La primavera en Málaga no solo se vive en las playas o en las terrazas frente al mar. Cuando el campo andaluz florece, la provincia se transforma en un espectáculo de aromas, colores y sonidos que invitan a caminar sin prisa. Más allá de los itinerarios turísticos habituales, existen otras rutas que guardan la esencia silvestre de la provincia: caminos que cruzan pueblos blancos, bosques frondosos, desfiladeros y manantiales. Te proponemos varias escapadas de primavera para reconectar con la tierra, el paisaje y contigo mismo.
■ Sendero de El Saltillo (Canillas de Aceituno)
Pocos saben que uno de los puentes colgantes más espectaculares de Andalucía se esconde entre los montes de la Axarquía malagueña. El sendero de El Saltillo, que parte del pueblo de Canillas de Aceituno, es una ruta de media dificultad que recorre la ladera del pico La Maroma, entre barrancos cubiertos de jaras, romero y espliego. El punto culminante es el puente colgante de 50 metros sobre el desfiladero del Almanchares, una joya para senderistas que buscan adrenalina y belleza natural. Al finalizar, un plato de chivo en alguno de los restaurantes del pueblo es la mejor recompensa.
■ Barranco Blanco (Coín)
A solo 30 minutos de Málaga capital se encuentra uno de los rincones más refrescantes y desconocidos de la provincia: Barranco Blanco, en Coín. Aunque popular entre los locales, sigue siendo un secreto para muchos turistas. Se trata de un pequeño paraíso natural donde el río Alaminos forma pozas de agua cristalina rodeadas de bosque mediterráneo. La ruta es corta pero llena de encanto, perfecta para una escapada matinal. A lo largo del camino se escuchan los cantos de aves y el murmullo constante del agua. Las flores de mayo —adelfas, margaritas silvestres, orquídeas— tapizan los márgenes del sendero.
■ Paraje Natural del Desfiladero de los Gaitanes (Álora/Ardales)
El Caminito del Rey ha devuelto la fama a este impresionante desfiladero, pero pocos exploran los senderos paralelos y alternativos que lo rodean. El Paraje Natural del Desfiladero de los Gaitanes ofrece varias rutas mucho menos concurridas, ideales para quienes desean vivir la montaña con tranquilidad. Una opción interesante es subir desde El Chorro hacia el mirador de las Buitreras, donde pueden observarse estas aves planeando sobre las crestas rocosas. Otra posibilidad es adentrarse por el sendero Haza del Río, bordeando zonas donde florecen lavandas, retamas y tomillos.
■ Sedella a Salares: travesía entre pueblos blancos
Para los amantes de lo rural y lo auténtico, la travesía entre Sedella y Salares es una joya escondida. Este sendero conecta dos pueblos blancos de la Alta Axarquía, cruzando campos de almendros, bancales de olivos y pequeños riachuelos que aún conservan antiguos puentes romanos. Durante el mes de mayo, los balcones de los pueblos están llenos de geranios, y los vecinos aún comparten frutas y pan desde sus portales. La caminata es suave y sensorial, ideal para quienes buscan paisaje y cultura en una misma experiencia.
■ Una primavera que se camina
Estas rutas son solo una muestra del patrimonio natural que Málaga guarda fuera de los circuitos masivos. En cada paso, la primavera andaluza se manifiesta no solo en las flores, sino en el silencio, en el agua clara, en el aroma del campo. Quienes eligen caminar en esta época no solo descubren senderos, descubren también otra manera de viajar: más lenta, más íntima, más verdadera.