Hace más de 500 años, los aztecas pensaban que el chocolate era el remedio necesario para que cualquier persona pudiera disfrutar de los placeres del amor. Y no es para menos, porque si alguna propiedad tiene el chocolate es la de producir endorfinas, algo que nos provoca un gran sentido de la felicidad. Justamente esa sensación de sentirse bien y de estimular los sentidos es la que llega al cuerpo cuando tienes la oportunidad de entrar en un obrador de chocolate. En Málaga tenemos la suerte de contar con muy buenos maestros de la repostería, y entre ellos hay que hablar de Pastelería Ramos, un negocio familiar ubicado en Caleta de Vélez que ha visto cómo su segunda generación de pasteleros, Damián Ramos y Sebastián Guerrero, han sabido ensalzar la cultura de chocolate hasta hacerlo una auténtica delicia para el paladar, un placer que los aztecas de hace 500 años hubiesen apreciado mucho si hubiesen tenido la oportunidad de probarlo de la misma forma que ellos lo elaboran.
Estos jóvenes, que son primos y descienden de familia de panaderos y pasteleros, llevan ocho años trabajando el chocolate, una tarea que no ha sido fácil porque en Málaga “no hay cultura del chocolate”, según cuenta Damián, pero que afortunadamente cambia, ya que “poco a poco la gente se va acostumbrando”. Y sería muy difícil no acostumbrarse, porque los productos que salen del obrador chocolatero de Pastelería Ramos están hechos de forma artesanal y con materias primas de primera calidad.
Además de lo que ofrecen a sus clientes a lo largo del año, las fechas navideñas toman un papel especial. A día de hoy, Ramos elabora 15 variedades de turrón. Dos de sus especialidades, la de torta de Algarrobo y la de pasas y vino de Málaga “arrasaron el año pasado hasta agotar existencias”.
Este año, visto el éxito de sus turrones, se han atrevido a dar un paso más. Desde hace ya semanas, el obrador se encuentra a pleno rendimiento para sacar al mercado tres nuevas especialidades gourmet de turrón, para los que han utilizado materias primas muy malagueñas. Estos tres nuevos sabores que ven la luz son vino dulce Moscatel Zumbral de Moclinejo con chocolate al jazmín, del que sacarán 500 piezas; guianduja de piñones con caramelo salado, del que saldrán 100; y guianduja de pistachos con frambuesa liofilizada y chocolate blanco, del que venderán otras 100.
El proceso de todos sus turrones es totalmente artesanal. Una pequeña máquina atempera el chocolate con el que luego rellenan los moldes donde introducen a mano los singulares rellenos que también elaboran ellos mismos. Hasta ahora, todos sus turrones habían salido al mercado en forma de tableta, sin embargo, para las nuevas variedades de este año han elegido el formato lingote.
“Queríamos darle una imagen diferente”, y eso es lo que han conseguido con el formato y su envoltorio, darle un aire sofisticado propio de los chocolates con más prestigio que va a sorprender en sabor y olor a los más sibaritas. Todas sus especialidades navideñas solo se pueden encontrar en dos puntos de venta, en la propia pastelería, desde donde pueden enviarlos a cualquier parte de España a portes debidos, o en la feria anual que Sabor a Málaga celebra en la Plaza de La Malagueta esta primera semana de diciembre.
Hace más de 500 años, los aztecas pensaban que el chocolate era el remedio necesario para que cualquier persona pudiera disfrutar de los placeres del amor. Y no es para menos, porque si alguna propiedad tiene el chocolate es la de producir endorfinas, algo que nos provoca un gran sentido de la felicidad. Justamente esa sensación de sentirse bien y de estimular los sentidos es la que llega al cuerpo cuando tienes la oportunidad de entrar en un obrador de chocolate. En Málaga tenemos la suerte de contar con muy buenos maestros de la repostería, y entre ellos hay que hablar de Pastelería Ramos, un negocio familiar ubicado en Caleta de Vélez que ha visto cómo su segunda generación de pasteleros, Damián Ramos y Sebastián Guerrero, han sabido ensalzar la cultura de chocolate hasta hacerlo una auténtica delicia para el paladar, un placer que los aztecas de hace 500 años hubiesen apreciado mucho si hubiesen tenido la oportunidad de probarlo de la misma forma que ellos lo elaboran.
Estos jóvenes, que son primos y descienden de familia de panaderos y pasteleros, llevan ocho años trabajando el chocolate, una tarea que no ha sido fácil porque en Málaga “no hay cultura del chocolate”, según cuenta Damián, pero que afortunadamente cambia, ya que “poco a poco la gente se va acostumbrando”. Y sería muy difícil no acostumbrarse, porque los productos que salen del obrador chocolatero de Pastelería Ramos están hechos de forma artesanal y con materias primas de primera calidad.
Además de lo que ofrecen a sus clientes a lo largo del año, las fechas navideñas toman un papel especial. A día de hoy, Ramos elabora 15 variedades de turrón. Dos de sus especialidades, la de torta de Algarrobo y la de pasas y vino de Málaga “arrasaron el año pasado hasta agotar existencias”.
Este año, visto el éxito de sus turrones, se han atrevido a dar un paso más. Desde hace ya semanas, el obrador se encuentra a pleno rendimiento para sacar al mercado tres nuevas especialidades gourmet de turrón, para los que han utilizado materias primas muy malagueñas. Estos tres nuevos sabores que ven la luz son vino dulce Moscatel Zumbral de Moclinejo con chocolate al jazmín, del que sacarán 500 piezas; guianduja de piñones con caramelo salado, del que saldrán 100; y guianduja de pistachos con frambuesa liofilizada y chocolate blanco, del que venderán otras 100.
El proceso de todos sus turrones es totalmente artesanal. Una pequeña máquina atempera el chocolate con el que luego rellenan los moldes donde introducen a mano los singulares rellenos que también elaboran ellos mismos. Hasta ahora, todos sus turrones habían salido al mercado en forma de tableta, sin embargo, para las nuevas variedades de este año han elegido el formato lingote.
“Queríamos darle una imagen diferente”, y eso es lo que han conseguido con el formato y su envoltorio, darle un aire sofisticado propio de los chocolates con más prestigio que va a sorprender en sabor y olor a los más sibaritas. Todas sus especialidades navideñas solo se pueden encontrar en dos puntos de venta, en la propia pastelería, desde donde pueden enviarlos a cualquier parte de España a portes debidos, o en la feria anual que Sabor a Málaga celebra en la Plaza de La Malagueta esta primera semana de diciembre.