Emboscarse: cinco bosques andaluces para perderse este otoño

Con la llegada del otoño los bosques se llenan de magia y misterio. Las hojas se desprenden de los árboles, La falta de luz frena la producción de clorofila de las plantas, que mudan su color verde y se desprenden de los árboles. Entonces comienza el espectáculo: los paisajes se cubren de todas las tonalidades que van del rojo al amarillo dando lugar a estampas de ensueño. En Andalucía, gracias a su increíble diversidad de ecosistemas, encontramos algunos de los bosques más impresionantes del sur de Europa, que deslumbran por su gran valor ecológico y su especial belleza. A continuación, destacamos cinco enclaves que invitan a perderse en su frondosidad, y en los que un paseo se convierte en una experiencia inolvidable.

Dehesa del Camarate en Sierra Nevada en Granada

La Dehesa del Camarate, que se conoce como el Bosque Encantado de Lugros, fue muy desconocido hasta 2002, cuando el Ministerio de Medio Ambiente adquirió parte de las dehesas y se abrió al público. Se extiende por la vertiente norte de Sierra Nevada e impresiona por su espesura y su paleta cromática. Es uno de los bosques mixtos mejor conservados de Andalucía, con un surtido de especies que incluye robles, cerezos, quejigos, arces, fresnos o tejos. En esta época, el bosque se convierte en un tapiz de colores intensos, desde los amarillos más luminosos hasta los rojos más profundos. Tal es la afluencia de visitantes en esta época que el acceso al bosque está controlado y restringido para proteger su gran riqueza botánica. 

Pinsapar Sierra de las Nieves en Málaga

El pinsapar del Parque Nacional de la Sierra de las Nieves es un bosque excepcional, único en el mundo. El pinsapo, una especie de abeto autóctona de la Península Ibérica, es un árbol majestuoso y resistente que ha sobrevivido a lo largo de los siglos a condiciones climáticas extremas. Actualmente solo se pueden encontrar en Málaga y Cádiz, distribuidos entre Sierra Bermeja, la Sierra de Grazalema y, especialmente, en la Sierra de las Nieves, donde se concentra el mayor número de estos árboles imponentes. 

Bosque encantado en la Sierra en Huelva

Alcornoques, quejigos, pinos y, sobre todo, castaños, conforman el cautivador paisaje del Bosque Encantado de Huelva, localizado en el corazón del Parque Natural de Sierra de Aracena y Picos de Aroche, entre Fuenteheridos y Castaño del Robledo. Los árboles centenarios se entrelazan creando un dosel vegetal que filtra la luz solar y proyecta sombras cambiantes sobre el suelo. La humedad del ambiente favorece el crecimiento de helechos de gran tamaño que, junto a los musgos que ocultan las rocas y la exuberante vegetación, convierten este lugar en un auténtico jardín encantado.

Bosque de la Niebla de los Llanos del Juncal en Cádiz

Uno de los entornos naturales más fascinantes de Andalucía es el Bosque de la Niebla de los Llanos del Juncal, en el Parque Natural de los Alcornocales, entre Tarifa y Algeciras. Este bosque, bañado por espesas nieblas casi constantes durante todo el año, se transforma en otoño en un espectáculo sin igual. La concentración de humedad crea un ecosistema único en la Península Ibérica, compuesto por hiedra, helechos, musgos, lianas y laurisilva que cubren los troncos de los árboles, las piedras y los senderos. Los colores ocres y rojizos de las hojas de los quejigos, madroños, laureles y alcornoques destacan entre la bruma, creando un ambiente mágico y casi irreal. 

Cornetal de Sierra Mágina en Jaén

Al sur de la provincia de Jaén, en las abruptas formaciones montañosas de la Sierra Mágina, sobresale el que es considerado el mayor cornetal de Europa: es el Cornicabral de Mágina, una vasta extensión de cornicabras que cubre alrededor de mil hectáreas y se conserva protegida por una arisca orografía. Este arbusto caducifolio, que puede alcalzar los cinco metros de altura, asombra con sus colores cuando pierde las hojas en otoño. En el mismo entorno se encuentra otra masa boscosa de interés, el adelfal que se esparce por el cauce del río Cuadros, que luce un aspecto espectacular especialmente en primavera, coincidiendo con la floración.

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