Málaga ofrece una gran variedad de enclaves espectaculares que merecen contemplarse con calma y justifican un paseo en coche o a pie. Desde los miradores, dispersos por toda la provincia, tanto en el litoral como en el interior, se pueden contemplar espectaculares panorámicas y dejar que la vista se pierda en el horizonte.
Mirador de la Torre de Maro
En el extremo oriental de la provincia se encuentran los impresionantes acantilados de Maro. Una buena opción para contemplarlos es subir a la torre del siglo XVI que vigila la costa a 120 metros de altura y que originalmente servía para defender a la población de los ataques de piratas. Solo es posible subir andando, lo que permite conocer mejor la flora y flauta autóctonas.
Mirador de Gibralfaro
Cerca del centro de Málaga capital se alza el Mirador Natural de Gibralfaro. Desde este balcón urbano se pueden divisar, como formando parte de una misma postal, algunos de los lugares más representativos de la ciudad, entre ellos la plaza de toros o el Paseo del Parque, la catedral o el puerto.
Mirador del Macho Montés
En la Sierra Blanca de Ojén, a 900 metros de altitud, se encuentra el Mirador del Macho Montés, reconocible por el monumento a la cabra montesa que se asoma unos metros más arriba. En las espectaculares vistas que ofrece se combinan la montaña y el mar. La ruta se puede iniciar en el Hotel Refugio del Juanar y a la vuelta es posible tomar un desvío para visitar el cercano Mirador del Corzo, no menos recomendable.
Balcón de Europa
Uno de los miradores más conocidos de la Axarquía y de toda la provincia es el Balcón de Europa de Nerja, una extensión del centro histórico de la localidad que parece adentrarse en el Mediterráneo. El nombre se lo puso el rey Alfonso XII cuando visitó el municipio en 1885 y, como recuerdo, hay instalada una escultura de bronce del monarca, que se asoma para disfrutar del paisaje como un visitante más.
Mirador de la Camorra
En el punto más alto del municipio de Alameda, a 686 metros de altura, se encuentra este mirador construido en el año 2000. El ascenso se inicia en el Parque del Camorrillo y se puede realizar en coche o a pie; en cualquier caso hay que superar un camino asfaltado de gran pendiente. La recompensa es una vista impresionante que abarca cuatro provincias andaluzas: Málaga, Granada, Sevilla y Córdoba.