La Sala Noble del Museo Carmen Thyssen Málaga presentará, a partir del próximo 14 de junio y procedentes de la Colección José María Jiménez-Alfaro, las treinta y cuatro estampas que el artista alemán Max Ernst, uno de los máximos representantes internacionales del surrealismo, reunió en el portfolio ‘Historia Natural’, publicado por la galerista Jeanne Bucher en París, en 1926.
Este libro es ejemplo extraordinario de la técnica del frottage, inventada por Ernst en el verano de 1925 y que en su exploración «más allá de la pintura», como el propio artista la definió, le permitió componer dibujos de manera azarosa e inesperada al frotar un lápiz sobre un papel dispuesto sobre materiales con texturas diversas.
Las imágenes resultantes, fortuitas y sorprendentes, convertían al artista, decía Ernst, ya no en creador si no en mero observador del resultado obtenido de manera automática, invocando así la forma de creación inconsciente e irracional defendida por el movimiento surrealista surgido en torno a André Breton en 1924, según han explicado desde el Museo Carmen Thyssen Málaga a través de un comunicado.
Con esta exposición, que cuenta con la colaboración de la Fundación Juan March y el patrocinio de Fundación Cajasol, el público tendrá la oportunidad de aproximarse al surrealismo de los años 20 a través de unas obras que, aplicando la citada técnica del frottage sobre diversas superficies –tablones de un suelo de madera, cordeles, malla metálica, papel arrugado, y corteza de pan, entre otros–, muestran imágenes con la falsa apariencia de ilustraciones de un tratado científico.
El trabajo de Ernst sobre las texturas obtenidas de manera automática transforma el resultado en objetos, criaturas y paisajes extraños y fantásticos, fruto del subconsciente y no la razón, convirtiendo el libro en un inquietante repertorio de especies surrealistas, en la frontera entre la realidad y la imaginación.
Para la edición de los 300 ejemplares de la tirada original, los dibujos originales de Ernst se reprodujeron con un proceso fotomecánico, la fototipia, el más utilizado hasta los años 30 del siglo XX. El libro se acompañó de un prólogo del escultor Jean Arp.
Figura clave del surrealismo internacional a partir de la década de 1920, el artista alemán Max Ernst experimentó con diversos géneros en un lenguaje plástico que combinó la representación realista tradicional con formas de creación alternativas, como la combinación y superposición de elementos preexistentes en sus collages dadaístas o el dibujo obtenido al frotar el lápiz sobre papeles aplicados a elementos naturales en sus originales frottages.
Marcado por su experiencia como combatiente en la Primera Guerra Mundial, con estos métodos dio forma a una visión muy personal de la memoria individual y colectiva, dando apariencia de realidad a imágenes fantásticas y perturbadoras que expresan las incongruencias y contradicciones de la mente y reflejan el turbulento panorama de su tiempo.