El festival literario ‘Málaga 451: La noche de los libros’ celebrado ayer viernes en La Malagueta, logró congregar a más de 3.000 personas en el Centro Cultural La Malagueta de la Diputación de Málaga y en las instalaciones de la plaza de toros. Se trata de la séptima edición de un encuentro que se consagró en La Térmica y que, tras un parón de tres años, ha abrazado La Malagueta con gran entusiasmo para renovar su propuesta.
Una edición más, esta actividad tuvo espacio para la poesía, el ensayo, la narrativa, la música y su relación con las letras, y una nómina de más de veinte invitados nacionales e internacionales que incluyeron a los escritores Enrique Vila-Matas, Elvira Sastre y Gabriela Wiener; y a músicos como María Rodés y Chico Blanco, entre otros. Este año, Málaga 451 ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de Málaga a través de su Área de Cultura.
La tarde comenzó con la inauguración de la exposición ‘España oculta’, de la mundialmente reconocida fotógrafa Cristina García Rodero. Acompañada del presidente de la Diputación de Málaga, Francisco Salado, los seguidores de la artista han aprovechado la oportunidad para conocer de cerca a la manchega y conseguir autógrafos de la fotógrafa en su recién editado libro ‘España oculta’.
Tras esta, García Rodero ha protagonizado un encuentro en el que ha repasado su dilatada carrera. Acompañada del escritor Gustavo Martín Garzo, el diálogo ha estado plagado de grandes momentos en los que Cristina no ha dejado de expresar la pasión que profesa por el arte y su trabajo a sus 74 años de edad.
El escenario doble compuesto por el ‘Escenario 451’ y el ‘Escenario Ora Marítima’, situado en el ruedo de la plaza, vivió varios de los momentos más emocionantes de la noche, conjugando la palabra, el recital y la música de géneros diferentes.
La narrativa tomó el liderazgo de la velada con tres encuentros de primer nivel. El cineasta y escritor David Trueba inauguró el Escenario Ora Marítima acompañado del periodista Luis Alegre, con quien mantuvo un diálogo tan amistoso como repleto de divertidas anécdotas. A las 20.30 horas tuvo lugar uno de los momentos más esperados de la noche, con el diálogo a tres que mantuvieron los escritores Enrique Vila-Matas y Juan Tallón, en compañía del periodista José María de Loma. El conversatorio estuvo marcado por el sentido del humor gallego de Tallón, quien se sintió cómodo en compañía del multipremiado novelista.
Como colofón en el ámbito de la prosa, la escritora malagueña Inma Aguilera entrevistó a Elvira Sastre con su último libro, ‘Las vulnerabilidades’, como eje de una conversación que trató temas tan importantes como el abuso y la concienciación.
Música
En cuanto a la música en el ruedo, la formación malagueña Raquel Pelayo Jazz Quartet fueron los encargados de animar el inicio del festival. Además, destacaron las propuestas musicales de Alexis Díaz Pimienta con Javier Ruibal. La plaza pudo disfrutar de un dúo musical y lírico en el que el cubano Díaz Pimienta no dejó de improvisar décimas a un ritmo que no dejaba de acelerarse, y que Ruibal completó con canciones repletas de un humor que le delatan gaditano.
El escritor y periodista Javier Gallego llegó arropado a la plaza por el grupo Seward. Esta combinación propició la oportunidad exclusiva de ver la teatralización de su novela ‘La caída del imperio’, mezclando el spoken word con los ritmos más variados del rock experimental. Para completar la propuesta musical del festival, María Rodés actuó en compañía de la guitarrista Isabelle Laudenbach para ofrecer al público un concierto preciosista e íntimo donde la cantautora tocó varios registros. La sesión del DJ y productor Chico Blanco puso el broche de oro a la noche con la plaza de toros bailando para despedir la séptima edición del festival.
La Sala 001 del Centro Cultural La Malagueta, conocida por el público habitual, contó para la ocasión con una iluminación y decoración más íntima para pasar a llamarse Escenario Malagueta. En él, el público pudo disfrutar de las propuestas más variadas y atrevidas del cartel. La poesía llenó la sala con el recital a dos voces de Lorenzo Oliván y Beatriz Russo, y de Gabriela Wiener con Lara Moreno. Desde dos ópticas muy diferentes para afrontar la expresividad del verso, ambas actuaciones cautivaron al público de la sala.
En el terreno de la performance destacaron las sesión de live coding de Eloi el Bon Noi, quien dio soporte audiovisual a las actuaciones improvisadas de Eloy Fernández Porta y Miriam Reyes. La malagueña Lidia Bravo puso en pie al público al término de su representación teatral La muerte de Christopher Reeve. Con el pianista Curro Bautista a su lado en el Escenario Malagueta, Bravo pudo realizar una obra tan arriesgada en su propuesta multidisciplinar como íntima.
Además, las librerías de Málaga y la provincia han completado el evento como es costumbre en Málaga 451, disponiéndose en una decena de stands en el ruedo de la plaza. Uno de los objetivos es el apoyo al sector con el fin de estimular la afición por la literatura en el público asistente.