Málaga es una provincia que también se puede disfrutar plenamente en la estación más fría del año, con temperaturas más cálidas que en otros puntos de la provincia de Málaga. La climatología y el paisaje se convierten así en excelentes aliados para hacer escapadas en pleno invierno. Éstos son algunos de los destinos más idóneos para esta época del año.
1. La Ruta Mudéjar. Las aldeas de Daimalos (Arenas) y Corumbela (Sayalonga) y los pueblos de Árchez, Salares o Sedella no sólo comparten un importante legado heredado del antiguo Al-Ándalus. También coinciden en una fisionomía singular, con paisajes de montañas, en los que en esta época del año se pueden ver los almendros en flor (hasta mediados de febrero). Esta nota de color, unida a la gastronomía tradicional o a las rutas de senderismo que se pueden hacer en esta zona, lo convierten en un destino idóneo para disfrutar del invierno malagueño.
2. Guadalteba. El invierno es una estación con mucho color en la provincia de Málaga. Basta con ir a Teba o Cañete la Real, pueblos vecinos, para tener una vista con muchos contrastes cromáticos en el valle del río Guadalteba. Los campos en barbecho y los que lucen el verdor de los cereales es uno de los paisajes que no hay que perderse para entender el invierno malagueño. A ello hay que unir las fortalezas árabes que se pueden visitar en los mencionados municipios de Cañete la Real y Teba, así como en el de Ardales.
3. Pinsapares de la Sierra de las Nieves. El invierno, salvo en los días muy fríos o con lluvias, es una estación propicia para disfrutar del senderismo en la Sierra de la Nieves, una zona única en la provincia, donde coinciden tres importantes figuras de protección ecológica (parque nacional, parque natural y reserva de la Biosfera). Allí, se pueden hacer incursiones por los pinsapares, a través de itinerarios homologados. Este singular abeto, que es emblema de este espacio natural, se puede ver en los términos municipales de Yunquera, El Burgo, Ronda y Tolox, fundamentalmente.
4. Sierras calizas entre el Valle del Guadalhorce y Antequera. Pertenecen a varios municipios y dos comarcas distintas, pero pueden verse como un mismo destino. Entre el paraje natural del Desfiladero de los Gaitanes y el del Torcal de Antequera, ambos incluidos, hay espectaculares y abruptas montañas calizas, que incluye a la menos conocida sierra de Abdalajís. En su conjunto, es una zona idónea para disfrutar de trepidantes rutas a pie o paseos por sinuosas carretera.
5. Valle del Guadiaro. Cortes de la Frontera, Jimera de Líbar, Benaoján y Montejaque conforman un póker de pueblos serranos que miran al río Guadiaro, antes de que éste reciba las aguas del Genal y se meta en territorio gaditano. Este territorio, escarpado y desafiante, cuenta con enclaves de gran valor geológico o incluso histórico, que hace aconsejable pasar varios días en la zona. Así, entre otros lugares indispensables en la zona están las cuevas de la Pileta y del Gato, así como las Angosturas del Guadiaro, en Benaoján; el fallido pantano de los Caballeros y la gruta del Hundidero, en Montejaque, la ribera del Guadiaro y el pico Martín Gil, en Jimer de Líbar; o las Buitreras del Guadiaro y la Casa de Piedra, en Cortes de la Frontera.