Nada de ‘se acercan las fiestas’… ¡Ya están aquí! Desde mediados de noviembre más de uno está ya tomando el café con los mantecados, tomando un trocito de turrón después de la cena y con una agenda repleta de eventos sociales. A la comida con las amigas se suma el almuerzo con los compañeros de empresa, el tapeíto con los chicos del gimnasio y la quedada familiar. Vamos, que parece que todos los eventos del año se concentran en apenas un mes y cuesta salir ileso –y sin esos entre dos y seis kilos que, de media, dicen que engordamos los españoles en Navidad– entre tanto villancico, purpurina y brindis por lo que está por venir.
¿Lo que está por llegar? De eso sabemos mucho en la redacción de Agro. Muchos años de ‘trabajo de campo’ estudiando el comportamiento humano para poder elaborar este decálogo para sobrevivir a las comidas navideñas. Eficacia probada, ¿eh? Así que nada, a dejar lo que estéis haciendo y abrir bien los ojos que prometemos salvaros las fiestas.
- Saber decir que ‘no’. Invitaciones pueden llegar de todos los frentes: desde el grupo de baile a los alumnos de aquel curso de chino acelerado al que decidiste apuntarte o incluso la comunidad de vecinos (¡sálvese quien pueda!). Es importante saber que un ‘no’ a tiempo es evitarte un ‘¿pero qué pinto yo aquí?’. Prioriza con quién te apetece realmente pasar un buen rato y prescinde de compromisos ‘prescindibles’, valga la redundancia.
- Cuadra la agenda e intenta que haya al menos un día de recuperación entre reunión y reunión. Eso de viernes por la noche con unos, sábado a mediodía con otros y el domingo con los demás solo puede acabar en tragedia. En la cama sin saber cómo te levantarás a la mañana siguiente o el mismo lunes llamando a la oficina para decir que estás algo indispuesto. Eso no suena tan mal como… ‘Tengo una resaca de las que hacen historia’.
- Brindis ‘contados’. Mucho cuidado con la alegría y la felicidad de estas fechas tan especiales que nos lleva a un chinchín tras otro. Hay que ser conscientes de dónde está el límite cuando hay alcohol de por medio si no queremos pagar las consecuencias (ver punto 7 y 8).
- Saber cuándo y dónde sentarse. Nunca elegir sitio fue tan trascendental en tu vida. En serio, no os riáis. Entre tomar asiento junto a la pareja de tu amiga que tan mal te cae o frente a ese compi de oficina con el que saltan chispas (como si se produjera un cortocircuito) y hacerlo al lado de alguien divertido hay un abismo… Es por eso que hay que saber el momento en el que sentarse. ¡Atentos! Ni al principio, pues corremos el riesgo de que se sienten junto a nosotros quienes no queremos, ni al final, que suelen quedar las peores butacas. Cuando localices donde están aquellos a evitar, ve raudo y veloz a ponerte en la otra punta de la mesa. Es estrategia pura y dura, en serio. Ya quisieran haberla conocido algún que otro personaje de ‘Juego de tronos’.
- Alejarse de las señales de peligro. Cuando empiezan a pasar ante nosotros las jarras de cerveza y se van terminando las botellas de blancos y tintos la fiesta va cambiando de tono. Todo se vuelve más relajado e informal y se hace verdadero eso de que ‘cuando el vino entra, echa el secreto afuera”.
- Mantener la distancia de seguridad. Y es que entre broma y broma la verdad se asoma. Seguimos con el refranero porque no hay mejor forma de ilustrar este punto. Si tenemos algún reproche que hacer –que suele suceder…– y no queremos aguar la fiesta a nadie, cuidado con mantenernos lejos de nuestro objetivo. Ir ‘cargados’ a un evento de este tipo puede provocar algún que otro disparo.
- No perder de vista el dónde y el con quién estamos.En todo momento hay que ser conscientes de con qué personas nos encontramos. La compañía marca lógicamente la espontaneidad y el desparpajo que nos podemos permitir, ¿eh? Entre amigos vale (casi) todo. Con la familia hay que cuidar un poquito las formas… Y si estamos en el almuerzo del trabajo ya sabéis lo que toca, ¿o no???
- ‘Cupido loves Christmas’. Y suele hacer acto de presencia en las comidas navideñas. Hasta aquí podemos leer, o más bien escribir.
- Una retirada a tiempo es una victoria. Ya sabéis. Si la cosa va cambiando de color y el ambiente empieza a no ser tan divertido y festivo, lo mejor para quedarte con buen sabor de boca es irte a casa antes de que todo se descontrole.
- Comportarte al día siguiente, como si no hubiera pasado nada. ¿Cómo? ¿Ayer? ¿Qué pasó ayer?