El consumo de frutos secos es realmente beneficioso para el cuerpo humano. Como su propio nombre indica, los frutos secos tienen una escasa cantidad de agua, por lo que la concentración de nutrientes, vitaminas y minerales es más elevada. Hoy en día, con la almendra como elemento determinante, se pueden consumir en Málaga platos típicos como el ajoblanco, la porra blanca (más densa que el ajoblanco), el chivo a la pastoril, el caldillo de pintarroja o las albóndigas en salsa de almendra. Este fruto seco también forma parte fundamental de la repostería de estos pueblos de los valles del Guadalhorce y del Guadalteba o la Axarquía, entre otros. Así se puede comprobar en la torta cartameña, las galletas de Ardales, el pan de cortijo (dulce elaborado en Cuevas de San Marcos a base de almendra y azúcar), los mantecados, los polvorones y otros dulces caseros que se pueden encontrar en los obradores de estas comarcas. También es tradicional consumirlas tostadas y saladas en la ciudad de Málaga. 2.280 toneladas de almendra son las que produce la provincia de Málaga cada año.
Los vínculos de este fruto seco con la provincia también se manifiestan a través de tradiciones, como las que forman parte de su calendario de Fiestas de Singularidad
Turística Provincial. Entre ellas, están el Día del Almendro, en Guaro; el Día de la Almendra, en Almogía; o la Fiesta del Ajoblanco, en el pueblo axárquico de Almáchar.
Durante siglos, los almendros han poblado las laderas de cerros y colinas de comarcas como el Valle del Guadalhorce, Los Montes de Málaga o la zona de la Alta Axarquía.
Así desde Periana a Ardales, hay un largo itinerario que servirá para conocer las insólitas imágenes que proporciona este árbol en ciertas épocas del año. La almendra fue introducida posiblemente por los fenicios, aunque fueron los árabes quienes más partido culinario sacaron de ella. La castaña es un fruto seco especialmente abundante en la zona noroccidental de la provincia de Málaga, donde han encontrado un clima de montaña propicio para su desarrollo. La mayoría de la producción, en torno a unos cuatro millones de kilos anuales, proviene del Valle del Genal, donde hay una superficie aproximada de 3.500 hectáreas dedicadas al cultivo del castaño, según fuentes consultadas de Asaja.
La campaña de la castaña dura apenas un mes y su finalización se suele celebrar con los populares tostones de castañas en torno al 1 de noviembre o Día de Todos Los
Santos. En esta fiesta es costumbre que la castaña se ase y se acompañe con anís o, en pueblos como Pujerra o Arriate, con mistela (un licor anisado tradicional).
Precisamente en este último pueblo se celebra desde hace años no sólo un tostón
sino también la Fiesta de la Castaña, durante el fin de semana más próximo al inicio de noviembre. La castaña es el principal producto que se recoge en la Serranía,
pero no por ello es muy usado en las cocinas de estos pueblos. Pese a ello, en algunos de sus restaurantes se pueden encontrar flanes o inclusos potajes elaborados con este fruto seco. Sin embargo, sí es cada vez más frecuente el uso de la castaña
para conservas dulces, ‘marron glacé’, mermeladas, bombones o incluso castañas en almíbar.
La nuez pacana es otro fruto seco cuya producción se localiza sobre todo en la comarca del Valle del Guadalhorce, donde se dan las características idóneas para el crecimiento de este árbol. Su aspecto es más alargado y su cáscara es lisa y tierna, similar a la de una bellota.
El aspecto interior de una nuez pecana es muy parecido al de una nuez tradicional, aunque existen diferencias en su sabor: es menos amargo y más aceitosa. Es habitual encontrar la nuez pecana como acompañante de dulces, tartas, pasteles o ensaladas, aunque también se puede comer en forma de snack como cualquier
otro fruto seco. Se puede comprar envasado en tiendas. Actualmente se destinan al cultivo de nuez pecana más de 300 hectáreas en la provincia de Málaga, la mayoría
pequeños minifundios, con una producción media aproximada de unas 200 toneladas.
El pistacho es otro de los frutos secos cuya producción se ha incrementado notablemente en la provincia de Málaga con 265 hectáreas, lo que supone el 10,8 por
ciento del total de la superficie cultivada en Andalucía. De hecho, se ha producido un aumento del 33 por ciento en el cultivo en tan sólo el último año, lo que evidencia la
importancia del pistacho para el sector agrícola de la provincia. El municipio de Archidona es la localidad que acoge la mayor plantación de pistachos de toda la
comunidad autónoma andaluza, con una producción de 50 toneladas al año. Tan importante es para la economía del municipio, que el Ayuntamiento ya se ha planteado acudir a la próxima cita de Fitur, la Feria Internacional de Turismo de
Madrid, para promocionar los pistachos de Archidona.