El norte de España guarda tesoros escondidos entre montañas, valles verdes y costas salvajes. Allí, lejos del bullicio, laten pueblos donde el tiempo parece haberse detenido. Calles empedradas, casas de piedra y tejados rojizos, bosques que susurran historias y gastronomía que abraza el alma. Te invitamos a un recorrido por 10 pueblos con encanto del norte que merecen ser descubiertos, saboreados y sentidos.
1. Ujué (Navarra)
Colgado sobre una colina y con vistas infinitas, Ujué es uno de los pueblos más espectaculares de Navarra. Su silueta, coronada por la iglesia-fortaleza de Santa María, domina el paisaje. Pasear por sus calles empedradas, degustar unas migas al estilo navarro y ver cómo cae la tarde entre las sierras es una experiencia mágica. Un lugar de espiritualidad y belleza ruda, con esencia medieval.
2. Cudillero (Asturias)
Colgado sobre un acantilado, este antiguo pueblo pesquero es un espectáculo de color. Sus casas, como en cascada, se asoman al Cantábrico entre callejuelas estrechas. Comer un buen pescado fresco frente al puerto y perderse por su «anfiteatro» urbano es una experiencia inolvidable.
3. Comillas (Cantabria)
Comillas es elegancia y modernismo frente al mar. Aquí está una de las joyas de Gaudí fuera de Cataluña: El Capricho. Palacetes, plazas arboladas y playas tranquilas se mezclan con una vibrante historia universitaria y aristocrática.
4. Lastres (Asturias)
Famoso por ser escenario de series como Doctor Mateo, Lastres es un balcón al mar. Sus calles empinadas llevan al viajero desde la montaña hasta el puerto. La iglesia de Santa María y el mirador de San Roque ofrecen vistas de postal.
5. Hondarribia (País Vasco)
En la frontera con Francia, este pueblo fortificado combina historia, mar y una gastronomía de altura. Su casco viejo, amurallado, es un regalo visual. En el barrio de pescadores, las casas de colores y las barras de pintxos son un festín para los sentidos. Este lugar es uno de esos que se quedan para siempre en la memoria.
6. Ribadavia (Galicia)
En el corazón del Ribeiro, Ribadavia respira vino, tradición judía y piedra antigua. Sus calles recuerdan la convivencia de culturas y la vitalidad del comercio medieval. Ideal para amantes del vino y la historia de nuestros pueblos.
7. Potes (Cantabria)
Enclavado entre montañas, Potes es la puerta de los Picos de Europa. Cruces de puentes y ríos, sus calles emanan ese aire montañés, acogedor y auténtico. Desde aquí, el teleférico de Fuente Dé ofrece una vista majestuosa del paisaje cántabro.
8. Getaria (País Vasco)
Este pequeño puerto es tierra de navegantes y parrillas. Cuna de Juan Sebastián Elcano, sus calles son una delicia para pasear, con vistas al Ratón de Getaria y al mar Cantábrico. No te vayas sin probar el txakoli local y un buen rodaballo a la brasa.
9. Allariz (Galicia)
A orillas del río Arnoia, Allariz es uno de los pueblos más cuidados y bonitos de Galicia. Calles empedradas, jardines junto al río, tiendas artesanas y una energía tranquila que invita a quedarse. Fue Premio Europeo de Urbanismo y se nota.
10. Ochagavía (Navarra)
En el Pirineo navarro, Ochagavía parece sacado de un cuento. Casas de piedra con tejados empinados, puentes medievales y el bosque de Irati muy cerca lo convierten en un lugar ideal para desconectar y respirar naturaleza en estado puro.
▶ Lentitud y serenidad
Estos pueblos norteños no son sóolo lugares en un mapa: son experiencias vivas. Cada uno guarda historias, sabores, leyendas y paisajes que invitan a detenerse, observar, probar, conversar. Son perfectos para quienes buscan un turismo más lento, más profundo y más humano. Este norte sereno, verde y acogedor sigue siendo uno de los secretos mejor guardados de España.
■ Más info: agromagazine.es