La batata, también conocida como boniato o camote, es uno de esos tesoros de la tierra que ha viajado por el mundo conquistando culturas y paladares. Originaria de América Central y del Sur, esta raíz dulce era ya cultivada por los mayas y los aztecas mucho antes de la llegada de los europeos. Cristóbal Colón la llevó a España tras su primer viaje a América, y desde aquí se extendió por Europa, Asia y África.
Hoy, la batata vive un renacimiento. Su sabor natural, su versatilidad y su valor nutricional la han convertido en una estrella de la cocina saludable. Rica en fibra, antioxidantes, vitamina A, potasio y magnesio, es una aliada del sistema inmunitario, de la piel y de la digestión.
Dónde se cultiva y cuándo disfrutarla
En España, las principales zonas productoras de batata se encuentran en Andalucía (Málaga, Cádiz y Huelva), Canariasy Levante, donde el clima templado y los suelos arenosos favorecen su crecimiento. La cosecha se concentra entre septiembre y diciembre, lo que la convierte en un producto estrella del otoño.
Existen diversas variedades: la batata naranja, más dulce y húmeda; la blanca, más suave; y la morada, con un toque exótico y un color intenso. Todas comparten una textura cremosa y una dulzura natural que las hace ideales tanto para recetas saladas como dulces.
Cómo cocinarla: del horno al puré
Pocas verduras son tan agradecidas como la batata en la cocina. Se puede asar, hervir, freír, cocer al vapor o incluso triturar para postres o purés.
La forma más tradicional de disfrutarla es asada al horno, entera y con piel. Basta con lavarla bien, pincharla con un tenedor y hornearla a 200 grados durante unos 45 minutos. El resultado es una carne dorada, melosa y ligeramente caramelizada.
Otra opción deliciosa es la batata frita. Cortada en bastones y frita a fuego medio, se convierte en una alternativa saludable a las patatas. Espolvoreadas con sal gruesa, romero o pimentón, resultan irresistibles.
También puede hacerse en puré, perfecta como guarnición para carnes o pescados. Solo hay que cocerla y triturarla con un chorrito de aceite de oliva o un toque de mantequilla, sal y nuez moscada.
Recetas que conquista
1. Batatas asadas con miel y canela
Corta las batatas en rodajas gruesas, rocíalas con aceite de oliva, miel y un poco de canela. Ásalas 30 minutos hasta que se caramelicen. Un plato sencillo que combina lo dulce y lo salado de forma perfecta.
2. Crema de batata y jengibre
Ideal para el otoño. Cuece batata con cebolla y jengibre fresco; tritura y añade un chorrito de leche de coco. El resultado es una crema suave, aromática y muy reconfortante.
3. Ensalada templada de batata, queso feta y nueces
Asa dados de batata, mézclalos con hojas verdes, queso feta, nueces y un toque de miel y limón. Una combinación fresca y equilibrada.
Cómo comerla y conservar
La batata puede disfrutarse caliente o fría, y su sabor combina bien con especias como el comino, el curry o la pimienta negra. También es protagonista de bizcochos, galletas o panes dulces, en los que sustituye con acierto al azúcar o a la mantequilla.
Se conserva perfectamente en un lugar fresco y seco durante semanas. Eso sí, nunca en la nevera, ya que el frío altera su textura y sabor.
El dulce otoño de la tierra
La batata representa como pocas el espíritu del otoño: tierra, calidez y dulzura. En un tiempo en que buscamos alimentos más naturales, reconfortantes y llenos de historia, esta raíz humilde vuelve a ocupar el lugar que merece.
Porque detrás de cada bocado de batata hay un viaje —del Caribe a los campos andaluces— y una promesa: la de disfrutar de lo simple, lo nutritivo y lo sabroso.