El arte del revuelto: cinco recetas para hacer en casa

La combinación de mar y tierra nunca falla. Los espárragos se saltean hasta quedar al dente, y las gambas —peladas y limpias— se incorporan justo antes de añadir los huevos batidos. Cocínalo a fuego medio para que el huevo se mezcle con el jugo del marisco sin secarse.
Consejo gourmet: unas gotas de vino fino o manzanilla realzan el sabor de las gambas y aportan un aroma irresistible.

Revuelto de bacalao con cebolla y pimientos

Inspirado en el tradicional bacalao a la portuguesa, este revuelto es una auténtica delicia. Se desmiga el bacalao desalado y se sofríe con cebolla y pimientos verdes hasta que todo quede tierno. Añade el huevo batido y remueve lentamente.
Puedes coronarlo con un toque de perejil fresco o un chorrito de aceite virgen extra. Es un plato completo, con proteínas y verduras, ideal para comer con pan crujiente o una ensalada ligera.

Revuelto de calabacín y jamón ibérico

El calabacín aporta suavidad y textura cremosa al huevo, mientras que el jamón ibérico da ese punto de sabor salado y profundo. Corta el calabacín en dados pequeños y sofríelo con poco aceite hasta que esté tierno. Añade el jamón picado y los huevos batidos.
El truco: retira el revuelto del fuego cuando el huevo aún esté algo líquido, pues se seguirá cocinando con el calor residual. Ideal para una cena rápida y nutritiva.

Revuelto de espinacas, pasas y piñones

Una opción vegetariana deliciosa y con un toque dulce. Saltea las espinacas frescas con un diente de ajo. Cuando estén reducidas, incorpora un puñado de pasas y piñones tostados. Añade los huevos batidos y cocina unos minutos hasta obtener una textura cremosa.
Es un plato equilibrado, rico en hierro y antioxidantes, que demuestra que los revueltos también pueden ser sofisticados.

Un plato humilde con alma gourmet

El revuelto es, al fin y al cabo, la prueba de que lo sencillo puede ser sublime. Su éxito reside en la calidad de los ingredientes y en el punto justo del huevo: ni crudo ni seco, apenas cuajado. Además, admite mil combinaciones según la temporada: espinacas con gambas en primavera, setas y calabaza en otoño o bacalao y pimientos en cualquier época del año.

En la mesa, el revuelto se disfruta mejor recién hecho, con una copa de vino blanco o una cerveza artesanal. Porque pocas cosas hay más reconfortantes que ese gesto tan simple de mezclar huevos, verduras y cariño en una sartén.

Publicidad