Los secretos del horno: modos de cocinar con exquisitez lubina, dorada, rodaballo y besugo

Cuando se habla de pescados al horno, hay quienes piensan en una receta sencilla y sin misterio. Pero lo cierto es que, bien cocinados, estos platos pueden rozar la excelencia. La lubina, la dorada, el rodaballo o el besugo, cada uno con su personalidad, permiten preparaciones que realzan su sabor natural sin opacarlo. A continuación, desvelamos algunas formas de cocinarlos al horno con maestría y gusto.

Lubina al horno con hinojo y cítricos, un aire mediterráneo

La lubina es un pescado fino, delicado, pero agradecido si se trata con respeto. Para una preparación con carácter, lo ideal es acompañarla con hinojo fresco, rodajas de naranja y limón, un chorrito de aceite de oliva virgen extra y sal en escamas. Todo se hornea a 180º durante unos 25 minutos, dependiendo del tamaño de la pieza. El resultado: una lubina aromática, jugosa, en la que cada ingrediente suma sin robar protagonismo.

Dorada a la sal, el arte de la simplicidad

Si hay un método casi infalible para cocinar la dorada y conservar toda su esencia, es la cocción a la sal. Basta cubrir completamente la pieza (entera, sin escamar pero eviscerada) con una mezcla de sal gorda y unas gotas de agua para compactarla. Se hornea entre 25 y 30 minutos a 200º, dependiendo del peso. Al romper la costra, el perfume del mar se libera con una intensidad que asombra. No necesita más. Quizá, si se quiere, unas gotas de buen aceite y una pizca de limón.

Rodaballo al horno con patatas panadera y toque de cava

El rodaballo, rey de las mesas festivas, requiere una preparación a la altura. Una cama de patatas panadera finas, cebolla en juliana, ajo laminado y un vasito de cava serán la base sobre la que se posa el pescado, abierto en libro o entero. Unos 35 minutos de horno a 190º bastarán para que las patatas absorban el sabor del pescado y éste se impregne del dulzor del vino espumoso. Un plato elegante, ideal para comidas especiales.

Besugo a la vasca, la tradición nunca falla

El besugo tiene una larga historia en la cocina del norte, y una de sus fórmulas más celebradas es al estilo vasco: el pescado abierto y horneado con ajo laminado, guindilla, vinagre y buen aceite de oliva. Antes de hornearlo (20-25 minutos a 190º), se prepara el refrito en sartén, que se vierte sobre el pescado una vez esté listo. El toque de vinagre rompe la grasa del pescado y aporta viveza. Se puede acompañar con pimientos del piquillo confitados o una sencilla ensalada verde.

El horno como aliado del sabor y la salud

Más allá de cada receta, hay una idea común: el horno es una herramienta ideal para cocinar pescado sin enmascararlo. Permite mantener su humedad, concentrar sabores y evitar frituras o salsas pesadas. Además, su preparación no exige técnicas complejas ni ingredientes exóticos. Basta un pescado de calidad, un poco de aceite, algunas hierbas o verduras y control del tiempo y la temperatura.

Consejos finales para un resultado perfecto

  • Nunca sobrecocines: el pescado al horno se seca fácilmente. La clave está en apagar el horno cuando aún parece ligeramente crudo. El calor residual terminará el trabajo.
  • Apuesta por el producto fresco y nacional: las costas españolas ofrecen lubinas, doradas y besugos de excelente calidad.
  • Juega con los aromas: el laurel, el tomillo, la piel de cítricos o incluso unas alcaparras pueden marcar la diferencia.
  • Evita salsas pesadas: si quieres acompañar, opta por una vinagreta ligera, un alioli suave o una emulsión de aceite, limón y perejil.

Cocinar pescado al horno no es solo fácil, es una forma de devolverle al mar un poco de la dignidad que se merece. Solo hay que saber mirarlo con respeto… y encender el horno.

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