Nerja, el destino soñado del verano malagueño

Tiene de todo para cualquier momento del año, pero brilla más el sol del verano. Nerja es un municipio turístico que atrae especialmente a los amantes de la época estival con muchos de sus atributos turísticos. Desde las exclusivas playas de los Acantilados de Maro hasta la histórica Cueva de Nerja, hay mucho que disfrutar en la estación más cálida.

Su abrupto litoral es inversamente proporcional al carácter acogedor de sus vecinos y al encanto de sus calles y rincones.  De hecho, además de los antes mencionados enclaves turísticos, conviene hacer un tranquilo paso por su casco antiguo.De esta forma se disfruta de la luz y del colorido que tienen sus calles peatonales, es decir, aquellas que están más próximas al emblemático Balcón de Europa o la iglesia del Salvador, el principal templo de la localidad. 

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Por otra parte, la antes citada cavidad, que es la más visitada de Andalucía, es actualmente uno de los principales reclamos turísticos de la provincia de Málaga. Ubicada junto a la aldea de Maro, la cavidad fue descubierta por casualidad por un grupo de jóvenes en 1.959. Desde entonces, se ha ido avanzando tanto en su investigación como en adecentar distintos pasajes para los visitantes que la deseen conocer. Cuenta con 4.823 metros de recorrido, lo que la sitúa entre las de mayor desarrollo topográfico de del país. Las galerías abiertas al público tienen una superficie de más de 9.000 metros cuadrados, lo que supone aproximadamente un tercio del total de la cueva. 

Además de sus formaciones geológicas más espectaculares -estalactitas y estalagmitas-, esta gruta es una pieza clave para el conocimiento sobre la Prehistoria, ya que allí se han datado restos orgánicos asociados a unas pinturas en 42 000 años. Así, podría ser una de las primeras obras de arte conocidas de la Humanidad. 

La visita a la Cueva de Nerjase puede complementar con el Museo de Historia. Tiene su sede en el centro histórico de la villa nerjeña. Concretamente, se encuentra a escasos metros del emblemático Balcón de Europa. Cuenta con  cuatro áreas temáticas y diez sectores. La primera de las áreas está dedicada a presentar temas generales, que sitúan a Nerja en su contexto geográfico e histórico. La segunda y la tercera incluyen una serie de temas monográficos que han sido  protagonistas indiscutibles del entorno. La cuarta y última de las áreas es un espacio de carácter informativo sobre los lugares y temas de interés que ofrecen Nerja y sus alrededores. 

Nerja es el mejor punto de partida para adentrarse en el paraje natural de los Acantilados de Maro. Desde su emblemático Balcón de Europa, un mirador que ocupa el lugar que antes tuvo la fortaleza de la ciudad, se tiene una buena perspectiva de las dimensiones y la fisionomía de los acantilados. De hecho, a pocos justo allí se puede ver la antesala de lo que hoy en día se protege como paraje natural. Se trata de la playa del Chorrillo, colindante con el balcón mediterráneo desde donde se perciben ya sus pequeñas dimensiones. 

Mucho más amplia, urbana y turística es la de Burriana, que es la última de las calas que están incluidos en la influencia de la villa nerjeña. Es muy frecuentada tanto por vecinos como por visitantes no sólo por su anchura y longitud -800 por 40 metros- sino también por su equipamiento. Cuenta con un amplio paseo marítimo y con varios establecimientos de restauración, entre los que se encuentra el chiringuito de Ayo, famoso gracias a la serie televisiva ‘Verano Azul’. 

En esta playa también se invita a participar de distintas actividades relacionadas con el mar, como submarinismo o rutas en piragua bordeando el litoral de los acantilados. Para tener una buena perspectiva de esta playa se recomienda dar un paseo por el Mirador del Bendito.

Antes de recorrer cada una de esas calas, hay que dar un paseo por la aldea de Maro. Sus cuidadas calles, su posición elevada respecto al mar o la blancura de sus fachadas atraen cada año a miles de turistas que buscan en este refugio mediterráneo un lugar para el sosiego y el disfrute. Durante el antiguo Al-Ándalus, Maro fue una alquería dedicada sobre todo a la agricultura, sector que todavía sigue siendo fundamental para la economía local. Eso sí, actualmente los productos que predominan en la zona son muy diferentes a los de los pasados siglos, ya que abundan los subtropicales y los cultivos en invernadero. Estos han sustituido a la caña de azúcar, un producto que ha dejado en la zona un patrimonio industrial tan valioso como el ingenio de Armengol, situado junto al núcleo urbano. El edificio fue levantado a finales del XVI y estuvo activo hasta mediados del XIX, cuando un incendio lo destruyó parcialmente.

