Evidentemente cuando algo se cubre es para proteger lo que hay dentro de las adversidades del exterior. En ese caso, al tratarse de cultivos, para protegerlos de las condiciones climatológicas (vientos, hielo, granizo) o incluso de algunas plagas de insectos que pudieran perjudicar la cosecha. Los pájaros son otros de los enemigos al comerse los frutos y también, los roedores. En ocasiones, las mallas son utilizadas para regular la cantidad de luz que reciben las plantas que crecen en su interior. La materia prima más empleada para mallas agrícolas en la actualidad es polietileno de alta densidad, estabilizado contra la luz y la oxidación térmica, el cual proporciona a las mallas una larga duración en condiciones a la intemperie
Leopoldo Miguel Sánchez, agricultor de la zona de Motril, ha explicado a Agro que cuenta con una plantación de pitahaya o fruta del dragón, que ocupa una superficie de unos 600 metros cuadrados, y que está cubierta por una malla “de tela mosquitera pero más tupida, de 6 x 9 hilos por centímetro cuadrado”, que permite la entrada de la luz pero que no quema directamente al fruto, “dando claridad y facilitando que entre algo el aire sin que la luz dé directamente a las pitahayas”.
Leopoldo cuenta que prefiere utilizar las mallas “porque a veces, se queman los frutos con el sol directo, o incluso, me entraban plagas de insectos que se cargaban toda la plantación”. Además, asegura que las mallas “no interfieren en absoluto en la calidad del producto final que llega al consumidor”.
En la empresa granadina Mallas Sanji, localizada en el municipio de Cijuela, fabrican diversos tipos de mallas. Las de efecto invernadero “atenúan las temperaturas máximas y mínimas aumentando el confort climático de las plantas y mejorando la fotosíntesis, con su consiguiente efecto beneficioso sobre la maduración de los frutos”, según nos explican.
Además, las mallas cortavientos permiten un incremento de la humedad relativa en el interior de la instalación al limitar la evapotranspiración de las plantas y evita los daños ocasionados en las mismas por roces y roturas.
Por otro lado, las mallas de uso agrícola difunden la luz directa del sol, lo que permite que la planta quede iluminada en todo su contorno, aumentando su actividad fotoquímica y favoreciendo la precocidad y producción de frutos así como un mayor calibre de los mismos.
Esto evita también el resecamiento en algunas variedades de las partes directamente expuestas a la radiación solar.Al mejorar las condiciones de germinación y permitir una mayor protección contra el desarrollo de plagas fitosanitarias mediante el uso de mallas para uso agrícola, se hace necesaria una menor utilización de semillas, ya que tendrán mayores probabilidades de desarrollo. Todo ello redunda en un ahorro de costes y en una mejora de las condiciones higiénicas de desarrollo de los cultivos.
Debido a un reducido tamaño del poro de este tipo de mallas, que impide el paso de los insectos más comunes, se reduce considerablemente la probabilidad de daño por parte de las plagas. “Dado que la mayor parte de estas plagas son transmitidas por los insectos, el uso de mallas redunda en una mejor salud de las plantas, en una mayor calidad de los frutos y en un aumento de la productividad”, afirman desde Mallas Sanji.
La lluvia fuerte y la humedad pueden causar también estragos en los cultivos. De ahí que sea muy aconsejable protegerlos (especialmente la uva de mesa) de la incidencia de la humedad. Una malla de protección impermeable puede ayudar a reducir estos efectos dañinos
Mallas permeables
Están además las mallas permeables al agua de lluvia, las cuales permiten ahorrar agua de riego y reducir el exceso de sales en determinados suelos. Además, facilitan la polinización impidiendo el apelmazamiento del polen por un exceso de humedad y posibilitando la instalación de colmenas debajo de las mismas
Mallas de recolección de frutos
Las mallas de recolección de frutos sirven para recoger determinadas especies de frutos, como almendras y aceitunas. Se colocan alrededor del árbol y se recoge el fruto desprendido sin que toque el suelo, asegurando así que mantiene la máxima calidad e higiene y ahorrando tiempo
Mallas antihierba
Las mallas antihierba evitan el crecimiento de malas hierbas que pueden dañar las plantas o reducir la calidad y producción de frutos. Se consigue así una reducción en el uso de herbicidas, con el consiguiente ahorro económico, menor impacto medioambiental y mejora de las condiciones higiénicas de desarrollo de los cultivo