El mundo del séptimo arte ha encontrado en la producción agro un importante valor, bien como contexto para poner de relieve tramas y sucesos que enganchen al público o con un protagonismo para contar historias con un calado propio, convirtiéndose algunos en clásicos del celuloide. Y es que seguro que muchos se acuerdan de aquella mítica serie de televisión que causó furor en la década de los ochenta y que fue seguida por numerosos fans de todo el mundo: Falcon Crest. Ambientada en la finca de viñedos que da nombre a esta producción estadounidense, se nos refleja la enemistad de dos familias, los Gioberti y los Agretti, que pelean en cada temporada por controlar la industria del vino en el Valle de Napa, en California.
Estas referencias a la producción y a la importancia de nuestra agricultura, sobre todo por el importante valor sentimental y su carácter ancestral es lo que podemos ver también en El olivo, película española dirigida por Icíar Bollaín y protagonizada por Anna Castillo, con un papel que le valió el premio Goya a mejor actriz revelación en el año 2016. Una road movie que llevará a sus protagonistas a recuperar un olivo milenario vendido por la familia y que se halla en Düsseldorf (Alemania); el cual fue un símbolo para el abuelo de la protagonista y cuya salud se va resintiendo por aquella pérdida. Y es que ante todo este film es una llamada a la preservación de estos patrimonios naturales que son los olivos que abundan en la zona Mediterránea, contada a través de una metáfora sobre los excesos antes de la llegada de la crisis económica.
También de calado nacional ha sido la serie nacional de TVE1 Gran Reserva, que ha contado con actores de la talla de Emilio Gutiérrez Caba, Ángela Molina, Tristán Ulloa o Paula Echevarría, y que precisamente guarda múltiples similitudes con la norteamericana Falcon Crest, donde también nos relatan los desencuentros y enfrentamientos de dos familias bodegueras de La Rioja, los Cortázar y los Reverte, que rivalizan por hacerse con el poder del negocio viticultor en la zona.
Y es que los viñedos y el mundo del vino también han sido fuente de inspiración para dramas románticos como Un paseo por las nubes con Keanu Reeves, Anthony Quinn y Aitana Sánchez Gijón, o comedias como Un buen año, con Russell Crowe, Marion Cotillard y Albert Finney o Entre Copas protagonizada por Paul Giamatti y Virginia Madsen.
Las explotaciones ganaderas y la vida en el campo como espacio alternativo a las grandes ciudades y aglomeraciones urbanas constituyen también un importante punto de referencia para comedias como Las ovejas no pierden el tren, con Raúl Arevalo e Inma Cuesta como principales actores, que buscan este entorno para reorientar sus vidas. También la importancia del ganado se plasma en el drama rural Vacas del director Julio Medem con Emma Suárez, Carmelo Gómez y Ana Torrent en la pantalla, que nos refleja a tres generaciones familiares en un pequeño valle de Guipúzcoa, con el trasfondo del sector bovino con su particular simbología.