La Asociación Carta Malacitana y La Leonera Comunicación junto a Turismo de Ronda, organizan la II Muestra de Repostería Conventual de la Provincia de Málaga, un evento para poner en valor las delicias de nuestra navidad que toman forma entre los muros de los conventos y monasterios de clausura de Málaga y la provincia. En el evento colaboran el Obispado de Málaga, la Real Hermandad del Santo Entierro de Ronda y la D.OP. Málaga, Sierras de Málaga y Pasas de Málaga; y cuenta con el patrocinio del Ayuntamiento de Ronda y la Diputación de Málaga y su marca promocional “Sabor a Málaga, el sabor que nos une”.
La muestra se celebrará en el Palacio de Congresos de Ronda (Antiguo Convento de Santo Domingo) los días 6, 7, 8 y 9 de diciembre, en horario de 10:00 a 18:00 h., en la que participarán 8 monasterios y conventos de la provincia de Málaga: Convento de Sta. Isabel de los Ángeles, Convento del Patrocinio de la Virgen y Monasterio del Corazón Eucarístico de Jesús de Ronda; Monasterio del Santísimo Sacramento de Cañete la Real; Convento de Sta. Clara (Belén) y Monasterio de la Encarnación de Antequera; Convento de Sta. María de la Encarnación de Coín y el Monasterio Monasterio de Ntra. Sra. de la Paz y Stma. Trinidad de Málaga capital.
El objetivo de la muestra es poner en valor estos dulces artesanos, preparados con cariño y paciencia que mantienen vivas nuestras tradiciones gastronómicas y permiten la subsistencia de los conventos de clausura. El evento, en línea con otros de las mismas características que vienen desarrollándose en algunas zonas de Andalucía, como por ejemplo, en Sevilla, en los Reales Alcázares ya en su XXXVIII edición o en Cádiz, posibilita que alfajores, turrones, mantecados, mazapanes, roscos de vinos, yemas del Tajo, gañotes, batatines, roscos de San Antonio, pestiños, roscos de aceite entre otros, vuelvan a degustarse en los entornos familiares como cada Navidad.
Para muchos conventos y monasterios, la venta de la dulcería artesanal navideña es una parte muy importante de su modus vivendi, siendo muy variada la repostería elaborada. Son muchas las comunidades de religiosas, en ocasiones exiguas por falta de vocaciones, que atraviesan momentos difíciles desde hace años y que se afanan en sus cocinas por recuperar un patrimonio intangible que activa las papilas gustativas, el olfato y también el alma. Intentando también, mantener y proteger un importante patrimonio histórico-artístico para disfrute de muchos y para su uso litúrgico. Pero, la subida de precios en los productos alimentarios, imprescindibles para la elaboración de su rica repostería, hace inviable la existencia de algunos de ellos, por lo que se ven abocadas al cierre de los mismos y, desgraciadamente, a la desaparición de este excelso repertorio gastronómico y patrimonial.
Tesoros que se esconden entre fogones, alacenas y, en definitiva, entre unas manos que amasando y rezando van elaborando unos dulces con los que podemos tocar el cielo, realizados en su mayoría con unas recetas que se custodian con celo en el interior de los conventos desde hace siglos en muchos casos.