Siete frutas para pasar un invierno saludable

Las frutas son imprescindibles en cualquier dieta saludable, por su aporte de vitaminas, minerales y fibra. Para comer la mayor variedad posible lo mejor es aprovechar las que ofrece cada estación. 

En invierno los cítricos son protagonistas. Abundan las frutas ricas en vitamina C, un nutriente que solo podemos obtener de los alimentos, indispensable para la formación del colágeno. Refuerza el sistema inmunitario, es un potente antioxidante, mejora la absorción de hierro, protege la piel y la vista y mejora el ánimo.

Son además alimentos bajos en calorías y con un dulzor moderado que pueden tomarse crudos o integrados en todo tipo de recetas. Sobran los motivos para dejarse seducir por sus colores vibrantes y sus sabores frescos.

Naranjas y mandarinas

Es de sobra sabido que la naranja es una de las frutas con un contenido más alto de vitamina C, aunque hay otros alimentos que la superan. También es beneficiosa para el sistema digestivo.

Lo más común es tomarla en zumo o en gajos, pero puede enriquece una gran variedad de platos con su sabor y su inconfundible aroma. Es reseñable su uso en repostería y para elaborar mermeladas y combina muy bien con las carnes. En las ensaladas aporta un toque fresco y jugoso y es, por ejemplo, uno de los ingredientes principales de la ensaladilla malagueña junto al bacalao y las patatas.

Las mandarinas son más dulces, más pequeñas y más aromáticas que las naranjas. Contienen menos vitamina C aunque sus beneficios son igualmente notables y similares a los de otros cítricos. Se caracterizan por ser fáciles de pelar y se suele comer entera.

Kiwi

El kiwi es una de las frutas más exóticas que llegan con el invierno, con un interior de un característico color verde, aunque también puede ser amarillo, y un sabor ligeramente ácido. Su aporte de vitamina C es excepcional, cinco veces superior al de la naranja, e iguala al plátano en la cantidad de potasio que contiene. Es muy eficaz para tratar problemas de estreñimiento, favorece la digestión y ayuda a prevenir los gases y la gastritis.

Para tomarlo crudo podemos trocearlo o partirlo en dos y comer la pulpa con una cucharilla. Aunque, por su textura, la piel del kiwi tiene un aspecto poco apetecible, es comestible e incluso recomendable.

Manzana

La manzana es una de las frutas más populares y de las que más variedades encontrarnos en los mercados, cada una con un sabor, un color y unas propiedades particulares. Todas son igual de saludables y pueden aprovecharse de muchas maneras en la cocina: en zumos, compotas, sopas, asados o postres. Forma parte de muchos platos tradicionales de todo el mundo, como la tarta Tatin francesa, la ensalada Waldorf o el apfelstrudel alemán.

Sirven para controlar la actividad del intestino: si se toman con la piel ayudan en casos de estreñimiento, mientras que pelada resulta eficaz para tratar la gastroenteritis. También protege la dentadura y las encías y aporta energía con muy pocas calorías.

Caqui

Esta fruta de aspecto parecido al tomate destaca por su sabor dulce y la textura de su pulpa, blanda y gelatinosa. Por los hidratos de carbono que contiene resulta más calórica que otras frutas, por lo que algunas personas deben tomarla con moderación. Por otro lado, debido a la cantidad de fibra de contiene y la alta proporción de agua de su composición, resulta muy saciante.

El caqui suele tomarse crudo, solo o integrado en ensaladas, pero también se pueden hacer mermeladas o compotas o recetas de repostería.

Limón

El limón está presente en una enorme variedad de platos como aliño y también se pueden elaborar pasteles y salsas. Normalmente se incorpora licuado, aunque también se pueden aprovechar la cáscara, ya sea infusionada o rayada para aportar aroma y sabor.

Se considera una fruta curativa por su poder bactericida. Aumenta las defensas, contribuye a desintoxicar el organismo, funciona como antiinflamatorio, y ayuda a prevenir y disolver los cálculos en la vesícula y el riñón.

Fresas y fresones

Las fresas maduran durante el invierno, por lo que es al final de esta estación cuando podemos consumir los mejores ejemplares. Son muy delicadas y perecederas, también muy sensibles a los cambios de temperatura, por lo que hay que tener cuidado con su manipulación y conservación.

Es una de las frutas más ricas en hierro y con mayor poder antioxidante. También destaca su aporte de vitamina C, superior al de la naranja. Su uso en recetas dulces está muy extendido y son poco apropiadas para platos calientes. Se suelen combinar con productos lácteos, como la nata o el yogur, y para preparar helados  o batidos. Una buena manera de potenciar su sabor es macerarlas en vinagre.

Uvas

Las uvas son un alimento muy arraigado en la cultura mediterránea. Pequeñas y dulces, son una fuente saludable de energía, muy depurativas y diuréticas.

Para aprovechar mejor sus propiedades nutritivas se deben comer la piel y las pepitas de su interior. Pueden tomarse enteras o licuadas. Combinadas con alimentos salados aportan un interesante contraste de sabores. Con el queso forma una pareja perfecta, pueden integrarse en salsas para carnes o macedonias y no pueden faltar en el ajoblanco malagueño.

Publicidad