Si hay un claro ejemplo de la cocina de aprovechamiento (o trash cooking, que es como se dice ahora), es la croqueta, que se ha convertido en la reina indiscutible del tapeo.
La primera receta de esta masa elaborada a base de ingredientes picados y bechamel data de 1621. Fue François Massialot, cocinero entre otros del duque de Orleans, quien dio a conocer en el libro ‘Le cuisinier roial et bourgeois’ (‘El cocinero real y burgués) lo que a día de hoy es la reina de cualquier mesa, bar o restaurante
que se precie… porque ¡a quién no le gustan las croquetas!, sobre todo, las de nuestras madres… Ya lo decía Ramón de la Serna: ‘las croquetas deberían tener hueso para que pudiésemos llevar la cuenta de las que comemos’.
La verdad es que tienen tantas recetas como personas que las elaboran, países donde se comen y, por ello, qué menos que dedicarle un día de nuestro extenso calendario. De una croqueta se valora la bechamel y después la fritura, la textura, la finura, el sabor y la calidad del producto elaborado.
A estas alturas es evidente que los que hacemos AGRO somos auténticos fans de la croqueta en todas sus variantes (¿las has probado líquidas?), por eso queremos darte algunos trucos para que las tuyas salgan de 10 y tu familia te haga la ola, como a los grandes cocineros. Humilde, crujiente, sabrosa… la croqueta es sin duda un acierto, un logro, una genialidad y un imprescindible de los bares de toda España.
Materia prima
Lo más importante para que unas croquetas estén buenísimas es que los ingredientes con los que las vayamos a hacer sean de primerísima calidad. Da igual sin son del pollo del puchero, de verduras o de gambas… Siempre debemos usar productos que estén a la altura de lo que queremos ofrecer y comer.
Doble rebozado
Croquetas riquísimas es sinónimo de hacerlas con mucho cariño, aunque tardemos un poquito más. Para que no se revienten en la sartén, nada como el doble rebozado de harina pan y huevo. Mejor si dejas un par de horas de nevera entre uno y otro.
Que levante la mano quien sea fan de las croquetas con sabor a harina… Parece que nadie. Pues aquí va el truco: usar un caldo de calidad en su elaboración, por ejemplo, uno hecho con verduras
Elaboración
Si no quieres que la masa se quede en tus manos, enfríala durante unas horas en la nevera antes de hacer las porciones. Verás que, además, se sellan mejor y no se reventarán cuando al freirlas.
Cremosidad
Nada de croquetas plastosas que se te pegan al cielo de la boca, mejor cremositas… ¡mmm! Para ello, remueve bien una vez que la masa haya engordado. Esto aporta cremosidad del más allá.
Sabor
Que levante la mano quien sea fan de las croquetas con sabor a harina… Parece que nadie. Pues aquí va el truco: usar un caldo de calidad en su elaboración, por ejemplo, uno hecho con verduras ecológicas o con un hueso de jamón.