El malagueño Antonio Pacheco es miembro de la Unión Española de Catadores y ha sido socio y miembro activo de la Asociación de Sumilleres de Málaga. Pacheco siempre ha estado vinculado al mundo de la enología malagueña, trabajando siempre en la divulgación del vino de Málaga y sus raíces. Hace más de 30 años que este rondeño comenzó a introducirse por afición personal y familiar en el mundo de la enología. Era muy joven cuando a través de un amigo comenzó a dedicarse a oler perfumes y desde ahí comenzó a desarrollar su pituitaria. Con el paso de los años, con diversos premios y reconocimientos a sus espaldas, se presenta; por primera vez al certamen “La nariz de oro” en 2008, quedando como finalista de Andalucía y entre los 18 primeros de España, proeza que repite de nuevo en el año 2013.
Un día, de forma repentina, la vida le impone un desafío a este reconocido sumiller. Su vista deja de servirle y desde entonces ha de valerse por el gusto y el olfato para desarrollar su profesión con la misma destreza que hasta ahora. “El cambio está siendo duro, drástico, y la forma de trabajar que tengo ahora es diferente”, confiesa. “He perdido la vista en un año y con la edad que tengo está siendo complicado adaptarme a las nuevas circunstancias, pero no me ha limitado para continuar trabajando en mi pasión, los vinos”. Antonio también se declara amante de los quesos, los aceites e, incluso, viticultor de la zanahoria “morá” y la mermelada de mango.
“Me gusta trabajar a través del desarrollo de los otros sentidos, por ejemplo, he participado en un evento donde armonicé coches con música clásica y vinos de Málaga”, narra recordando la presentación en Málaga de los últimos modelos de Jaguar el pasado mes de octubre.
Hace justo un año, realizó la primera cata de vinos para invidentes en colaboración con la ONCE, y ya está preparando la segunda edición. Ahora mismo, junto con la cadena de hoteles “Ilunion” se encuentra dando formación a los más de 50 jefes de sala de la empresa en toda España. Según Pacheco, “es necesario aprender no sólo a apreciar el olor o el gusto, sino saber coger una copa de vino y girar la muñeca para que el olor impregne nuestro olfato y nos permita disfrutar del aroma diferenciador de cada tipo de vino”. Colaborando también con marca Sabor a Málaga y la ONCE, ha formado a más de 200 personas invidentes, “haciéndoles disfrutar del vino y de los sabores de Málaga con la nariz y la boca”. “A mí los fracasos en la vida me han enseñado bastante, así es como más se aprende y ahora tengo mucho tiempo para crear”, manifiesta.
El proyecto más importante en el que está inmerso, donde enfoca toda su ilusión y energía, es la grabación de la película de su vida en torno al mundo del vino. “Sol y Robles”, así se llama la película de Antonio Pacheco con Food&Groove Films, una productora de contenidos audiovisuales orientados a la gastronomía y la cultura, que muy pronto podremos disfrutar.
Ya lo decía Saint-Exupéry que “lo esencial es invisible a los ojos”, y Antonio Pacheco viene a reforzar esta afirmación con otra muy suya: “lo importante no sólo es la vista, para muchas personas también lo es el corazón, la nariz y la boca”.