Gastronomía y turismo: el binomio que ha hecho grande a Málaga

mujeres

Málaga se ha convertido en punta de lanza en lo que a gastronomía y turismo se refiere, y no sólo en Andalucía, sino en el resto de España. La capital de la Costa del Sol recibió en 2016 a 1,21 millones de turistas que hicieron 2,3 millones de pernoctaciones. Estas cifras suponen un amplio mercado para nuestros sectores más pujantes y un reto muy importante también para la hostelería de la capital y del resto de la provincia, que tiene que dar servicio a un cliente cada vez más informado y exigente. Agro pone la lupa en estos sectores, y para ello ha invitado a analizar la situación actual a cinco mujeres que los conocen muy bien desde dentro. ¿Cuáles han sido los logros? ¿Dónde están las dificultades? ¿Qué retos nos quedan por afrontar? Ellas nos dan las claves.

María Herrero, de Bou Hotels.
Teresa Escobar, de Tecnyhostel.

Todos tenemos claro que la capital de la Costa del Sol y el resto de nuestra provincia viven un momento dulce gracias a la labor de empresas, personas e instituciones, que con su trabajo y esfuerzo están poniendo a Málaga junto con sus sectores más productivos en el lugar que le corresponde. Hasta hace sólo unos años éramos el estandarte del turismo de sol y playa, una realidad que ha cambiado gracias a la amplia oferta cultural y gastronómica actual. “Ahora somos mucho más que pescaíto frito. Málaga está de dulce en cualquier época del año”, asegura Lola Bernabé, bloguera de cocina y viajes en Loleta.es, uno de los blogs malagueños de cocina y viajes más premiados del panorama nacional. En este sentido, ensalza la labor desarrollada por Sabor a Málaga, que “ha logrado posicionar a los productores malagueños en el top ten nacional, con la consiguiente importancia para toda la provincia”. “Hemos pasado a encontrar vinos de nuestra tierra en prácticamente todos los restaurantes. Ya no somos nada más que vino dulce, y la hostelería se están volcando también con esta causa”, asegura. Y es cierto, de hecho, en los últimos años, la hostelería ha demostrado tener una preocupación constante por dar mejor servicio y calidad al cliente apostando también por una mejor puesta en escena. “Hemos llegado a un punto en el que el hostelero pone mucho cariño en lo que hace, buscando que cada plato sea una atracción tanto por los ingredientes como por la vajilla en la que se va a servir”, afirma Teresa Escobar, copropietaria de Tecnyhostel, una firma que se dedica a los suministros de equipamiento y maquinaria para el sector hostelero. “En la restauración se ha pasado de no cuidar demasiado los detalles a mirarlos con cariño”, insiste Teresa, aunque bien es cierto que el aumento del número de establecimientos hosteleros no siempre se traduce en una mejora de la calidad de la oferta.

Raquel Hidalgo-Barquero, de Talent Manager Consulting.

Gastronomía

La gastronomía es también la pareja perfecta para el sector hotelero, así como la agroalimentación, que se ha convertido también en un escaparate atractivo para los turistas que vienen a visitarnos. Tanto es así que B Bou Hotels, la marca de hoteles boutique que cuenta con cuatro establecimientos, ofrece a sus clientes experiencias donde la visita a los cultivos de subtropicales de la Axarquía (en esta comarca tienen dos hoteles), “se han convertido en toda una atracción para los turistas”, afirma María Herrero, cofundadora y gerente del grupo. Y no sólo eso, sino que poco a poco el sector hotelero ha ido definiendo y reconvirtiendo su oferta gastronómica, llegando al punto de que “hemos escapado de la idea de que en los hoteles se come mal”, apunta Raquel Hidalgo, directora de Talent Manager Consulting, entidad gestora de la Escuela de Hostelería y Turismo Bellamar. “Ahora muchos de nuestros hoteles están asesorados por grandes chefs y podemos ofrecer gastronomía de calidad”, asegura, insistiendo en que “cada vez más, el sector hotelero está apostando por los menús con productos locales. Ya no se come la misma carta en Málaga que en Bilbao, las cadenas hoteleras han cambiado eso, afortunadamente”. 

María Aguilar, de El Lago.

Esta filosofía de lo local en la restauración ya la venían practicando desde hace años algunos restaurantes preocupados por dar lo mejor del entorno. Es el caso de El Lago. Este restaurante con una estrella Michelin lleva desde sus inicios apostando por los productos de la zona. María Aguilar, su sumiller, es una gran defensora de esta forma de hacer las cosas y asegura que “ahora hemos llegado a un punto de preocupación por la filosofía del kilómetro que se ha generalizado en la hostelería, pero ha sido gracias también a que los turistas han pedido comer productos de la zona”. Y no es de extrañar, ya que, afortunadamente, la gastronomía y el producto se han convertido en un auténtico reclamo turístico, de ahí la importancia de cuidarlos a ellos y al sector de la restauración, del que viven miles de familias.

Lola Bernabé, de loleta.es.

Hemos experimentado mucho avance en poco tiempo, pero muy al contrario de lo que se pueda pensar, no está todo hecho. Debemos seguir mejorando. Para que esto sea así, María Aguilar lo tiene claro: “hay que apostar por tener a buenos profesionales en el servicio, no vale cualquiera”. Una idea que apoya Teresa Escobar asegurando que la responsabilidad del empresario de la hostelería pasa por “ser consciente de lo que tiene y de lo que está dando a su cliente. Desde la cocina hasta la sala”. Por su parte, María Herrero apela a la emoción de la calidad: “demos ser capaces de enamorar al cliente”, una afirmación apoyada por Raquel que va un paso más allá al afirmar que “no se trata sólo de cumplir las expectativas del cliente, sino de superarlas”. Sin duda, importantes retos los que se plantean para un futuro no tan lejano.

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