Se acerca la Cuaresma y con ella, el tiempo de las famosas torrijas. Están las tradicionales, de toda la vida, pero también la innovación se ha metido de lleno en la repostería cuaresmal en un intento de satisfacer la demanda de un público más joven. Así, han ido apareciendo en el mercado las torrijas con chocolate y las rellenas de crema, cuya elaboración es bastante mucho más compleja si pretendemos elaborarlas en casa. Hay que advertirlo a navegantes.
Sobre el origen de la torrija en España hay varias hipótesis. La versión más extendida se le atribuye a los romanos, pero también hay otras que afirman que su ascendencia es mudéjar o andalusí. Este postre tenía como finalidad aprovechar el pan sobrante, en una época de escasez de alimentos. Su alto aporte energético hacía que fuera muy común en momentos de ayuno como la Semana Santa. En el siglo XV era el alimento proporcionado a las mujeres después de dar a luz, con el objetivo de acelerar la recuperación.
La torrija era a comienzos de siglo XX muy habitual en Madrid y se servía con vasos de vino (chatos). Más tarde se fue extendiendo por todo el territorio y, actualmente, a las tradicionales humedecidas en leche o vino se han sumado otras variedades que convierten a la torrija en un postre con muchas posibilidades. De esta forma se pueden encontrar ya torrijas rellenas o cubiertas de chocolate o rellenas de crema.
La torrija es una rebanada de pan (habitualmente con varios días) que se pasa por leche, almíbar o vino y, tras ser rebozada en huevo, se fríe en una sartén con abundante aceite de oliva. Se endulza con miel, melaza o azúcar y es aromatizada con canela.
José María Oviedo, de Postres Truffel, explica a Agro Magazine que la más demandada por sus clientes es la rellena de crema y bañada en miel. Asimismo, nos desvela que este año presentarán una novedad: la torrija con pan brioche, “un pan más jugoso porque tiene más grasa y es más tierno. Está enriquecido con mantequilla y es una maravilla”.
Según relata Oviedo, “a nosotros nos gusta hacer las torrijas con rebanadas de barras de pan normal. Es como más rústico pero nos ha gustado más siempre. Pero ahora el plan brioche mejorará aún más su sabor y esperamos que lo puedan apreciar nuestros clientes”.
Para que la torrija esté bien elaborada, el truco está en tener un buen pan en rebanadas, que esté duro (de unos 3 días), de consistencia fuerte para que se empape bien la leche y no se rompa, integrar bien todos los ingredientes y conseguir que no esté poco dulce pero tampoco demasiado.
La receta
Para elaborar las torrijas debemos calentar la leche en una cazuela, añadiéndole corteza de limón. En el momento que comience a hervir, se debe bajar el fuego y dejarlo cocer cinco minutos a fuego lento. Después vertemos la leche sobre las rebanadas de pan que habremos dispuesto previamente en una bandeja. A continuación, batimos los huevos y pasamos las rebanadas por el huevo antes de freírlas en aceite de oliva ya caliente. Después de sacarlas de la sartén podemos espolvorear un poco de azúcar para hacerlas más dulces. Esta es la receta tradicional, pero existen otras variantes que pueden hacer este postre más original.
Precisamente, podemos optar por las torrijas con miel; torrijas con chocolate; con crema pastelera (es la receta más laboriosa); torrijas con vino en lugar de leche; añadiendo un chorrito de anís a la leche, etc. Variedades hay muchas. Lo importante es poder disfrutarlas.