¿Cómo es posible que un pequeño cuadradito de bizcocho tenga un sabor a chocolate tan, tan intenso? cuenta la leyenda que el brownie nació de un bizcocho de chocolate al que alguien olvidó echarle levadura, si bien se barajan otras dos teorías, la de un cocinero que por accidente le añadió chocolate derretido a la masa de unas galletas, o la de una ama de casa que al preparar un bizcocho para sus huéspedes, no pudo añadirle levadura porque no tenía. A pesar de lo cual, lo horneó, quedó muy aplanadito y a todos les gustó mucho.
Pero… ¿Cómo debe ser realmente un brownie? Moncho López, de Levaduramadre Natural Bakery nos aclara algunas dudas acerca de su elaboración, y desde Blue Moon Taphouse nos dan ideas, alguna muy original, de cómo servirlo y acompañarlo.
“Pues como en casi todo, el secreto empieza por elegir unos ingredientes de calidad. Un buen chocolate con al menos un 70% de cacao puro y sin azúcar, al igual que la mantequilla, que unos pasteleros prefieren con sal y otros sin ella. Nosotros los preparamos con mantequilla sin sal, pero luego le añadimos un poquito a la mezcla de los ingredientes” – nos explica Moncho, que en la elaboración, destaca que el orden es importante e influye en el resultado final: “Primero, se derrite el chocolate junto con la mantequilla y se deja templar. Después, se añaden los huevos uno a uno y cuando está todo incorporado se añade la harina tamizada. Al principio, la mezcla puede moverse con una lengua, pero luego hay que hacerlo con varillas. Además, el horno debe estar fuerte, mínimo 200-220 grados, siendo preferible un horno de convección y que durante el horneado se genere costra. El brownie puede subir durante el horneado, pero una vez que se saca del horno baja. No hace falta que repose. Hay que tener en cuenta que el brownie, como mucha repostería americana, tiene poco horneado y su interior es levemente húmedo como ocurre con las cookies y muffins”.
Para acompañarlo, lo mejor es helado de vainilla, como nos explican desde Blue Moon Taphouse, un local de inspiración americana en el que sirven uno de los mejores brownies de Madrid: “Al servirse caliente, combina muy bien con el helado, ya que lo ideal es que el brownie se sirva ligeramente templado para así obtener un sabor a chocolate aún más intenso. Otra posibilidad es un helado de nueces o incluso un poco de nata montada bien fría. Para degustarlo y apreciar todos los matices del cacao, es una buena idea maridarlo por ejemplo con una cerveza en la que estos sabores estén presentes, como puede ser La Sagra Mulata, una exquisita Porter Ale con toques de café y chocolate con la que poner el broche final a una comida”.