Brillante, versátil, con una piel de un púrpura hipnótico y una carne delicada, la berenjena es una de las grandes protagonistas del verano mediterráneo. Amada por unos y malentendida por otros, esta hortaliza de sabor profundo y textura suave se cuela cada año en los platos de quienes saben que el calor y el sol son sus grandes aliados. Desde la tradición hasta la innovación, la berenjena es mucho más que un acompañamiento: es una declaración de intenciones culinarias.
Aunque muchos la tratan como verdura, la berenjena es en realidad el fruto de una planta originaria de la India. Su llegada a Europa se remonta a la Edad Media, de la mano del mundo árabe. Durante siglos fue vista con recelo por su parentesco con plantas venenosas del mismo género (como la belladona), pero hoy es indispensable en recetas de todo el mundo: del parmigiana italiano al baba ganoush de Oriente Medio, del escalivada catalana a las clásicas berenjenas fritas con miel.
Variedades que merecen ser conocidas
Más allá de la clásica berenjena negra y alargada que vemos en los supermercados, existe un amplio abanico de variedades que ofrecen matices de sabor y textura diferentes. La berenjena blanca, de piel suave y sin amargor, es ideal para asar entera. La variedad listada de Gandía, con franjas blancas y violetas, es muy apreciada en España por su textura firme. También existen berenjenas redondas, japonesas, tailandesas, e incluso lilas de pequeño tamaño, perfectas para rellenos.
Verano: la estación perfecta para la berenjena
Aunque hoy puede encontrarse todo el año, es en los meses de calor cuando la berenjena alcanza su plenitud. De junio a septiembre es su temporada natural, cuando el sol intensifica sus azúcares y su carne se vuelve más tierna. En estos meses, además, se reduce el sabor amargo que a veces puede presentar, especialmente si no se cultiva en condiciones óptimas.
Una joya nutricional con efectos depurativos
La berenjena es baja en calorías y rica en fibra, lo que la convierte en una excelente aliada para la digestión. Su contenido en antioxidantes como la nasunina, presente en su piel morada, contribuye a combatir los radicales libres. También aporta vitaminas del grupo B, potasio y una ligera cantidad de hierro. Si se cocina con poca grasa, es ideal para dietas depurativas y platos ligeros de verano.
El arte de rellenarla: del horno al aplauso
Una de las formas más populares y sabrosas de disfrutar la berenjena es rellena. Su forma alargada o redondeada permite vaciarla y convertirla en un recipiente natural para mil posibilidades. Desde un clásico relleno de carne picada, tomate y cebolla gratinado con queso, hasta versiones vegetarianas con couscous, setas, tofu o legumbres. El truco está en asarlas previamente ligeramente, para que su carne se ablande sin perder forma. El relleno, bien condimentado, y el horneado final hacen el resto.
Trucos para cocinarla sin que amargue ni empape aceite
Uno de los retos clásicos al cocinar berenjenas es evitar que absorban demasiado aceite o que amarguen. Para lo primero, hay que cocinarlas a fuego fuerte y, si se fríen, hacerlo con aceite bien caliente. Para evitar el amargor, muchos cocineros recomiendan cortarlas, salarlas y dejarlas sudar unos 30 minutos antes de enjuagarlas y cocinarlas. Esto extrae parte del líquido que concentra los sabores más ásperos.
Una hortaliza para dejar volar la imaginación
La berenjena es como un lienzo: admite curry, sofritos, salsas orientales, quesos fuertes o suaves, hierbas aromáticas, aliños ácidos o dulces. Se puede freír, asar, guisar, ahumar o convertir en crema. Pocas hortalizas aceptan tantos estilos y técnicas.■
Así que este verano, déjate seducir por su brillo morado y su sabor profundo. La berenjena está en su mejor momento. Aprovecharla es, sin duda, un gesto de inteligencia gastronómica.