivos.