Sicilia: un viaje por la historia, el mar y el alma del Mediterráneo

Sicilia es mucho más que Palermo, Taormina o el Etna. La isla más grande del Mediterráneo guarda en su interior y costas decenas de pueblos encantadores, muchos aún fuera del radar turístico. Son lugares que conservan una autenticidad que se ha ido perdiendo en otros rincones del sur de Italia, donde la vida transcurre sin prisas, las recetas siguen siendo las de la abuela y el arte brota incluso de las piedras erosionadas. A continuación, te proponemos diez pueblos sicilianos que deberías apuntar para tus próximas vacaciones.

Cefalù, el encanto medieval junto al mar

Situado en la costa norte, Cefalù parece una postal. Su playa urbana de aguas cristalinas, el casco histórico adoquinado y la majestuosa catedral normanda (Patrimonio de la Humanidad) lo convierten en una parada imprescindible. Es ideal para quienes buscan combinar historia, relax y gastronomía en un solo lugar.

Erice, el pueblo en las nubes

En lo alto del monte San Giuliano, Erice conserva su trazado medieval casi intacto. Calles empedradas, murallas antiguas y vistas panorámicas del mar Tirreno lo hacen mágico. Además, sus dulces típicos, como los genovesi, merecen una mención aparte.

Modica, el templo del chocolate

Famosa por su particular chocolate de elaboración artesanal, heredada de la tradición azteca a través de los españoles, Modica también deslumbra por su arquitectura barroca. Las iglesias, construidas en niveles sobre la ladera, ofrecen una imagen única cuando cae el sol.

Savoca, tras los pasos de El Padrino

Este pequeño pueblo del noreste saltó a la fama por ser escenario de varias escenas de El Padrino. El bar Vitelli, la iglesia de San Nicolò y las callejuelas que serpentean por la montaña hacen de Savoca un lugar cinematográfico en todos los sentidos.

Castelmola, el balcón de Taormina

Aunque Taormina acapara la fama, Castelmola es su hermana secreta y más tranquila. Desde este pueblo, a más de 500 metros sobre el mar, se obtienen vistas espectaculares de la costa jónica y del Etna. Además, aquí se puede probar el vino de almendra, una especialidad local.

Scicli, joya barroca desconocida

Otro de los tesoros del barroco siciliano, Scicli sorprende por su elegancia silenciosa. Es menos visitada que Ragusa o Noto, pero igual de impresionante. Su centro histórico está plagado de iglesias, palacios y detalles artísticos en cada fachada.

Marzamemi, alma marinera

Este pequeño pueblo pesquero del sureste ha sabido reinventarse. Su antigua tonnara (fábrica de atún) se ha transformado en un centro cultural y gastronómico, y su plaza principal vibra por las noches con vida, música y cenas al aire libre.

Petralia Soprana, la Sicilia del interior

En pleno corazón de las Madonías, este pueblo fue elegido “el borgo más bello de Italia” en 2018. Su belleza está en la piedra de sus casas, en el silencio de sus calles y en las vistas a los montes que lo rodean. Un lugar para desconectar por completo.

Sambuca di Sicilia, la sorpresa árabe

Con un trazado que aún recuerda su pasado islámico, Sambuca ha ganado popularidad en los últimos años tras iniciativas como la venta de casas a un euro. Sin embargo, su esencia sigue intacta: calles estrechas, plazas soleadas y una fuerte tradición vinícola. Un encanto de pueblo.

Palazzolo Acreide, el teatro escondido

Menos conocida que su vecina Siracusa, Palazzolo Acreide alberga uno de los teatros griegos más antiguos y mejor conservados de la isla. Su patrimonio barroco y su ambiente pausado la convierten en una joya para los amantes de la historia.

Una Sicilia más allá de los clichés

Estos diez pueblos muestran una cara más íntima, diversa y auténtica de Sicilia. Un territorio donde cada rincón cuenta una historia, donde el tiempo parece haberse detenido y donde cada comida, cada conversación y cada paisaje deja una huella. Para las próximas vacaciones, quizás no haga falta recorrer grandes distancias: basta con perderse por los caminos de esta isla fascinante.

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