Rocío Molina y Sílvia Pérez Cruz consagran su cuerpo y sus cuerdas vocales a un desbordante y más que singular canto a la maternidad, un Grito pelao que la bailaora malagueña y la cantante catalana estrenaron el mes pasado en Avignon y que mañana llenará hasta la bandera el Teatro Cervantes de Málaga. En enero, dentro del cartel del 35 Festival de Teatro de Málaga, Rocío Molina presentó a su público Caída del cielo, un alegato libre, doloroso, bello y vital en el que exploraba el cuerpo femenino y exponía sus tabúes, menstruación incluida, y en el que ya avanzaba su deseo frustrado de ser madre. Ahora, fecundación ‘in vitro’ mediante, completa su objetivo en un ‘tour de force’ con tres mujeres y una por venir en escena: su madre, Lola Cruz, y su hija formándose en su vientre cierran el cuadrado.
El Festival de Verano Terral y la Temporada 2017-18 se cierran, a falta del concierto postergado de Jorge Drexler (se celebrará el 26 de septiembre), con este Grito pelao, “una escena abierta en canal, hilada a baba de fémina, a grito fundido, a bastonazo ciego”, escribía Pablo Caruana. Ya no quedan entradas para ver en Málaga este espectáculo concebido por el deseo personal de Rocío de tener un hijo, y que por su misma esencia se alumbraráen muy pocos lugares. “Hemos tomado la romántica decisión de que la obra muera cuando aparezca la vida”, ha dicho ella de una función que puso en escena del 6 al 10 de julio en el Festival d’Avignon y viajó al Grec de Barcelona (18 y 19) antes de recalar en la Costa del Sol. Tras ello, Rocío, Sílvia y Lola lo representarán ya en septiembre en la Maestranza dentro de la Bienal de Flamenco de Sevilla, en Zaragoza y en los madrileños Teatros del Canal para acabar la reducida gira en octubre en Nîmes y París, en la capital francesa en su séptimo mes de embarazo.
“Soy lo que bailo y necesito bailar lo que vivo: es la única manera que tiene mi cuerpo de estar bien”, ha revelado la artista, Premio Nacional de Danzay con varios premios Max en su regazo. En Grito pelao baila soleás y tarantos arropada por la voz de Pérez Cruz, que ha compuesto varios temas para la ocasión y que en su rol de narradora, comadrona, amiga, hermana y testigo también danza; por su progenitora, Lola Cruz, un ama de casa que debuta aquí sobre un escenario, y por cuatro músicos: Eduardo Trassierra a la guitarra, Carlos Montfort al violín, José Manuel Ramos ‘Oruco’ al compás y Carlos Gárate en la electrónica. Carlos Marquerie firma la dramaturgia y comparte dirección artística con Rocío y Sílvia, encargadas respectivamente de las coreografías y el armazón musical.
En qué consiste Grito pelao
“Una mujer sin pareja y lesbiana quiere tener un hijo. Esa mujer quiere implantarse un óvulo propio inseminado in vitro. Esa mujer es bailaora y quiere hacer una obra que hable del anhelo de tener un hijo. Deseo y maternidad. En escena Lola Cruz [danza], Rocío Molina Cruz [baile] y Sílvia Pérez Cruz [voz]. Lola es la madre de Rocío, Silvia es madre y Rocío lo desea ser”.
Grito pelao es la conjunción de tres mujeres para un viaje hacia la luz. Es, como dice Pablo Caruana, “la oportunidad de ver a dos de los animales de escena más brutales de Iberia encima de las tablas”, aunque no se trate simplemente “de venir a ver bailar a una de las grandes del flamenco, Rocío Molina, la que derribó con el zapateado más brutal el último muro y luego lo recompuso con brazos elípticos, y a escuchar a Silvia Pérez Cruz, la cantante que descubre una nueva afinación en cada canción”.
“Lo que encontrará el espectador en Grito pelao es el alumbramiento fruto de la entrega y la valentía del que desaprende, del que se deconstruye. Se hallará ante una escena abierta en canal, hilada a baba de fémina, a grito fundido, a bastonazo ciego. Molina y Pérez Cruz, atadas a una complicidad que parece atávica, instintiva, han decidido desprenderse de sus seguridades y adentrarse en un espacio desconocido y que las atrae irremediablemente. Estas dos grandes de la técnica con alma han decidido desaprenderse mirándose una en otra, dando un paso de creyente en el vacío, ambas buscando el rito de la oruga encapsulada, aquel que permite el renacimiento”.
Grito pelao es una coproducción entre el parisino Chaillot, Théâtre National de la Danse, el Grec 2018 Festival de Barcelona, el Festival d’Avignon; elThéâtre de Nîmes y la Bienal de Flamenco de Sevilla, y cuenta con la colaboración del Festival Temporada Alta (Girona) y los Teatros del Canal deMadrid.
Diez citas en Terral 2018
Diez citas conforman el cartel de Terral 2018, que ha renovado su vocación por las aproximaciones a la raíz desde la más palpitante modernidad ya emprendida el pasado año, en este caso con inmersiones en la mejor música latina, en los nuevos intérpretes lusos o en las fronteras de nuestras tradiciones sonoras. El Festival de Verano del Cervantes comenzó el viernes 22 de junio con una espléndida lección de Wim Mertens, a quien siguieron Teresa Salgueiro, Rocío Márquez, Ala.Ni, Salvador Sobral y el espectáculo Flamencohen. Homenaje flamenco a Leonard Cohen. Recordemos que el concierto de Jorge Drexler previsto para el 28 de junio se tuvo que aplazar al 26 de septiembre por motivos personales de fuerza mayor del músico uruguayo. Terral ofreció el 5 de julio la encrucijada estilística del Ole lorelei de Soleá Morente y Napoleón Solo, y el domingo 8 de ese mismo mes recibió el gran espectáculo de salsa del panameño Rubén Blades con la Roberto Delgado Salsa Big Band. Tras ello las tablas del Cervantes fueron ocupadas por el musical La familia Addams. Una vez bajado ayer el telón de esta comedia musical de Broadway, Rocío Molina y Sílvia Pérez Cruz retoman Terral con su Grito pelao.
La edición de este año evidencia el fuerte impulso de calidad y la proyección internacional de un cartel que apela a las músicas de raíz o del espíritu, a la mezcla de contemporaneidad, tradición e invocación a los sentidos y las emociones. Terral 2018 rubrica una línea de trabajo que apuesta por una programación abierta a figuras de la música mundial: en 2015 vinieron a Málaga Maceo Parker, Lila Downs, The Blow Monkeys y Pablo Milanés; en 2016, lo hicieron Melody Gardot, John Grant, Carminho, Jean-Luc Ponty o Quilapayún, y el año pasado Franco Battiato y James Rhodes figuraron en el cartel con Vicente Amigo, Dulce Pontes o Salif Keita