Cinco rutas senderistas en Málaga para hacer este otoño


Una de las mejores épocas para explorar a pie los parajes naturales de Málaga es el otoño. Quedan atrás las asfixiantes temperaturas del verano y los días ofrecen suficientes horas de luz para afrontar largas expediciones o paseos tranquilos. La diversidad geográfica que caracteriza a la provincia permite elegir entre una gran variedad de rutas que conducen a frondosos bosques de castaños, escarpados desfiladeros o miradores con vistas al Mediterráneo. Hay muchos rincones por descubrir y siempre habrá un sendero que lleve hasta ellos.

Ruta Pujerra – Igualeja

El otoño se manifiesta en todas sus tonalidades en el llamado Bosque de Cobre, un fenómeno anual que se produce en el Valle del Genal cuando caen las hojas de los castaños. Una de las mejores maneras de disfrutar de este espectáculo natural es seguir alguna de las rutas que se internan en su arboleda, como la que une los pueblos de Pujerra e Igualeja a través de un sendero de once kilómetros. El trayecto se puede realizar en unas cuatro horas y media y tiene una dificultad media. Comienza en Pujerra con el ascenso del antiguo camino hacia Estepona. Pronto queda a la vista el espectacular paisaje de castaños, en el que destaca el Castaño Abuelo, considerado centenario y de impresionantes dimensiones. En el Puerto del Madroño aguardan unas vistas privilegiadas a más de mil metros de altitud. El recorrido termina muy cerca de Igualeja, donde el nacimiento del Río Genal es una parada obligatoria.

Sendero del Cerrado – Mirador del Cochino

A pocos kilómetros de la ciudad, el parque natural de los Montes de Málaga está atravesado por una gran variedad de senderos asequibles para todas las edades. La caminata de tres kilómetros desde el área recreativa del Cerrado hasta el Mirador del Cochino se puede terminar en menos de dos horas y es de las más accesibles, muy recomendable si el plan incluye almorzar al aire libre en alguna zona habilitada o en una venta de las inmediaciones. El sendero sube suavemente hasta llegar al mirador, donde está instalada la escultura de un jabalí que le da nombre. Desde aquí, las vistas de Málaga y el Mediterráneo son inigualables. La marcha continúa en ascenso algunos metros más antes de comenzar a bajar hasta el punto de partida.

Ruta Cómpeta – Canillas

Uno de los recorridos más exigentes que se pueden realizar en la provincia es el de la séptima etapa de la Gran Senda de Málaga, que a lo largo de más de 24 kilómetros conecta cinco municipios de la Axarquía: Cómpeta, Canillas de Albaida, Salares, Sedella y Canillas de Aceituno. Estos pueblos vecinos están separados unos de otros por valles que obligan a afrontar constantes subidas y bajadas, con

desniveles que se salvan en varias ocasiones cruzando puentes de origen árabe o romano. Para hacer la ruta, desde su inicio en la ermita de San Antonio Abad Extramuros de Cómpeta, hay que invertir unas nueve horas, lo que pone a prueba la resistencia de los excursionistas, si bien la expedición podría abandonarse en cualquiera de los localidades por las que pasa. Uno de sus grandes atractivos se encuentra en el último tramo, el más difícil, y consiste en transitar el puente colgante El Saltillo, a 50 metros de altura sobre el río Almanchares.

Senderos de Mijas

La Red de Senderos autoguiados de Mijas ofrece varios itinerarios para descubrir la naturaleza que rodea el municipio con la posibilidad de elegir distintos niveles de dificultad o incluso combinarlos. Los que están señalizados con los colores amarillo y rojo se pueden concluir en dos horas y son muy aconsejables para conocer en una jornada uno de los pueblos más encantadores de la Costa del Sol occidental y su relieve. Son caminos poco exigentes que comienzan junto a la ermita del Calvario, a la que se accede desde el Mirador de Mijas. A partir de aquí solo hay que atender a las indicaciones hasta completar la ruta circular durante la cual se podrá disfrutar de impresionantes vistas sobre el pueblo, el Mediterráneo y, si el tiempo acompaña, el Estrecho de Gibraltar.

Ruta del Tajo del Abanico en Ronda

Se puede aprovechar una visita a Ronda para conocer algunos de sus parajes menos conocidos, tan admirables como sus calles y monumentos. Es el caso del Tajo del Abanico, un barranco de piedra caliza cuya pared se puede recorrer siguiendo un circuito que comienza en el barrio de San Francisco. Hay que andar unos cuatro kilómetros contando la ida y la vuelta, lo que llevará unas tres horas. Se trata de un trayecto de poca dificultad, que discurre por terreno llano y se puede realizar con niños. Desde la ermita rupestre de la Virgen de la Cabeza, al inicio del recorrido, la senda está claramente señalizada. La cueva del Abanico marca el final de la ruta, o más bien el punto en el que hay que dar media vuelta y hacer el camino en sentido inverso.

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