Ferragosto: la fiesta italiana que mezcla historia, cine y verano

Cada 15 de agosto, Italia se detiene. Las ciudades se vacían, las playas se llenan y en los pueblos resuenan campanas, risas y el aroma de comidas interminables. Es el Ferragosto, una de las celebraciones más queridas de la península, que combina tradición, religión, paganismo, ocio y hasta cine.

El Ferragosto tiene un origen que se remonta nada menos que al año 18 a. C., cuando el emperador romano César Augusto instauró las Feriae Augusti, un periodo de descanso tras las cosechas de verano. Era un respiro merecido para campesinos, artesanos y animales de tiro, que también recibían cuidados especiales en estas fechas.

Durante siglos, esta pausa veraniega estuvo marcada por carreras de caballos, festejos públicos y banquetes. Con la llegada del cristianismo, la tradición se fusionó con la festividad de la Asunción de la Virgen María, celebrada el 15 de agosto. Así, lo que nació como una fiesta pagana de agradecimiento al trabajo y a la fertilidad de la tierra, se convirtió en un día de gran relevancia en el calendario religioso.

Un verano en punto álgido

Ferragosto marca también el clímax del verano italiano. Para muchos, es el día central de las vacaciones: un paréntesis en el que nadie trabaja, el comercio se paraliza y las carreteras se llenan de familias que se dirigen a la costa o al campo.

En pueblos y ciudades se organizan comidas populares, procesiones, fuegos artificiales y conciertos al aire libre. La gastronomía es clave: pastas frías, ensaladas de arroz, mariscos frescos, sandía bien fría y vinos ligeros forman parte del menú de la jornada.

Ferragosto en el cine

El Ferragosto ha dejado huella en la gran pantalla, convirtiéndose en telón de fondo de películas que capturan su espíritu. Una de las más emblemáticas es Il sorpasso (1962), de Dino Risi, donde Vittorio Gassman y Jean-Louis Trintignant emprenden un viaje improvisado por la costa italiana precisamente durante este festivo, mostrando la Italia vibrante, despreocupada y en plena ebullición de los años sesenta.

Otra joya es Pranzo di Ferragosto (2008), de Gianni Di Gregorio. Esta comedia entrañable narra cómo un hombre, en pleno Ferragosto, se ve obligado a cuidar de un grupo de ancianas en Roma, improvisando un banquete que se convierte en un festín de amistad y humanidad. La película es casi una declaración de amor a la sobremesa italiana y a esa pausa que permite reconectar con los demás.

También hay ecos del Ferragosto en el cine de Fellini, Visconti o Scola, donde la atmósfera veraniega, el calor y la vida al aire libre son parte del decorado emocional.

El Ferragosto de hoy

En la actualidad, el Ferragosto sigue siendo un ritual colectivo, aunque adaptado a los tiempos modernos. Muchos italianos aprovechan para viajar, mientras otros se refugian en sus pueblos de origen para celebrar en familia. Las playas suelen alcanzar su máxima ocupación y en ciudades como Roma o Florencia se organizan eventos especiales para los turistas que se quedan.

Incluso hay tradiciones curiosas: en algunas localidades costeras, a medianoche del 15 de agosto, es costumbre darse un baño bajo la luz de la luna, como símbolo de purificación y buena suerte.

Más allá de Italia

Si bien el Ferragosto es un sello de identidad italiano, su espíritu se ha extendido. En comunidades italianas de Argentina, Estados Unidos o Australia, se celebran comidas y reuniones para mantener viva la tradición. En España, aunque la fecha coincide con la Asunción, el ambiente es distinto: no hay una paralización nacional como la que se vive en Italia, pero sí se multiplican las fiestas patronales.

Un día para parar y celebrar

En una época en la que vivimos acelerados, el Ferragosto conserva un mensaje sencillo y atemporal: detenerse, compartir y celebrar. Es un recordatorio de que, más allá de las obligaciones y la rutina, el verano es también un momento para el gozo.

Como decía el propio Gianni Di Gregorio en una entrevista sobre su película: “Ferragosto es comer, reír, dejar que el tiempo pase sin prisa. No es solo una fecha en el calendario, es un estado de ánimo”.

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