A lo largo y ancho de su territorio, compuesto por 31 municipios, la Axarquía ofrece una gran diversidad de paisajes, desde su tranquila costa hasta sus montañas más escarpada y elevadas. Gracias a esa variedad orográfica e incluso climática, hoy cuenta con varios itinerarios de inspiración gastronómica y agrícola. Se trata de rutas turísticas que ponen la mirada en productos ancestrales como el vino, el aceite de oliva o la pasa o incluso en cultivos de implantación mucho más contemporánea, como los distintos subtropicales.
Ruta de la Pasa. Es uno de los itinerarios con sabor más antiguos de Málaga. No en vano, gira en torno a un producto milenario, que ha dado fama al interior de la Axarquía desde hace siglos. Hoy aparece con aires renovados gracias a su declaración como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), que le ha otorgado la FAO (el organismo que vela por la agricultura y la alimentación de la ONU). Este recorrido es el que permite adentrarse desde el núcleo de Benagalbón hasta Cútar o incluso Comares por una sinuosa carretera que pasa junto a Moclinejo, Almáchar y El Borge, así como algunas de las aldeas o diseminados rurales de éstos. El paisaje predominante es el de viñedos en laderas escarpadas, donde hay salpicados lagares y paseros tradicionales.
Ruta del Aceite Verdial. En la Alta Axarquía aguarda uno de los productos más singulares de Andalucía, la aceituna de la variedad ‘verdial de Vélez’, que suele finalizar su cosecha en plena primavera. Eso la convierte en una de las más tardías del mundo. Por ésa y otras singularidades merece la pena adentrarse en este itinerario, que incluye pueblos como Periana, Alcaucín, Riogordo, Colmenar, La Viñuela o Alfarnatejo. Allí se podrán ver desde antiguas almazaras hasta olivos milenarios. El paisaje predominante de estos pueblos es el olivar de montaña, que ofrece grandes contrastes con las formaciones calizas, en especial, los tajos que parecen emerger de estas fértiles tierras.
Ruta del Aguacate. Los subtropicales llegaron hace muchas décadas a la comarca más oriental para quedarse. Su abundancia hoy llega a abrumar e incluso a preocupar por su excesiva de los escasos recursos hídricos que hay en la zona para su regadío. Por su importancia, hace años se creó la denominada Ruta del Aguacate y del Sol, que hace referencia a la similitud que tiene la meteorología de la zona con la de regiones subtropicales. Para muchos, estas agradables condiciones climáticas se deben a la cercanía del mar en un enclave tan próximo a elevadas altitudes como las sierras de Tejeda y Almijara. Este itinerario está compuesto por municipios como Benamargosa, Benamocarra, Iznate, Macharaviaya o el valle del río Vélez. La presencia de cultivos como el aguacate es común en toda esta zona, aunque también abundan otros frutos subtropicales como el mango o la chirimoya.
Ruta del Vino. En la zona interior de la Axarquía, también se puede realizar otro itinerario con sabor a vino, que incluye a localidades como Cómpeta, Algarrobo, Sayalonga, Canillas de Albaida, Torrox, Nerja y Frigiliana. En todas ellas se mantiene la tradición de elaborar vinos artesanales con la uva moscatel. Así se realiza desde hace siglos. Gracias a ello, se ha convertido en una de las principales señas de identidad de esta zona de la provincia de Málaga. Pero no sólo con uva moscatel se hacen hoy vinos en la Axarquía. La Pedro Ximénez y la Romé, ambas autóctonas, son cada vez más usadas para hacer distintos tipos de vinos. Gracias a éstas y otras uvas, el repertorio de vinos va desde los dulces o generosos a los denominados vinos ‘tranquilos’, como tintos, blancos y rosados. A ellos hay que unir tanto vermús como espumosos de gran calidad.