El street food o “comida callejera” se ha convertido en una auténtica tendencia gastronómica en Málaga. No es un concepto nuevo, pero sí relativamente novedoso para los paladares malagueños, que ha devenido en una forma de innovar y sacar la comida del restaurante a la calle de manera desenfadada y creativa, como pasa desde hace años en medio mundo. Si algo tiene de diferente el street food ese es punto canallesco y de transgresión que marcan quienes se han sumado a este concepto y que deambula en los food trucks que, muy poco a poco, van siendo habituales en los distintos paisajes malagueños.
Lo que vamos a degustar en estas cocinas sobre ruedas no es comida rápida, ni mucho menos. Si algo distingue a este nuevo movimiento es su toque gourmet para platos que van desde lo vegetariano a las hamburguesas, la comida oriental, los quesos o las tapas, siempre apostando por la máxima calidad, lo ecológico, el producto de temporada y la cocina de proximidad.
Y para quienes piensen que es una moda, nada más lejos de la realidad, el street food es una conciencia, un nuevo concepto que ha venido para quedarse y que busca los espacios públicos para, de alguna forma, hacer que las personas se sientan partícipes de esos espacios a la vez que degustan platos que se comen de otra forma.
Sin embargo, algo que está tan normalizado en otros países del resto del mundo ha encontrado grandes trabas legislativas en España, ya que en nuestro país la ley prohíbe la venta ambulante. Esto, que es una cuestión burocrática de los ayuntamientos, es una realidad que diferentes colectivos están intentando cambiar para favorecer la presencia de food trucks en las calles, entendidas también como una nueva forma interesante de emprendimiento laboral.
En nuestra comunidad esta tarea de regular que la actividad sea bien vista por la legislación para para que pueda ser sostenible es de Street Food Andalucía, impulsada por Laura Escobar, fundadora de Gastronomicc. “La legislación es la parte más delicada para las food trucks, no porque éstas sean ilegales, sino porque hay una escasez de normativa que pueda regular la actividad. En otros países está totalmente normalizado y legislado y en España la ley es obsoleta a este respecto porque aquí no estamos hablando de puestos callejeros, sino de cocinas industriales sobre ruedas como negocios que deben tener normalidad y continuidad”, comenta Escobar.
Los cocineros que se han lanzado a la calle a probar suerte con sus cocinas rodantes lo hacen en emplazamientos privados, ya que no es posible de otra forma con la normativa actual, o participando en festivales de comida callejera que sí tienen emplazamiento de manera puntual. Aun así, la presidenta de Street Food Andalucía está segura de que es una situación que no tardará en normalizarse y que los ayuntamientos van a habilitar puntos estratégicos para dar salida a esta vía de emprendimiento de forma que empecemos a parecernos a nuestros vecinos europeos. De hecho, algunos ayuntamientos ya han recurrido a la asociación para recibir asesoramiento que den lugar a que esta nueva realidad sea posible, son los “pequeños pasos” que celebran desde el colectivo, desde donde aseguran que “se está creando un sector para el que es necesario sentar las bases, puesto que hay cabida para todos”.