El cocinero onubense Daniel del Toro (Villalba del Alcor, Huelva, 1969) descubrió su vocación como comunicador cuando participó en la cuarta edición del concurso de RTVE Masterchef. Ahora es muy conocido por haber presentado otros programas de televisión y, sobre todo, por enseñar en sus redes sociales, de manera cercana y afable, a preparar recetas originales y fáciles.
Acaba de publicar “Fast food. ¡Sin complejos!” (Almuzara, 2024), un recetario muy práctico para el día día, en el que defiende la comida rápida y demuestra que puede ser saludable y apetitosa. Siguiendo sus instrucciones en no más de 15 minutos puede estar listo para comer un arroz meloso de pato, un taco de caballa en aceite, un atún en ajo blanco, unos espaguetis con atún y cebolla o postres como el tiramisú y la tarta de queso.
¿La falta de tiempo es uno de los mayores enemigos de la cocina hoy en día?
Por eso surgió el libro. Mi cocina siempre ha sido rápida porque no he cocinado profesionalmente. Hasta hace poco tenía otro oficio, trabajaba como consultor tecnológico, y tenía poco tiempo para cocinar. Mucha gente no se mete en la cocina porque piensa que hay que tener mucho tiempo, pero la cocina rica no está reñida con la rapidez. Hoy en día la industria alimentaria nos da la posibilidad de tener productos precocinados y preelaborados para hacer platos tradicionales usando esos elementos.
En las recetas de su libro usa latas de mejillones, botes de alubias o vasitos de arroz cocido. ¿Las conservas son las mejores aliadas de la comida rápida saludable?
Hay conservas que sí y conservas que no. Los fabricantes están obligados a poner de qué está compuesto su producto, hay que leer el paquete y después elegir. Si miras los ingredientes y ves que la composición es buena, que no tiene demasiados conservantes, muchas “E”, ya está. Si veo que una caña de lomo tiene lactosa no la compro, ¿qué necesidad tiene una caña de lomo de tener lactosa?
¿Cuál es su conserva favorita?
Las legumbres, siempre tengo que tener un bote de garbanzos, de lentejas o de judías en casa porque te resuelve cualquier comida. Siempre hay alguna verdura fresca en la nevera y en 15 minutos puedes tener unos garbanzos con espinacas. O un curry de lentejas. También las conservas de pescado, mejillones o una lata de chipirones en su tinta.
¿Cómo empieza a crear sus platos? ¿Cuál es el punto de partida?
Abriendo el frigorífico. O voy al mercado y depende de lo que haya. Si estoy en casa y no sé qué cocinar abro el frigorífico y lo que haya me da la idea. Muchas veces no vemos lo que tenemos delante, les damos demasiadas vueltas a las cosas cuando esto es muy fácil. Una tortilla de patatas es muy fácil. Nos complicamos mucho la vida. Y en la cocina, por supuesto.
¿Es posible que los programas de gastronomía que se han hecho tan populares en televisión, como Masterchef, hayan alejado a las personas de la cocina con su exhibición de elaboraciones y técnicas?
Han hecho que la gente entienda la cocina y le de valor a lo que hacían nuestras madres, cocinando todos los días y pensando qué iban a poner de comer. Sobre todo le ha dado valor al sector, a los cocineros, a los profesionales de la cocina. Antes un hijo que le decía a su padre que quería ser cocinero lo tenía compilado, ahora ser cocinero es como ser futbolista. Eso lo han hecho los programas de televisión. También han creado un problema, que la gente cree que entiende más y exige más y se puede dar a entender que la cocina es más complicada de lo que es.
Mantiene un contacto cercano con la gente, ¿ha notado si a los jóvenes les gusta cocinar?
Hay de todo, pero sí. Quizá tendríamos que enseñarles las recetas antiguas adaptadas a la nueva vida. No solo tienen que hacer pasta, un pisto se hace en nada de tiempo y es súper saludable. También habría que enseñarles qué pueden hacer con las legumbres porque piensan que solo se pueden cocinar lentamente.
Desde que se dedica a la gastronomía además de haber ganado mucha popularidad ha recibido varios reconocimientos. ¿Hay alguno que le haya hecho especial ilusión?
En el 2020 la Escuela de Hostelería de Sevilla me reconoció como el mejor influencer gastronómico. Cuando sales de un programa de televisión todo el mundo piensa que eres cocinero pero los cocineros te ven como un intruso porque no eres un profesional. Por eso que ellos, que son formadores de profesionales, reconocieran que hacía una buena labor, me llena de orgullo. Me gustó mucho.
¿Ha notado el rechazo de los cocineros profesionales por haber comenzado su carrera en televisión?
Sí, pero nunca he querido ser lo que no soy. Pasa en cualquier sector, el que piensa que llegas para quitarle algo es porque no tiene la autoestima alta.
Nació en Huelva y vive en Sevilla, ¿cuáles son los platos que hay que probar de la capital andaluza?
Tienes que probar unas espinacas con garbanzo, un montadito de pringá, unos chipirones plancha, unas pavías de bacalao, una carne con tomate si la encuentras, el serranito.
¿Y un plato que nunca falte cuando va a Huelva?
No me puedo perder unas gambas y, sobre todo, unos chocos fritos.