Dentro del casco urbano también se puede visitar la iglesia de Nuestra Señora de las Maravillas, construida en el siglo XVIII, pero remodelada en varias ocasiones. En su interior se venera a la patrona, que da nombre a la parroquia. 

Desde la aldea de Maro hasta Cerro Gordo, en el límite con la provincia de Granada, hay media docena de calas que se pueden visitar en cualquier época del año, si bien hay que tener en cuenta que la mayoría tienen el acceso restringido en vehículo privado. Existe un transporte que en verano frecuentemente hace el recorrido desde una zona habilitada para aparcamiento hasta la arena de la playa. 

Siguiendo por la antigua nacional 340, se llega desde la aldea de Maro, donde podemos ver las primeras y solitarias calas de aguas limpias y los estratégicos emplazamientos de almenaras tanto cristianas como musulmanas, como la Torre de Maro, la Torre del Río o la Torre de la Miel. 

Desde los caminos que discurren por esta franja litoral se accede con mayor o menor dificultad, dependiendo de la zona, a las numerosas calas y playas poco transitadas. Por todo esto y por su gran valor biológico, hacen de este paraje un lugar de incuestionable belleza y un excepcional sitio para relajarse, alejado de las masificadas y urbanizadas playas de la Costa del Sol. De entre las calas que se pueden visitar con mayor facilidad, destaca la del Cañuelo. 

La protección ecológica de estos acantilados y su franja mariana no es casual. La gran riqueza de fauna y flora se puede apreciar a veces a simple vista en sus cristalinas aguas. También son muchos los que van equipados con algunas gafas de buceo para poder apreciar sus coloridos habitantes de una forma más nítida. Otra opción es iniciarse en el submarinismo. No en vano, en la zona operan distintas empresas especializadas que ofrecen desde ‘bautizos’ hasta rutas para ya iniciados. De esa forma, se pueden ver numerosas grutas submarinas, como las cuevas de los Genoveses o de la Cajilla.   

Esta zona costera cuenta todavía hoy con media docena de torres vigías. Éstas están situadas en zonas muchas más elevadas que las anteriores y, por tanto, eran más codiciadas por su alcance como elementos de vigilancia. Muchas de ellas son de la época nazarí, pero fueron restauradas con posterioridad, ya fuera tras la conquista por parte de las tropas castellanas, o incluso ya en el siglo XVIII. 

CÓMO LLEGAR: Para ir hasta Nerja lo más cómodo es ir por la Autovía del Mediterráneo, que tiene una salida directa para la localidad. También se puede usar la antigua N-340 y hacer un recorrido más sosegado por el litoral axárquico. Esa carretera es la misma que habrá que seguir para visitar las distintas calas de los Acantilados de Maro.

QUÉ COMER: En esta época del año los chiringuitos de Nerja aguardan con una amplia variedad de frituras de pescado y los famosos espetos malagueños. Entre ellos, se encuentra el que regenta en la playa de Burriana desde hace más de cuatro décadas el ‘Ayo’, conocido por sus apariciones en la mítica serie de televisión ‘Verano Azul’. Otra opción interesante dentro del casco urbano, es El Pulguilla, un establecimiento señero que está en el casco antiguo. A ello hay que añadir los distintos establecimientos de cocina internacional que hay en la localidad. Entre ellos, ademas de italianos o argentinos, hay belgas e incluso hindúes.

DÓNDE HOSPEDARSE: Este municipio turístico cuenta con una interesante oferta de alojamientos, que van desde apartamentos y hoteles en el entorno del Balcón de Europa hasta casas rurales en algunas zonas de Maro. En esta aldea también hay algunos hoteles donde es posible alojarse con una buena relación calidad precio, aunque, eso sí, en temporada alta es complicado encontrar plazas si no se ha hecho con antelación.

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