Guía Repsol pone a prueba nuestro ojo de halcón y nos propone subirnos a los edificios más altos de las ciudades para verlas como nunca antes. Con las azoteas a nuestros pies y las nubes en la punta de los dedos, descubrimos la vida urbana desde las alturas. Torres, faros y miradores. Estructuras creadas por el hombre para disfrutar de una perspectiva diferente sin necesidad de dejar de pisar tierra firme.
Y para aquellos que quieran continuar disfrutando de las mejores vistas mientras prueban la cocina del lugar, Guía Repsol recomienda algunos restaurantes, no aptos para comensales con vértigo, porque en ellos se sirve alta cocina, metafórica y literalmente. Allí, lo que va en el plato y lo que llega a la mesa se adereza con idílicas vistas y con la sensación de que se está más cerca del cielo.
Málaga, en un horizonte de 360 grados
En Málaga, conocida por ser la tierra que vio nacer a Pablo Picasso, AC Málaga Palacio Restaurant es parada obligada si queremos verla desde arriba, en esplendor y detalle. La sierra, la ciudad, la catedral, el monte Gibralfaro, la Alcazaba y el puerto estarán en un horizonte de casi 360 grados. Los atardeceres se viven más intensamente con los platos de Rafael López, en la planta 15 del edificio, que ha creado una carta enraizada en los sabores locales.
De la Gran Vía a la Sierra de Madrid, a vista de pájaro
Cerca de la Ciudad Universitaria se encuentra el Faro de Moncloa. Esta torre, antigua instalación para la iluminación de la ciudad, se construyó en 1992, año en que Madrid fue designada Capital Europea de la Cultura. Desde el mirador, separado del suelo por 92 metros, se pueden ver algunos de los principales monumentos del centro de la urbe: el Palacio Real, la Catedral de la Almudena o el edificio de la Telefónica. Además, se puede consultar información de todos ellos.
El restaurante más alto de España también se encuentra en la capital. Se llamaEspacio 33 porque está en esa planta de Torre Espacio. Pocos lugares hay en Madrid donde poder divisar al mismo tiempo el skyline de la ciudad y su sierra, que se fusionan con una oferta gastronómica que ensalza la cocina de mercado. El foie casero, el steak tartar o el jarrete de ternera son imprescindibles.
La Puerta del Sol, la Casa de Campo, la Plaza de España y la Gran Vía forman parte de una postal inolvidable que se inmortaliza desde la novena planta de Plaza Callao 2, en el Gourmet Experience, perfecto para comidas informales, rápidas y divertidas. Para una propuesta similar y con vistas a la Milla de Oro, podemos visitar el de la calle Serrano. Volvoreta, en la planta 30 del Hotel Eurostars Madrid Tower, ofrece una cocina mediterránea con vistas a la sierra madrileña. No hay que dejar de probar sus milhojas de mojama.
De Montserrat a la bahía de Barcelona
El mirador de la Torre de Collserola está situado a 115 metros de altura sobre su emplazamiento a 560 metros a nivel del mar. Se trata de una torre de comunicaciones situada cerca del Tibidabo y fue diseñada por Norman Foster y construida con motivo de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Si el tiempo acompaña, la vista alcanza hasta 70 kilómetros con magníficas vistas del Parque de Collserola, Montserrat y la sierra del Cadí-Moixerò. Para acceder al mirador hay que subir en un ascensor panorámico acristalado que recorre la distancia en dos minutos y medio.
La Ciudad Condal cuenta con otros lugares donde contemplar unas vistas espectaculares y además saborear los mejores platos. Los mediáticos hermanos Sergio y Javier Torres, del restaurante vanguardista Dos Cielos, con tres Soles Repsol, se encuentra a 24 pisos del suelo. El Mediterráneo y Barcelona a los pies complementan una cocina intensa en sabores, en la que se busca el máximo rendimiento del producto, ejecutada como ellos mismos explican “a cuatro manos y dos cabezas con larga experiencia en la alta gastronomía”.
