Xabier Mojarrieta
El pasado día 7 de siempre, la localidad de Almáchar celebraba su 51ª fiesta del Ajoblanco. Durante la celebración se llegaron a repartir hasta tres mil litros de esta sopa tan característica de la provincia, siendo amenizada con actuaciones de pandas de verdiales y grupos de baile. La fiesta, un año más, fue un completo éxito y ya es considerada un reclamo para todos aquellos que disfrutan de una festividad que históricamente se conoce como la primera celebración gastronómica de la provincia de Málaga.
Sin embargo, esta fiesta es mucho más que Almáchar, y va mucho más allá de Málaga. Son ya cuarenta años los que llevan las Asociaciones Hijos de Almáchar en Cornellá y Barakaldo celebrando esta fiesta tan importante históricamente. El Alcalde de Almáchar, Antonio Yuste, nos comenta que “durante 1870, con el problema de la filoxera, muchos vecinos de Almáchar se fueron a Barakaldo y Cornellá, donde crearon estas Asociaciones. De hecho, todas las fiestas que nosotros celebramos en Almáchar, ellos las celebran aquí, como por ejemplo la fiesta de la Banda Verde o la fiesta de la Virgen del Amparo”.
Sin embargo, el nacimiento de esta fiesta comienza casi un siglo después, concretamente en el año1968. Fue entonces cuando los buenos vecinos de Almáchar decidieron invitar a los políticos de la época a degustar un humilde plato que los campesinos de la época, prácticamente la población total, tomaban para soportar las duras condiciones campestres. Hasta ese año, llegar a Málaga capital desde esta localidad interior de la Axarquía era una odisea de 60 kilómetros. Esta era considerada una distancia prácticamente insalvable para los humildes trabajadores del campo, quienes utilizaban el lecho del río cuando estaba seco para desplazarse de mejor forma. Esta invitación fue una puesta en escena del pueblo que los políticos invitaron tomaron como un acto de concienciación, los cuales, tan solo tres años después, construyeron una carretera convencional entre Almáchar y Moclinejo, recortando la distancia a la capital en 30 km.
Desde entonces, la fiesta del Ajoblanco no solo ha perdurado en el tiempo, sino que se ha expandido a otras regiones del país donde se produjo hace ya varias décadas un ejercicio de hermanamiento por esta elaboración gastronómica.
Realmente es de admirar como un pequeño pueblo de poco más de 3000 habitantes es capaz de posicionarse en el mapa gastronómico nacional de una forma tan notable. Los vecinos de este municipio malagueño deben sentirse realmente orgullosos con el gran impacto cultural que este pequeño pueblo está teniendo en otros gigantes gastronómicos como es la industria del País Vasco o la de Cataluña.
Por su parte, la Asociación Hijos de Almáchar de Cornellá celebró su fiesta del Ajoblanco el pasdo día 15 de septiembre, al igual que el año anterior. Por otro lado, la respectiva asociación perteneciente a la localidad de Barakaldo celebró esta festividad gastronómica el día 6 de octubre. Por supuesto, el Alcalde D. Antonio Yuste hizo presencia en estas fiestas como símbolo de fraternización entre localidades aparentemente tan diferentes culturalmente, pero que se aúnan cada año para seguir con la fiesta y la tradición que el Ajoblanco trae consigo desde hace ya cincuenta y un años.