El verano llega acompañado de altas temperaturas que condicionan nuestras actividades y nuestra forma de alimentarnos. Pero el verano también nos ofrece un remedio natural para que el calor sea más llevadero. En esta estación maduran frutas y hortalizas refrescantes y ligeras con las que podemos componer el menú diario cuando solo apetecen platos fríos y fáciles de preparar.
Además de contener un alto porcentaje de agua las frutas y verduras de temporada nos presenvan de los inconvenientes del verano, como los daños que puede causar una larga exposición al sol. Son alimentos hipocalóricos, perfectos aliados para adelgazar o mantenernos en un peso. Otra de sus ventajas es que pueden tomarse crudas, que es la mejor manera de aprovechar sus propiedades nutricionales, lo que nos evita pasar en la cocina más tiempo que en la playa o en la piscina. Y si no queremos que nuestra dieta se vuelva monótona, también las podemos disfrutar en batidos, zumos, smoothies o incluso helados y granizadas.
Como si fuera el mostrador de nuestra frutería de confianza, vamos a exponer cuáles son las frutas y hortalizas que encontramos en verano para seguir una dieta saludable y equilibrada.
Sandía
Se podría decir que el verano sabe a sandía. Esta fruta, que en realidad deberíamos tratar como hortaliza, resulta apetecible a cualquier hora del día, y haremos bien en no privarnos de ella. Su característico dulzor no es sinónimo de una alta concentración de azúcar, de hecho la sandía es uno de los alimentos con menos calorías que podemos elegir. El 90 % de su composición es agua, por lo que el principal beneficio que nos aporta es la hidratación. Pero eso no es todo: el color rojo de su interior nos indica que contiene licopeno, un potente antioxidante natural que ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares y protege la piel de los efectos dañinos del sol.
Melón
El melón es otra fruta indispensable en verano. Como la sandía, pertenece a la familia de las cucurbitáceas, lo que explica sus similitudes. Ambas contienen una proporción de agua parecida y son hipocalóricas. Siguiendo con la comparación, el melón contiene más vitamina C y minerales como calcio, potasio, sodio y fósforo. Además, destaca por ser depurativo, saciante y es muy recomendable para embarazadas porque contiene ácido fólico.
Judías verdes
Las judías verdes son uno de los tesoros nutricionales que importamos de América y las encontramos en condiciones óptimas en primavera y verano. Sin agotar sus beneficios, estas son algunas de sus cualidades más apreciadas: destacan como antioxidantes, son diúreticas, refuerzan el sistema inmunológico y fortalecen los huesos. Son muy ligeras, ya que contienen un 90 % de agua y apenas tienen grasas. En la cocina se pueden combinar de muchas maneras en platos fríos, aunque deben añadirse cocinadas previamente, hervidas o al vapor.
Tomate
El tomate no necesita ninguna recomendación, es una de esas frutas, que no hortaliza, que forma parte del repertorio básico de la dieta mediterránea. En verano es cuando tiene mejor sabor y se suele aprovechar en todas sus versiones, pero sobre todo como el ingrediente principal del gazpacho o en ensaladas y sopas frías. Es fácil de preparar, se adapta casi a cualquier necesidad gastronómica y, además, podemos contar con él para cuidar nuestra salud: reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, contribuye al buen funcionamiento de los riñones, refuerza el sistema inmunitario y previene el envejecimiento.
Cerezas
La temporada de las cerezas alcanza hasta julio por lo que, cuando aprieta el calor, podemos contar con ellas como un tentempié perfecto por su pequeño tamaño y jugosidad. Su atractivo color rojo les da el aspecto de un capricho al que no debemos resistirnos por sus demostrados beneficios para la salud. Actúan como un eficaz antiinflamatorio, ayudan a reducir el colesterol y alivian las molestias digestivas. Es aconsejable su consumo para perder peso porque son ricas en fibra y tienen un bajo índice glucémico. Y si asociamos el verano con el descanso, es importante tener en cuenta que favorecen la relajación y regulan el sueño.
Pepino
El pepino es uno de los alimentos que más agua contienen naturalmente. No tiene nada de grasa y apenas aporta calorías. En cambio, está cargado de potasio, un mineral que regula la presión arterial e influye en las transmisiones nerviosas y la contracción de los músculos. Es un gran depurativo y se puede decir que tiene propiedades cosméticas puesto que suaviza y rejuvenece la piel, un aspecto muy interesante en esta época del año. Es recomendable para personas con hipertensión, previene la obstrucción de las arterias y nos ayuda a sobrellevar situaciones de estrés.
Ciruela
La temporada de las ciruelas abarca todo el verano. Las encontramos en una gran variedad de colores y su sabor puede ser dulce o un poco ácido. De estos frutos se suele destacar el efecto laxante que producen y que se debe a la combinación de sorbitol y fibra de su composición, que contribuyen al buen funcionamiento del sistema digestivo. Se recomiendan en casos de anemia, así como para eliminar toxinas y líquidos, regulan los procesos de coagulación de la sangre, estimulan el sistema nervioso, mejoran la visión, cuidan el sistema respiratorio y ayudan a expulsar mucosidades. Estas propiedades las comparten con el melocotón, la nectarica, el paraguayo o el albaricoque, que forman parte del llamado grupo de frutas con hueso, que se caracterizan principalmente por ser ricas en fibra, vitamina C y vitamina A. Otro de sus rasgos distintivos, y que debemos tener en cuenta al escogerlas, es que dejan de madurar tras la recolección.