Mirando a la bahía de la capital catalana, en un enclave emblemático entre la playa y la costa, la terraza Wet bar se activa cuando llega el verano y, sobre todo, cuando cae el sol. Además de buena música, hay cócteles, tapas, hamburguesas y sopas frías.
Torres de Serrano y Quart o la Ciudad de las Artes y las Ciencias
Con 207 escalones el Miguelete muestra una de las mejores vistas de Valencia. Es el campanario de la catedral y tiene 70 metros de altura que se terminaron de construir en 1429. Es uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad y desde allí se pueden ver otros tan importantes como las Torres de Serrano y Quart o la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
A la hora de comer se puede seguir disfrutando de los mejores monumentos de Valencia. De hecho, La Ciudad de las Artes y las Ciencias parecerá tan majestuosa como alcanzable desde la última planta del hotel en el que se encuentra el restauranteVertical (dos Soles Repsol) donde Jorge de Andrés interpreta el recetario tradicional valenciano cuidando el producto local y de temporada. En 2013 se inauguró su Sky bar, espacio intimista en la azotea del restaurante, perfecto para cualquier época del año.
San Sebastián desde el Monte Igueldo
Desde Akelarre (tres Soles Repsol), emplazado en un precioso acantilado del Monte Igueldo (San Sebastián), además de disfrutar de la perfecta síntesis de la alta gastronomía, la tradición y la vanguardia, podremos disfrutar de unas maravillosas vistas de la bahía desde sus impresionantes ventanales. Sus vistas invitan a un chapuzón después de comer. Entre las recomendaciones: cualquiera de sus menús degustación (Clásicos de Akelarre, Aranori o Bekarki), en armonía con algunas de las 650 referencias que reposan en su bodega.
Sevilla, hasta el Aljarafe
Más conocidas como las Setas de Sevilla, esta construcción está realizada por el arquitecto Jürgen Mayer y constituye la estructura de madera más grande del mundo. Este mirador de 360 grados y 28,5 metros de altura se encuentra en la Plaza de la Encarnación y desde él se puede disfrutar de la belleza de Sevilla desde las alturas. La vista abarca hasta el área del Aljarafe, que se encuentra a las afueras de la ciudad.
Desde Gijón hasta la isla Tortuga
El mirador de la Providencia, una curiosa construcción con forma de punta de lanza en dirección al mar, permite ver la ciudad de Gijón, parte de la costa cantábrica y la isla de la Tortuga. Aunque la estructura se realizó para que contara con un área de servicios, finalmente se quedó únicamente en mirador, eso sí, con una fotogénica panorámica de la ciudad. Además se puede contemplar cómo vuelan cometas y alas deltas.
Un faro romano todavía en activo
La Torre de Hércules está declarada Bien de Interés Cultural desde 1931 y Patrimonio de la Humanidad desde 2009. Es el faro romano más antiguo del mundo y el único que sigue estando en servicio. Se encuentra a unos 50 metros de altura y desde ella se puede ver la costa norte de la península coruñesa y el Parque Escultórico con el mismo nombre que la Torre. Es el símbolo de la ciudad de A Coruña.
Mirador del Río – Lanzarote
El Mirador del Río es una creación arquitectónica de César Manrique que se encuentra en el Risco de Famara, a 474 metros de altitud. El edificio está completamente mimetizado con el entorno ya que está encajado en la piedra. En el interior hay dos espacios abovedados con amplios ventanales para poder divisar el Parque Natural del Archipiélago de Chinijo y la Isla de la Graciosa.
Cádiz, desde 45 metros
La torre Tavira es el punto más alto de Cádiz, con 45 metros sobre el nivel del mar y está en pleno casco antiguo de la ciudad. El mirador forma parte de la Casa Palacio de los Marqueses de Recaño. En esta torre se encuentra la Cámara Oscura, que se basa en un efecto óptico a través del cual se ven reflejadas en una pantalla cóncava blanca, las escenas que están teniendo lugar en el exterior de la torre.