De tan profundo amor a la tierra, regándola con una pasión absoluta por la enología, sólo podía salir una cosecha como esta: Auxiliadora López Beltrán, Hugo Rivero, Javier Núñez, Luis Palma y José Muñoz. Cinco jóvenes que sienten y viven el vino, cinco nombres propios que están de una u otra manera tras algunos de los mejores y más prometedores caldos de la provincia de Málaga.
“Todos los años me emociono al escuchar los primeros sonidos que emite la prensa tradicional con la que elaboramos el Zumbral, la misma que utilizaba mi abuelo”. José Muñoz lidera ya la cuarta generación de la Bodega A. Muñoz Cabrera, situada en Moclinejo. Su vida ha estado siempre ligada a la vendimia y sus recuerdos de niñez son de color ámbar oscuro y le traen un aroma a uvas pasificadas, miel y frutos secos.
José estudió Biología y desde siempre tuvo muy claro que su lugar estaba en el campo, con su familia y pretendidamente perdido entre sus viñedos. A sus 29 años forma parte de una nueva generación de bodegueros en la que hay quienes toman el testigo –es su caso– y otros que en un momento determinado cayeron rendidos a este universo como si en lugar de una copa de vino hubieran tomado una pócima mágica.
Luis Palma, Hugo Rivero y Javier Núñez no han bebido de tradiciones familiares vitivinícolas. En uno y otros casos –Retumba el primero y Revolutum Wines los otros dos– las casualidades de la vida y aficiones personales les llevaron a emprender en un sector con mucha fuerza y arraigo en Málaga en el que cada vez se suman más y más jóvenes voces.
Diferente pero con mucho ‘cuerpo’ es el caso de Auxiliadora López Beltrán -“aunque me conocen como Mariola”–, de Bodega Gonzalo Beltrán. De aquí ha salido un ‘Perezoso’ que empieza a despertar y a hacer mucho ruido en el mercado desde La Nogalera, en Ronda. Mariola tiene mucho que ver en ello, aunque haya sido “por casualidades”, nos comenta. “Mi familia no es bodeguera por tradición. Somos amantes de la tierra y teníamos estos terrenos en un sitio privilegiado, eso no cabe duda. Llegado un momento decidimos darle un valor a esta finca”, y una cosa llevó a la otra. Bueno, a esto: Gonzalo Beltrán pone sobre la mesa un “100% Syrah único, fruto de un cultivo ecológico y criterios de biodinámica”. Es un “vino muy personal, intenso, que no fuerte” y que se fabrica de manera totalmente manual, algo que le valió que la añada 2012 de ‘Perezoso’ fuese reconocida como mejor vino tinto en el concurso provincial de Vinos Sabor a Málaga, lo mismo que sucedió con la añada de 2013 en el salón Wine Experience Costa del Sol, celebrado en Alhaurín de la Torre.
Savia nueva
Son cinco nombres propios que, de una u otra manera, simbolizan brotes verdes en una actividad que otrora fue clave en la economía malagueña. Cada uno a su manera y desde su posición –Serranía de Ronda y la Axarquía, entre otros lugares– están participando de esta revolución enológica en la provincia. “No podía entender cómo vinos dulces de Francia y Hungría eran tan valorados en Europa… Y no había ni rastro de los malagueños, con la importancia histórica que estos tuvieron”, se expresa Luis Palma. Él volvió de pasar unos años en Londres dispuesto a recuperar los vinos que más se han asociado siempre a Málaga, esos ’sweet wines’ que tanto servía en los restaurantes londinenses.
Palma lo tenía muy claro: regresó a su tierra en moto, la vendió ya en España y con el dinero que obtuvo compró un pequeño viñedo. Como nada se pierde sino que todo se transforma, del metal, los neumáticos y el motor salieron 4.000 botellas de Retumba Casi 10 – 2015 y está consiguiendo lo que quería: “cambiar el chip del cliente, que dejara de pensar que los dulces eran empalagosos o pesados”, sentencia.
Similar misión y parecida visión tiene José Núñez en Dimobe. A su Zumbral, ‘primo’ de Retumba, le dieron varios ‘hermanos’, siendo el blanco seco y el rosado ‘El Lagar’ dos de los favoritos por el gran público. Hay que seguir avanzando e innovar, que es lo que toca a las generaciones presentes y venideras, y ya están elaborando “vinos de siempre de Málaga con un toque diferente”, añade, además de un espumoso.
Y qué decir de Revolutum Wines, cuyo nombre lo dice ya todo. Hugo y Javi solo conocen de ensayo y error para dar con la receta perfecta de un moscatel que no está dejando indiferente a quienes lo prueban. “Lo hicimos a nuestra manera”, recuerda Rivera, aunque obviamente formación, información, pasión e interés no les faltaba para ver cómo respondía el mercado.
Cinco jóvenes llenos de ganas y entusiasmo, unos ingredientes fundamentales que están poniendo a los vinos de la provincia de Málaga en el lugar que merecen, por lo que estamos seguros que oiremos hablar mucho de ellos… Y seguro que probaremos más de una de sus elaboraciones.